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Diálogo

Voto blanco

YAMIL DARWICH

Javier Sicilia declaró: "La sociedad está creyendo que las elecciones van a resolver el problema. La ciudadanía está pensando en aceptar lo intolerable y eso es aceptar la muerte, es aceptar la no existencia del Estado, la pérdida del país. Sólo una ciudadanía movilizada puede sentar a un gobierno a dialogar, puede hacer los cambios, pero cuando baja su puerta, aunque hay un discurso moral y una verdad, los funcionarios se hacen pendejos y vuelven a sus complicidades, a su negligencia y vuelven a su idiotez. Parece que la sociedad olvida". Fin de la cita.

Un movimiento ciudadano, encabezado por luchadores politicosociales, caso de Javier Sicilia y algunos comunicadores de medio nacional, hablan de una nueva opción: el voto en blanco, consistente en cruzar la boleta electoral, -a lo largo y a lo ancho- como muestra de repudio a las distintas alternativas que nos presentan para elección.

Las reacciones han sido encontradas: los tradicionalistas y otros interesados en mantener el orden hasta ahora establecido, niegan sea una opción de materia electoral; la contraparte, asegura que es una manera de mostrar nuestra inconformidad por el mal desempeño de los administradores públicos y que, ante lo inevitable en la elección, que favorecerá con el propio proceso a cualquiera de los candidatos de los diferentes partidos políticos, éstos sepan del repudio de algún porcentaje de votantes.

La llamada de atención es clara y no atenderla representa un reto a la sociedad mexicana; lo ciudadanos, hartos, ya empiezan por propia cuenta a buscar alternativas de cambio.

En esta ocasión, como nunca, desde que se dio la Revolución Armada Mexicana de 1910, las elecciones para presidente de la República se ven enturbiadas por la fuerte crítica social y la desconfianza de los electores, que se sienten repetidamente defraudados y engañados por los elegidos, quienes una vez alcanzado su objetivo, olvidan los compromisos contraídos públicamente y a viva voz, buscando las maneras de alcanzar sus propios propósitos partidarios y personales, dejando atrás, sin pudor o timidez, sus promesas de campaña.

Es más importante permanecer "en la gracia" y "agarrar la siguiente liana", que cumplir con su responsabilidad. ¿Recuerda a los compadres y amigos de Porfirio Díaz? Parece que ellos no.

No es que esta actitud sea una novedad; siempre ha sucedido en México y el mundo, sólo que, la complicada situación económica y social del país, agravada por el enfado de las personas que sienten perdida su libertad y seguridad, han empezado a despertarse con el sentimiento de responsabilidad ciudadana y, en muchos de los casos, con la inquietud por conocer más de política y políticos, ante sus necesidades desatendidas, con el propósito lícito de alcanzar a cubrir lo básico, aquello mínimo y aceptable para la subsistencia de ellos y sus familias.

Tampoco podemos pensar que los políticos desconocen lo que está sucediendo; aún cuando algunos de ellos sean incapaces de comprender, por razones de ignorancia, incapacidad intelectual o simple ligereza humana. Ellos cuentan con equipos de profesionales altamente capacitados, que les mantienen informados: encuestando, cuantificando y ponderando los problemas generales, además de analizar las particularidades de cada región del país, por estados federales, municipios, ciudades con sus barrios y pequeñas poblaciones.

Además considere que el propio sistema político mexicano, con sus graves inequidades, ha ido cercando a los políticos y sus posibilidades de acción.

Es norma conocida y aceptada que, por encima del bien común, está el interés de los grupos que sostienen, controlan y usufructúan los beneficios de pertenecer a uno u otro de los partidos. Los últimos que intentaron cambiar el rumbo murieron sacrificados, en México y el mundo.

Para los comunes y corrientes, -como usted y yo- nos dejan pobres alternativas al interior de sus organizaciones y no son raros los casos de partidistas que descubren su realidad y abandonan a los partidos, intentando alcanzar sus fines, ajenos a los del grupo al que hubieran pertenecido.

Cuando analizamos las acciones que nos proponen, encontramos factores que nos incomodan y nos llevan a buscar otra alternativa y al no encontrarlas nos llenan de inconformidad, motivación importante para dar el paso al frente y actuar.

Analice usted la realidad y busque en los antecedentes de cada cual y encontrará muchos argumentos que le confirmen lo que ahora les escribo en este diálogo.

Así, con la realidad nacional, de empobrecimiento económico, social y hasta moral, será muy difícil gobernar a aquel o aquella que llegue a obtener la mayoría de los votos.

Decidir por una u otra alternativa es privilegio de usted y recuerde que a todo derecho le corresponde una responsabilidad; para el caso, enterarse convenientemente y asistir a las urnas para atender una responsabilidad personal.

Aún queda tiempo suficiente para informarse, estudiar ofrecimientos y analizarlos para votar por el México al que aspiramos.

ydarwich@ual.mx

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