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Desplazadas por la red

LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS SE ENCUENTRAN EN VÍA DE EXTINCIÓN

Crisis. La bibliotecas públicas municipales de La Laguna cada vez se quedan únicamente con estudiantes que asisten a hacer sus tareas.

Crisis. La bibliotecas públicas municipales de La Laguna cada vez se quedan únicamente con estudiantes que asisten a hacer sus tareas.

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Libros, ficheros y estantes con miles y miles de kilos de sabiduría escrita en papel, parecen estar condenados al olvido. Y es que las bibliotecas públicas municipales parecen ser desplazadas por fenómenos como el internet, que evitan al usuario el romántico olor a libro, la rigurosa ficha y lo mejor, puede evitar incluso la terrible molestia de leer.

En Torreón existen 18 bibliotecas públicas municipales, 6 más en Gómez Palacio y 11 en el vecino municipio de Lerdo, un panorama alentador si se toma en cuenta que además, las universidades, colegios y escuelas, tanto públicas como privadas, también cuentan con espacios de esta naturaleza, sin embargo, cuando las cifras arrojan un mínimo número de visitas el panorama se desdibuja en una triste realidad.

Las bibliotecas públicas en el país tienen una función tripartita, la federación se encarga a través de la Coordinación Nacional de Bibliotecas del Conaculta y la Dirección de publicaciones, de entregar a estos espacios el acervo y el mobiliario que requieren, mientras que el estado se encarga de capacitar, coordinar y gestionar los programas de funcionamiento, dejando al municipio el pago de nómina y mantenimiento.

Una de las principales desventajas que las bibliotecas públicas enfrentan, es la actualización de los acervos, que pudieran buscar en la comunidad grupos de lectores o investigadores, ya que desde la públicación, por ejemplo, del último libro del Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, "La civilización del espectáculo", hasta su llegada a uno de los estantes de biblioteca pública, pueden pasar incluso años.

Otra de las razones es la falta de actualización de material de investigación y consulta, especializado por área. "Por ejemplo en medicina, si uno necesita un libro que es muy costoso, que además no se consigue y fue publicado hace poco, es imposible ir a las bibliotecas públicas, es mejor esperar turno en la de la escuela", comenta un alumno de último semestre de medicina de la UA de C, que espera un libro de biología.

 LA ACTUALIZACIÓN

El encargado de una de las bibliotecas públicas de Torreón, quien prefirió omitir su nombre, reconoció que una de las problemáticas que vive la biblioteca actual, es que sólo son visitadas por estudiantes de primaria, secundaria y en menor medida preparatoria, públicas, claro está, jóvenes de escasos recursos, vecinos de los edificios, quienes a falta de internet en su casa, tienen que hacer la tarea en la biblioteca.

"La mayoría de jóvenes ahora vienen a la biblioteca, pero al área de internet, y eso que tienen restringido el acceso a redes sociales, mensajeros y páginas de entretenimiento, pero no quieren batallar, les resulta mejor sentarse en la computadora e imprimir una hoja, antes teníamos un filtro, para que un estudiante consultara el internet, tenía que agotar todas las búsquedas de consulta, pero ya no se aplica".

Al igual que no se aplican, por lo menos en siete de las bibliotecas visitadas, los programas de descarte, que permitían al personal descartar los libros viejos que no estaban actualizados, y solicitar en los nuevos acervos, más ejemplares de los más buscados, lo que hace navegar a un visitante entre miles de libros para obtener muchas veces, cuatro o cinco renglones de información.

 UNA REALIDAD

Según las bitácoras de la mayoría de las bibliotecas, a excepción de la José García de Letona, ubicada en la Alameda Zaragoza, de cada diez visitantes a la biblioteca, en promedio ocho son estudiantes, quienes acuden a realizar las tareas de la escuela por falta de una computadora con internet en la casa.

Pues yo vengo hacer la tarea nada más, si me gusta leer, pero pues no tengo casi tiempo por la escuela, aunque la verdad creo que deben poner más computadoras con internet, porque se encuentra más rápido y fácil, los libros está padre, pero no le entiendo al fichero, sólo que me diga la señorita que trabaja acá en dónde está exactamente lo que busco", dice una de las estudiantes de último semestre de secundaria que espera turno para ocupar una computadora.

Diez de cada diez estudiantes a quienes se les preguntó el motivo de la visita a la biblioteca, contestaron que hacer la tarea, y también todos coincidieron en que no tenían internet en la casa. "La mayoría de los estudiantes que nos visitan, son de educación básica primaria y media, porque los universitarios casi no vienen, son muy pocos, además porque en sus escuelas tienen bibliotecas mejor equipadas", explicó una de las encargadas de consulta de una biblioteca del oriente de Torreón.

