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Detrás de la pluma de Fuentes

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YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Inteligente, paciente, prudente y amable, como suelen ser los verdaderos amantes de la literatura y con la sencillez de quien ha tenido en sus manos la obra de grandes plumas de la literatura contemporánea, Ramón Córdoba, quien fuera desde hace años el editor de Carlos Fuentes en Alfaguara, conserva del recién fallecido escritor, una imagen viva y grata.

Entre anécdotas, risas y el vacío que sintió tras la muerte del escritor mexicano, el pasado 15 de mayo, el editor de Alfaguara conserva fresca una imagen del autor de "La región más transparente", que compartió con El Siglo de Torreón.

→ ¿Desde qué parte de su carrera acompañaste a Carlos Fuentes como editor?

Desde que publicó "La silla del águila", fue el primer libro que yo le cuidé, de ahí hasta los últimos que dejamos listos "Personas", que está en imprenta, y "Federico en su balcón", que estoy por ponerlo en imprenta en estos próximos días.

→ ¿Cómo era el Carlos Fuentes detrás de la publicación, como persona?

Muy cálido, muy inteligente y por lo tanto pues como toda persona inteligente con un gran sentido del humor. Muy generoso también, buena parte del tiempo, para mi total fortuna, pasaba que el trabajo quedaba despachado de una manera rápida, expedita y lo que seguía eran tramos de conversación, nunca tan largos como yo hubiera querido, pero tramos de conversación con Carlos Fuentes, que eran invaluables.

¿¿Entonces era un hombre generoso y paciente?

A eso me refiero con su generosidad, alguien que es capaz con toda esa trayectoria y fama, con toda la gente que conoció y el gran calibre de los personajes que trato, patrimonio de la humanidad buena parte de ellos, como Luis Buñuel, Julio Cortázar, y saber que tiene los oídos abiertos, porque alguien puede considerarse interlocutor, así lo acabé de conocer y sabe a ciencia cierta que te está prestando atención total, pensando en lo que uno le dice, estableciendo diálogo, conversación, es algo que mucha gente no podía imaginar.

→ ¿Sorprendía su sencillez?

Sí. Porque alguien de está talla, uno pensaría que va con el tiempo limitado, te va a escuchar va a corregir y se va marchar, Carlos Fuentes nuca fue así, todo el tiempo que yo lo vi, nunca se portó mal con nadie, y conmigo como su editor menos.

→ La novela basada en el ex guerrillero colombiano Carlos Pizarro, líder de M- 19 ¿En qué quedó?

Sobre "Aquiles o el guerrillero solitario" me dijo que él llegó a considerarla lista, incluso la tuvimos en un plan editorial no sé cuántos años, cuando se publicó la "Voluntad y la fortuna", pero en lugar de esa última hora nos entregó la "Voluntad y la fortuna". Creo yo, que con nadie había hablado de esa novela, de repente la saca de quién sabe qué cajón y entrega ésa y no la de Aquiles.

→ ¿Te dijo por qué la decisión?

Eso se lo pregunté el viernes anterior a su muerte, le dije qué había pasado con "Aquiles" y con otros proyectos, me dijo sobre esa novela en particular, que la realidad lo rebasaba, que cuando consideraba que la novela ya estaba, le llegaban nuevos datos, otro enfoque, o bien observaba la realidad colombiana y decía qué le faltaba, decía que no había explorado otras facetas, porque la realidad en Colombia cambiaba cada día, por eso la novela seguía en el cajón.

En esa conversación también me dijo que el otro año nos iba a dar trabajado, con "Batallas de plata", sus reflexiones sobre el cine que lo había enamorado de la pantalla y "El baile del centenario", obra que está desde hace años en el mapa general de su obra y se llama "El mapa del Tiempo".

