La dieta macrobiótica, que cuenta con productos de la dieta mediterránea en combinación con alimentos asiáticos, aúna el poder curativo de los alimentos con su poder nutritivo dividiéndolos en dos categorías: alimentos pasivos (ying) y activos (yang). INTERNET
Tras los excesos estivales, muchas son las personas que acuden en busca de la dieta perfecta con la que perder esos kilos de más. Una de las que aglutina a más seguidores es la dieta macrobiótica, de la que Madonna, Alejandro Sanz o Paul McCartney son seguidores. Esta filosofía de vida fue simplificada y adaptada a la gastronomía por el italiano Mario Pianesi, quien tomó como base la teoría asiática del ying y el yang. Esta dieta, que cuenta con productos de la dieta mediterránea en combinación con alimentos asiáticos, aúna el poder curativo de los alimentos con su poder nutritivo dividiéndolos en dos categorías: alimentos pasivos (ying) y activos (yang), que se deben mezclar para que exista el equilibrio entre ambas partes.
En este sentido, la ingesta de carne, huevos, lácteos y productos que contengan azúcar está limitada al máximo, al igual que la de tomates y patatas. Sin embargo, sí se pueden tomar alimentos como la carne de caballo, sandías, almejas, ajo o ciruelas (alimentos ying), así como cereales, hortalizas, verduras de hoja verde o semillas (yang). Del mismo modo, entran en combinación productos de origen japonés como el miso, el tofu, el seitán o las algas, que intentan equilibrar la balanza energética y del bienestar alimenticio.
Otra de las características de esta dieta es la casi inexistente ingesta de líquidos, algo que queda restringido a antes y después de cada comida, pero nunca a la comida en sí ya para evitar que se disuelvan los jugos gástricos.
Pese a los múltiples beneficios que le señalan algunos dietistas, este modo de vida ha sido muy criticado por la comunidad científica por los riesgos que conlleva la deficiencia de ciertas vitaminas, oligoelementos y minerales. En este sentido, la falta de proteínas de la dieta ha llevado a muchos de sus seguidores a tener que abandonar el tratamiento por padecer anemia y desnutrición, una escasez de sustancias esenciales para la salud que también es extensible al escaso aporte de calcio.
De hecho, una de las principales seguidoras en Hollywood de este método de vida, la actriz Gwyneth Paltrow, confesó que había abandonado esta alimentación cuando sus doctores le detectaron un principio de osteopenia en su estructura ósea.
"Los médicos hicieron pruebas de mis niveles de vitamina D y estaban más bajos que nunca, así que decidí dejar la dieta", admitió la artista recientemente en la revista InStyle.
Pese a todo, sus firmes defensores se aferran a algunas evidencias médicas. Al respecto, en la Universidad de la Habana llevaron a cabo un estudio en 2007 que intentó demostrar las bondades de esta dieta en pacientes con diabetes tipo 2. Al final de los seis meses que duró la investigación, el 13% de ellos había perdido más de 10 kilos de peso, con una reducción significativa de la grasa corporal en la cintura y las caderas, un descenso que también afectó a los niveles de colesterol en la sangre, que disminuyeron por el poco aporte de ácidos grasos saturados.