La Comisión Europea (CE) decidió hoy destinar otros 23.5 millones de euros (31.1 millones de dólares) en ayuda contra la hambruna en la región africana del Sahel, donde el problema ya afecta al menos a 12 millones de personas.
La prioridad del Ejecutivo es combatir la malnutrición entre niños y mujeres embarazadas, un esfuerzo considerado como un “pre requisito para romper el ciclo de inseguridad alimentar crónica y subdesarrollo en la región”, explicó Bruselas en un comunicado.
Por eso, los nuevos fondos serán invertidos en un programa del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destinados a alimentos terapéuticos especializados para el tratamiento de la malnutrición severa.
También se realizarán pagos en efectivo a la población afectada por la hambruna que tiene condiciones de comprar sus propios alimentos, una manera de incentivar la continuidad del comercio local.
La iniciativa europea fue anunciada en el marco de un encuentro internacional de donantes que reune este miércoles en Bruselas a representantes de Estados Unidos, Canadá y Brasil, además de los países europeos y otros socios globales.
La cita tiene por objeto “buscar la mejor manera de ayudar a las poblaciones más necesitadas y reforzar el compromiso (internacional) de sonar la alarma y movilizar ayuda” para Níger, Chad, Burkina Faso, Malí y Mauritania, que han declarado estado de emergencia por la hambruna.
Sólo la Unión Europea (UE) ya ha destinado a los países del Sahel cerca de 275 millones de euros en lo que va de año, entre fondos humanitarios y de asistencia al desarrollo.
No obstante, Bruselas estima que se necesitan unos 700 millones de euros para atender a las necesidades de la población durante los próximos seis meses.
“Las tasas de desnutrición siguen aumentando, el precio de los alimentos está subiendo, el desplazamiento de grandes números de personas y sus ganados ha empezado”, advirtió la comisaria europea de Ayuda Humanitaria y Cooperación Internacional, Kristalina Georgieva, quien visitó la región el mes pasado.
La CE señaló que la hambruna, que normalmente afecta el Sahel entre mayo y septiembre, este año empezará “dentro de semanas” debido al empeoramiento de las cosechas.
“Sin una intervención bien diseñada ahora, habrá un alto riesgo de una crisis alimentaria de gran alcance en junio”, afirmó Georgieva.
