Riesgo. Los puentes también muestran severas imperfecciones; en la imagen, un hombre de la tercera edad cruza la superficie irregular.
Desde hace ya varios años, caminar o circular a un costado de la Acequia Grande se ha convertido en una actividad riesgosa.
Y es que sus barandillas y muros de contensión prácticamente desaparecieron, ya por falta de mantenimiento, por vandalismo o tras accidentes vehículares.
El Siglo de Durango ha denunciado en varias ocasiones la carencia de este tipo de mecanismos de protección en tramos extensos, sin que la autoridad haya respondido.
En un recorrido realizado ayer, se pudo corroborar que los riesgos se mantienen y cada vez se extienden más a lo largo del sistema de flujo residual.