Desertan menos alumnos pobres
Los jóvenes que viven en los estados con mejores condiciones económicas y sociales desertan más que los que habitan en lugares más desfavorecidos, afirmó el doctor Francisco Miranda, durante la presentación de los avances de su investigación sobre Re-escolarización y política educativa en México.
Según cifras del investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), de cada 100 estudiantes que ingresaron a la escuela primaria entre 2000 y 2010, sólo 36 finalizaron el bachillerato, lo que representa un alto índice de deserción escolar.
Pese a esto, se registra un progreso respecto al decenio anterior, ya que entre 1989 y 2000 sólo el 22 por ciento de los estudiantes egresaron de educación media superior.
Para el ciclo escolar 2011-2012, la tasa de deserción por grado de marginación fue de 15.3 por ciento en los sectores pudientes y de 9.6 por ciento en el sector altamente marginado, según cifras de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública.
El análisis realizado por Miranda evidencia que la principal razón de los jóvenes pertenecientes a familias de alto ingreso que desertan es la baja por reprobación de asignaturas, mientras que para los estudiantes de familias de escasos recursos la principal causa es la falta de dinero para útiles, transporte o materiales.
Nuevo León es el estado con mayor deserción, con una tasa del 23.6 por ciento, seguido por el Distrito Federal con 18.5 por ciento y de Chihuahua con el 17.6 por ciento de desertores en nivel medio superior.
Tanto en los niveles de ingreso alto y bajo, el embarazo representa una de las principales causas de deserción para mujeres y hombres de entre 15 y 17 años, aunque debe tomarse en cuenta que el 68.4 de los desertores son varones.
Sin embargo, Miranda destacó que si bien los datos demuestran que el factor económico es importante, resultan prioritarios otros factores escolares que orillan a los jóvenes a desertar, "desde qué tan lejos está la escuela y que los chavos no entienden a los maestros, hasta la rigidez del currículo, los horarios poco flexibles y los problemas de disciplina escolar".
El sistema educativo tiene muchos problemas, advirtió el investigador, pero el primero es que la institución escolar es reacia al cambio.
"La escuela, como la iglesia, es la (institución) menos flexible y con menor capacidad de reinvención. Existe un riesgo social porque hay una tensión cada vez mayor entre la escuela y los jóvenes. Su máquina disciplinaria está en crisis".
Para Miranda, la prioridad está en encontrar una vía para destrabar los problemas de formación docente y de participación social, así como el apoyo y acompañamiento integral a los docentes, que son las piezas clave en la formación de los jóvenes.
El investigador agregó que el debate debe ampliarse a otros aspectos, pues hasta ahora se le ha dado mayor peso a la discusión entre gobierno y sindicato.
Miranda recomendó rediseñar el modelo educativo de la educación media superior a través de cambios en la estructura de la Subsecretaría de Educación Media Superior y la transformación de la relación entre la Federación y los Estados.