"La mayor barrera al éxito es el temor al fracaso."
Sven Göran Eriksson
AVOS, Suiza.- Los últimos años han sido todos pesimistas en el Foro Económico Mundial. Este 2012, sin embargo, es quizá el peor de todos. Incluso la reunión de 2009, poco después del colapso de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008, era menos negativa que la actual. Había entonces, por lo menos, la esperanza de que la crisis sería breve.
La principal razón del pesimismo es la visión cada más generalizada de que Europa se está hundiendo en una nueva recesión. El hecho de que la crisis económica que empezó en 2008 no haya terminado, a pesar de los billones de dólares que los bancos centrales han inyectado artificialmente en las economías del mundo, hace temer que el problema es más profundo y duradero de lo que incluso los más pesimistas habían pensado originalmente.
El Índice de Confianza Global dado a conocer por el Foro Económico Mundial este 23 de enero señala que el 54 por ciento de un grupo, de 345 expertos internacionales, teme que en los próximos 12 meses se registre un trastorno geopolítico importante. El año pasado sólo un 36 por ciento de los especialistas consultados tenía esta preocupación. El incremento de la desconfianza es notable.
Ha sido común desde hace años que se registren en Davos manifestaciones en contra del Foro. Usualmente éstas las realizan pequeños grupos de activistas que llegan el sábado a la reunión a pesar de las estrictas medidas de seguridad que aquí se imponen, especialmente por la presencia de unos 40 jefes de gobierno y de Estado. Hace algunos años los manifestantes atacaron un restaurante MacDonald's a la entrada de Davos. En esta ocasión, sin embargo, los activistas han llegado desde antes que los participantes y han establecido un campamento de iglús a la manera del movimiento de Indignados o el de Ocupar Wall Street. Se trata de unos cuantos que, sin embargo, han logrado ya su primer propósito: no hay canal de televisión o periodista aquí presente que no les haya hecho algún reportaje. Los manifestantes podrán pensar que la globalización y el mercado son malos, pero todos quieren salir en televisión.
Independientemente de la cobertura en medios, que siempre consigue mejores ratings con notas negativas, lo que inquieta del pesimismo es las consecuencias que éste pueda tener en la inversión productiva y por lo tanto en la tan esperada y tan ausente recuperación económica.
Las principales empresas del mundo, las que están representadas aquí en Davos por sus principales directivos, tienen grandes cantidades de dinero en caja. De hecho, la crisis económica les ha hecho recortar gastos y mejorar su funcionamiento. La mayoría ha logrado así excelentes resultados financieros, pero pocas son las que están decidiendo utilizar sus remantes para hacer grandes inversiones. Las perspectivas económicas para el futuro son inciertas y las amenazas de muchos países de subir impuestos, especialmente a las empresas, hacen pensar a muchos inversionistas que es mejor quedarse con el dinero en el bolsillo que arriesgarlo en nuevos proyectos productivos.
Lo peor de todo es que si hubiera un cambio en las políticas económicas de algunos gobiernos importantes, si éstos se decidieran por fin a hacer reformas estructurales de fondo, particularmente fiscales, que promovieran la inversión y mejoraran la productividad, veríamos de inmediato una fuerte oleada de nuevos proyectos. Las empresas tienen el dinero y los consumidores quieren probar nuevos productos. Pero para destrabar el círculo vicioso del estancamiento se requiere de una confianza que simplemente está ausente hoy en buena parte del mundo.
RAMÍREZ
El presidente de Cinépolis, Alejandro Ramírez, es uno de los seis copresidentes del Foro Económico Mundial en este 2012. Es la primera vez que un mexicano ocupa esta relevante responsabilidad. Otros copresidentes son los directivos de Citi, Unilever, Takeda, Royal Ducth Shell y Facebook.
Twitter: @sergiosarmient4