→ Entonces trabajaste con un Carlos Fuentes muy humano

Ése es el Fuentes que yo conocí, no sé cómo sería antes obviamente, pero cuando yo lo conozco es un autor reconocido, con muchos libros publicados y que entiende a la perfección el papel del editor, sabía que éramos socios, que lo que yo proponía no era para lucirme o mostrar nada, sino que estaba pensando en la obra y en el placer del lector, así que si me permití correcciones o sugerí cosas, siempre fue en ese tono, de socios.

Yo conservo un grato recuerdo y ningún inconveniente, bueno que a lo mejor eso constituye mi prejuicio cada vez que me preguntan, sobre todo en estas últimas semanas, ha habido gente que me dice: (Pepe Cárdenas).

"Oye pero Fuentes no era una persona sin tacha, Fuentes tenía su soberbia, su egolatría, su orgullo".

Y pues probablemente los tenía, como todos los tenemos, pero yo no los vi, no en el ámbito de nuestras conversaciones, así como jamás vi otras cosas que me preguntan y a las que siempre contesto: No lo sé.

→ Se tiene una idea romántica del editor, pero a veces subirse al ring con uno de los grandes debe ser difícil.

Yo me he subido al ring pero no desde que edito Alfaguara, en otra clase de ediciones y con otra clase de autores, sí me he encontrado en la situación de combatir postulados erróneos, desconocimiento de toda naturaleza, incluso sobre el mismo funcionamiento del lenguaje, pero desde que edito Alfaguara, no me he tenido que trepar al ring ni una sola vez, lo que he tenido ante mí son autores que de entrada me dejan argumentar.

En ese caso ya no eres el contrincante de la otra esquina sobre el ring, más bien eres el coach, obviamente el peso del sello me da un peso de confianza, y Ramón ya se vuelve quien prepara a su pupilo, y trabaja con él por la obra y a favor del lector, el coach es la sombra del guerrero, si el guerrero triunfa todos los aplausos son suyos, pero si lo nockean, probablemente el editor no hizo su trabajo, eso va de oficio.

→ Eres un adicto a la literatura, un conocedor y tienes la fortuna de que te paguen por leer, ¿cómo es leer la primera versión de una gran obra?

Qué bien definiste mi oficio (ja ja ja). Es una experiencia psicotrópica, yo he recibido obras en manuscrito, de puño y letra, y desde recibir eso hasta convertirlas en libro, lo que implica un proceso largo, delicado, agradable, una vez que eso se convierte en libro y vuelvo a verlo, a veces sé a ciencia cierta dónde estuvo mi mano involucrada, aunque la mayor parte del tiempo me sintonizo en el canal del lector, si algún día abandono ese canal voy a tener que hacer ejercicios espirituales.

Es un orgullo ver el resultado de esa primera versión, si la portada es convincente, si el texto de la contraportada es llamativo, si lo abro y la tipografía es tersa, muy legible, impecable, cuando lo abro y no se queda quieto.

→ ¿No se asusta un editor cuando al autor que tiene que revisar es nada más y nada menos que Carlos Fuentes?

El día que conozco a Carlos Fuentes lo conozco de sorpresa, me llama mi entonces jefa, tráete las pruebas de la "Silla del águila", pensé: vamos a verlas, vamos a discutir. Cuando entro está sentado ahí Carlos Fuetes, me mira y me dice mucho gusto Carlos Fuentes, le contesto yo soy Ramón Córdova, no hace falta más presentaciones (ja ja ja). No me lo esperaba.

Yo siento una especie de suave peso porque estoy tratando con Fuentes, lo leí por primera vez a los 20 años, tengo leídas de él un gran número de obras, medio siglo de literatura frente a mí, la persona que es. Pero no tengo por ningún momento el prurito de planearle las cosas con diplomacia o de protocolo, pensé él es un autor y yo su editor y nadie mejor que él para saber que estoy de su lado.

¿¿Alguna anécdota del primer encuentro?

Esa vez empezamos a trabajar en una lista de seis consultas, que resolvimos ahí, hice anotaciones sobre las pruebas, para mis notas, se lo lleva como testigo y me quedo con las anotaciones para incorporarlas al archivo digital.