 LOS ESFUERZOS

Programas federales, como Mis vacaciones en la biblioteca, que ofrecen talleres de lectura, arte, historia e incluso música, para niños y jóvenes, aunados a programas estatales de lectura y los que cada biblioteca diseña en la medida de sus posibilidades, hacen monumentales esfuerzos por cambiar el rostro de las bibliotecas, fomentando en estos espacios el hábito de la lectura y la convivencia social.

"Creo que hace falta más participación de los padres de familia, porque a veces cuando hacemos talleres para los niños, nomás los dejan para que se los cuidemos, no les dan seguimiento y tampoco ponen el ejemplo, pero muchos de ellos es por nuestras manos que leen su primer cuento", señala una bibliotecaria de Gómez Palacio.

El único caso fuera de lo común es la biblioteca García de Letona, donde los usuarios que acuden no sólo son estudiantes, muchos van a leer el periódico, otros a consultas especializadas y algunos escasos a leer, aunque al igual que las demás, la mayoría al internet. Un lenguaje que parece desplazar cada vez más a la biblioteca, espacios que hace diez años contaban en promedio con más de cien visitantes al día, cifra que bajó en algunas en un 80 por ciento.

"Yo vengo a diario a leer el periódico a la biblioteca, porque es gratis y la gente está callada, de vez en cuando me enredo con alguna buena revista muy interesante y también me la echo", dice entre risas, don Ismael, un jubilado que visita de manera asidua la biblioteca de la Alameda.

Desde la llegada del maestro Saúl Rosales a la coordinación de bibliotecas, en la Alameda se han presentado libros, se han realizado ciclos de conferencias, y se han invitado a escritores y periodistas locales a hablar de lectura y fomento a la lectura, lo que ha logrado que este espacio rompa esa terrible estadística de ser visitada sólo por estudiantes.

 LA PARTICIPACIóN

Sin embargo, la falta de actualización y modernización de acervos, no sólo es responsabilidad de los bibliotecarios, explica uno de los promotores de las bibliotecas públicas. La mayoría de los usuarios desconocen que existe un formato que se llena y se envía a la coordinación de bibliotecas, para solicitar un título, por la repercusión que éste puede tener en la comunidad.

"El problema es que nuestros principales usuarios son estudiantes y aunque resulte difícil decirlo, por ser de prepa o secundaria, lo que menos les interesa es leer, así que mientras que no se vincule la comunidad y entienda que nosotros brindamos espacios de esparcimiento y convivencia en torno al libro, estamos casi destinados al olvido".

La Red Nacional

La Red Nacional de Bibliotecas Públicas es coordinada por la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y está conformada por 31 redes estatales y 16 redes delegacionales, cada una de ellas integrada a su vez por todas las bibliotecas públicas establecidas en la entidad o delegación respectiva -conforme a los convenios de cooperación celebrados entre el Gobierno federal y los gobiernos locales-.

En México, la Red Nacional opera actualmente a 7,320 bibliotecas públicas que se encuentran establecidas en 2,277 municipios, - 93 por ciento del total existente en el país, y proporciona servicios bibliotecarios gratuitos a más de 30 millones de usuarios anualmente, según información de Conaculta.

El Gobierno federal, a través de la DGB, emite la normatividad técnica para el funcionamiento de las bibliotecas y proporciona el acervo catalogado y clasificado a la mayoría de las Coordinaciones Estatales. Actualmente estos procesos están en vías de descentralización al asumirse como tareas conjuntas e incluso propias de cada entidad, tomando en cuenta que la Red Nacional de Bibliotecas está considerada como la más grande de América Latina.

La DGB proporciona también entrenamiento al personal que trabaja en la Red Nacional, en tanto los gobiernos locales proporcionan el edificio, el mobiliario y el equipo para la conformación de las bibliotecas, además de asignar y remunerar al personal encargado de atenderlas.

En busca de acciones de mejora

Entre las opiniones del personal que día a día trata de revivir las bibliotecas públicas, algunos coincidieron en que es necesario:

⇒ Modernizar el acervo existente y descartar muchos libros que tienen décadas sin abrirse.

⇒ Mejorar las condiciones de infraestructura de las bibliotecas, incluyendo edificios y mobiliario.

⇒ Incluir tecnología, equipos multimedia, más computadoras, mejor internet y otros formatos.

⇒ Realizar programas de fomento a la lectura, cursos, presentaciones de libros, talleres y demás.

Por qué sí

Algunos usuarios argumentan su visita:

⇒ Porque es el único lugar gratuito que presta libros.

⇒ Porque existen computadoras con internet gratis.

⇒ Por la variedad de talleres y programas de lectura.

⇒ Porque puedo dejar a mis hijos de manera segura.

⇒ Por falta de recursos para comprar compu.

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Escrito en: Bibliotecas públicas

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