Señoras y señores, son muy antiguos los tiempos en los que el futbol se jugaba porque sí, por placer. Hoy el balompié está convertido en una industria sostenida por un calentador de pasiones, el juego en su sentido más puro ha dado paso al deber de un futbolista con la carga que ello supone. Y pocos jugadores representan estas palabras, uno de ellos Miguel Calero.
Llegó a México muy joven, con tremenda fortaleza y potencia impresionante, se parecía a Miguel Marín físicamente, quizás más fuerte, atlético, buena persona. Tuve oportunidad de narrar muchos partidos de él, de seguirlo de cerca, de platicar con él, de tener en casa recuerdos de Calero, sus guantes, un balón, en fin tantas cosas que puede tener uno de un deportista predestinado y destacado, que jugaba por placer.
Lamentablemente la vida es muy dura para todos, te presenta obstáculos, se los presentó a él y el "Cóndor" siguió adelante y luchó hasta que finalmente un repentino golpe en su vida, en su cerebro, se lo llevó. Pero de Calero guardaremos un recuerdo inolvidable como lo guardamos del "Gato" Marín, un portero íntegro, una persona honesta y entregada, muy directa. Tuvo momentos históricos e inolvidables, Pachuca debe estar orgulloso de haber traído al guardameta y de los triunfos que le dio. Porque los porteros también dan triunfos, suelen ser los guardavallas, suelen ser los encargados de cuidar que la pelota no traspase el marco y Calero lo hacía muy bien, era un superdotado.
Mire que tuvo competencia en Colombia con Óscar Córdoba y Farid Mondragón, sin embargo logró jugar con su Selección y lo hizo muy bien. Hoy Calero descansa en paz, muy joven, a los 41 años. Los aplausos que le entregó la gente de Pachuca, la ovación que le dio la hinchada que lo vio en sus memorables actuaciones fueron más que merecidos. Simbolizó al jugador más importante que han tenido los Tuzos en su historia, un hombre cuyo orgullo era portar esa playera, ganar con esa playera y gozar el futbol con esa playera.
Es una pena que una persona tan joven y tan fuerte, con tantos proyectos por delante al terminar su carrera dentro de la cancha se tenga que ir para siempre. La escuela de Calero ahí queda, su club tendrá que aprovechar lo que dejó él, sus enseñanzas, su forma de ser, su personalidad, su integridad y su liderazgo, Calero nació para ser líder y fue un líder en el campo, de esos hay muy pocos. Con mentalidad, con actitud ganadora, era un guerrero indómito de la portería. Yo lo estimaba mucho y he sentido mucho su muerte. Descanse en paz el gran Miguel Calero.
Jrfernandez@reforma.com
