El director del organismo de gestión sanitaria en Francia, Frédéric van Roekeghem, descarta "reformas brutales" para buscar el equilibrio financiero del sistema, tras indicar que el déficit de la sanidad pública bajó a 8,600 millones de euros en 2011, frente a los 11,600 millones del año anterior.
"El equilibrio está a nuestro alcance sin lanzarse a (realizar) reformas brutales", opina Van Roekeghem en una entrevista publicada hoy por el periódico "Les Echos" en respuesta a la patronal Medef, cuya presidencia consideró hace unos días que la sanidad pública está "al borde de la quiebra" y que, gane quien gane las próximas elecciones en Francia, hará falta una reforma en profundidad.
En la entrevista, el director del Seguro Médico reconoce que la protección social no está suficientemente financiada, pero "desde hace varios años controlamos mucho mejor el gasto".
Al respecto, explica que los gastos de gestión, que representaban el 5.5 % del presupuesto en 2000, han disminuido su peso relativo al 3.6 % y que los trabajadores han pasado de 85,000 a finales de 2003 a los 72.000 actuales, debido a que los trámites administrativos en muchos casos ahora se hacen por internet.
Subraya que entre los dos principales candidatos a las elecciones presidenciales francesas, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, "hay un consenso claro sobre la necesidad de controlar el gasto y mantener un alto nivel de protección social".
Sarkozy en su programa prevé un incremento del gasto sanitario del 2.5 % anual si es reelegido como jefe del Estado francés, mientras que Hollande quiere que la subida sea del 3 %.
Durante el mandato que ahora termina, Sarkozy ha intentado evitar que ese gasto se disparara obligando a los grupos farmacéuticos a reducir los precios de los medicamentos y renegociando a la baja con los médicos u otros profesionales sanitarios algunas de sus tarifas.
Van Roekeghem recuerda que el Gobierno ha previsto para este año limitar todavía más el déficit hasta los 5,900 millones de euros, aunque "es todavía demasiado pronto" para saber si se cumplirá porque ello dependerá principalmente de la masa salarial de la que dependen las cotizaciones sociales.
En cualquier caso, afirma que "el objetivo de gasto debería respetarse de nuevo".