Entonces me dice: ¿pero bueno ya acabamos las correcciones, eso fue todo lo que había por corregir? Le digo: Bueno no, eso era lo que había que consultar, había que hacer otras correcciones que ya hice. Justamente cuando digo ya hice, pensé: En la torre, cómo qué ya hice, ni siquiera había hablado con él, no le había explicado cómo trabajaba y aquí como la fresca de la mañana le digo que ya lo corregí. Pero él alza las manos al cielo, las dos, y dice: Qué bueno, o sea que podemos concentrarnos en lo importante.

→ No te dio la tentación de grabar las charlas con Carlos Fuentes.

Tal vez, pero precisamente porque mi vida es la edición del mundo, nunca sentí la tentación de grabadora, que pudiera ser interesante para algunas personas, nunca me pasó por la cabeza. La única vez que sentí tentación de poner una grabadora, fue editando obra de Julio Scherer, porque mientras fui su editor me visitaba con frecuencia, y hablábamos sobre muchas cosas, de hecho pensé que si grababa podría ser un libro.

Con Carlos Fuentes yo simplemente me siento afortunado, confío en que mi memoria conserve lo que me interesa de nuestras conversaciones, es por ello que inopinadamente ahora hablo de eso, creo que es justo, es necesario porque puede interesar a alguien, creo que incluso llega a honrar la memoria de un gran autor.

→ ¿Cómo recibe la noticia de la muerte de Carlos Fuentes su editor?

En mi oficina, justamente preparando todo para que "Personas", se fuera a imprenta, y con el pendiente terminar esa fase para llamar a Carlos y saber si había encontrado o no, una foto de Manuel Pedroso que iba a incluirse en el libro, antes de hacer esa llamada, recibí una que me hizo saber que el mundo había cambiado, que Fuentes había muerto.

Me quedo (...Guarda silencio) no le voy a poner calificativos. Por un lado, por lo que representó es esa casa editora, sabiendo que tenía que concentrarme y enviar ese libro a imprenta cuanto antes, cosa que hice. Por otro lado con la conciencia que justo ahora cantidad de gente iba a pedir su obra y debíamos tener todo disponible, bien colocado en librerías, con ese par de palomitas cumplidas me separé de mi escritorio para apartarme del mundo un rato.

→ La relación entre editor - autor es íntima, ¿en qué puede derivar esa confianza?

En muchas opiniones, por ejemplo en cuál es la idea de novela del autor, cuál es su idea del mundo, su visión, muchas veces ocurre que ha hecho público todo eso, y no coincide con lo que pensaba o ha cambiado de opinión, entonces de lo que yo conozco como declaración pública a lo que me dice, media un trecho, pero cuando me dice yo le creo, porque a mí no me está mintiendo. Sabe que soy como el guardián del secreto en confesión.

→ Hay que morderse la lengua para dejar de preguntarle cosas a un hombre que vivió y conoció a medio mundo.

Sí claro, y sólo escuchar, como cuando me platicó que Kundera los aventó a él y a Gabriel García Márquez a un río helado, que estaban en el sauna y abrió una puerta para decirles miren lo que hay aquí: y avienta a García Márquez y a Fuentes a un río helado entre risas. Claro que me tengo que morder la lengua, tiempo limitado, hay que trabajar en la obra y ojalá quede tiempo de preguntar. Porque eso si yo contar ni me lo plantie (ja ja ja).

El Siglo de Torreón / Cortesía

Larga lista

Ramón Córdaba editó de Carlos fuentes las novelas:

⇒ La Silla del Águila.

⇒ La Voluntad y la Fortuna.

⇒ Adán en Edén.

⇒ Cuentos Sobrenaturales.

⇒ La gran novela latinoamericana.

⇒ Personas.

⇒ Federico en su balcón.

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Escrito en: Carlos Fuentes

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