Benedicto XVI en México

Derraman lágrimas de alegría

Cortesía am.com.mx

Por: Gloria Cendejas Guillén.

Al ver al Papa, Patricia de Jesús Loyola y a su esposo Abel Correa Chávez lloraron de alegría.

A las 4:30 de la mañana salieron de su comunidad, San Antonio de la Punta, en Querétaro, para ver al Papa; a las 6:25 de la tarde lo vieron cuatro segundos, pero valió la pena.

Patricia se llevaba las manos al rostro, no podía creer haber estado tan cerca de Su Santidad después de batallar para conseguir los 340 pesos que costó el pasaje para León y de regreso.

Ese dinero, dijo, lo reunió en un mes y medio; su esposo también hizo el mismo sacrificio para ofrecer al Santo Padre sus oraciones por la salud de sus familiares enfermos.

“¡Te pido por el bienestar de mi madre, Magdalena Loyola, por Hilaria Campos y Carmen de Jesús, por mis hijos Ivonne, Alejandro y Joselyn, no nos desampares, te queremos!”, alcanzó a gritar ante el acelerado paso del papamóvil.

Los gritos de los fieles que aguardaban ver al Papa no opacaron la porra que esta pareja de católicos aprendió en las 10 horas que estuvo esperando en el bulevar López Mateos.

“¡Suela, tacón y zapato, suela, tacón y zapato, Benedicto está en León, Guanajuato!”, entonaron con entusiasmo.

Abel platicó que desde hace años pertenecen al grupo de la Adoración Nocturna.

“No nos imaginábamos, no creíamos que ibamos a poder verlo, no teníamos la posibilidad económica pero nuestra fe y la religión que profesamos nos motivó a hacer un esfuerzo, sabemos que Benedicto va a traer para nosotros muchas bendiciones por eso queríamos estar aquí, pues ese dinero nos pudo haber alcanzado para comer durante 15 días, pero Dios proveerá”, dijo.

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Escrito en: Benedicto XVI entrevista

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