El Gobierno federal decidió mover el feriado del día de la Revolución Mexicana al lunes previo, el 19 de noviembre, como ha ocurrido con otras fiestas cívicas. La decisión tiene sentido. Con esto se da certeza a los fines de semana largos. Se sabe que durarán tres días y que tendrán lugar de manera ordenada en el año. No desaparecerán cuando caen en fin de semana, pero se evitarán los puentes como el que habría ocurrido en este 2012 con el lunes 19 y el martes 20.
Lo que no se entiende es la decisión de llevar a cabo el desfile conmemorativo en el Centro de la Ciudad de México no el 19, que es el feriado, sino el 20, que es laborable. El desfile paralizará durante horas el Centro Histórico de la Ciudad de México. Se ha anunciado, por otra parte, la interrupción de los vuelos en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México durante una hora y media. Los costos serán multimillonarios.
La ciudad de México no será la única afectada. También en Guadalajara y otras ciudades habrá desfiles conmemorativos de la Revolución Mexicana este 20 de noviembre. En Mérida, Yucatán, en cambio el gobernador Rolando Zapata Bello determinó realizar el desfile el 19 de noviembre "para no afectar la actividad comercial de la capital y disminuir los contratiempos de la clase trabajadora". Por lo menos hay un gobernador sensato.
Vicente Fox nunca se sintió a gusto con el festejo de la Revolución Mexicana. En 2001 participó en el desfile deportivo heredado de los gobiernos priistas. En su discurso, sin embargo, declaró: "México recuerda con respeto su historia, pero no somos únicamente un país de héroes de bronce. Somos, sobre todo, una nación de héroes anónimos y de mujeres y hombres como ustedes, decididos a forjarse su propia historia de éxito individual y colectivo para el siglo que despunta."
A partir de entonces Fox dejó de asistir al cierre del desfile en el Monumento a la Revolución. En 2006 optó finalmente por cancelarlo. Ese mismo 20 de noviembre Andrés Manuel López Obrador tenía planeada su toma de protesta como "presidente legítimo" de México en el zócalo de la Ciudad de México con todo el respaldo del gobierno capitalino encabezado por Alejandro Encinas. Rubén Aguilar, vocero presidencial, dijo que la celebración no se había cancelado por el acto de López Obrador sino por razones de fondo que se habían venido meditando durante años. Un nuevo formato de celebración, afirmó, era "una expresión de los nuevos tiempos".
El gobierno del Distrito Federal organizó su propio desfile para llenar el hueco dejado por el panista. Quizá por eso Felipe Calderón, con más sentido político que su predecesor, regresó a los desfiles. En 2010 y 2011 el día 20 cayó en sábado y domingo, por lo que las afectaciones fueron menores. Pero hoy tenemos el absurdo de que el feriado se ha movido al lunes 19 mientras que el desfile se mantiene el martes 20 con una ciudad en plena actividad. Los problemas de vialidad y productividad serán muy importantes.
Es comprensible que Felipe Calderón quiera despedir su presidencia con un desfile que dé realce a un mandato que termina en 10 días, pero el festejo se ha montado sin ninguna atención a las afectaciones a los ciudadanos. La solución sensata sería muy sencilla: o dejar el feriado el 20 de noviembre y ese día llevar a cabo el desfile, o realizar el desfile el día feriado aunque no sea el 20. Lo que no tiene sentido es mover el feriado, pero no el desfile.
Nuestros políticos no parecen darse cuenta de que la primera regla de su profesión es: "Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño."
MORENA
Ayer empezó el primer congreso del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que será el partido político de Andrés Manuel López Obrador. Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano, afirmó en Twitter que con Morena "se inicia la transformación verdadera del país".
Twitter: @sergiosarmient4