El Partido Verde reprobó que no se agendara en la orden de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, la discusión para prohibir las corridas de toros.
Con palmas y ovaciones, los partidarios de la fiesta brava festejaron ayer en la escalinata de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la decisión de los diputados de no subir al pleno (para votación) la iniciativa que prohibiría la realización de corridas de toros en la capital.
Por más de tres horas, como ocurrió el martes pasado, antitaurinos y taurinos compartieron las calles de Donceles y Allende, sede del recinto legislativo; los reclamos de unos y otros se entremezclaban, los primeros no se cansaban de gritar "asesinos", "toros, sí; toreros, no", los segundos de contestar "toreros, sí", "respeto y libertad".
Rafael Herrerías, empresario de la Plaza México, observaba a la distancia, como uno más. Más tarde, entró al recinto legislativo para hablar con un grupo de diputados, al lado de una pequeña comitiva. Mientras se esperaban noticias seguían los cantos de los dos bandos, claramente divididos por vallas humanas que formaban los elementos de la policía auxiliar. Tan alto como los defensores de la vida animal alzaban la voz, la banda de música de la Plaza México hacía sonar sus notas: "Pelea de gallos", "La marcha a Zacatecas", "Cielito Lindo", "El Sinaloense". Los manifestantes cantaban y bailaban; a la espera de noticias a las afueras de la Asamblea Legislativa, los toros hicieron su fiesta, aunque no fue brava.
Luego de estar reunido con la diputada del PRD, Alejandra Barrales, presidenta de la Comisión de Gobierno de la ALDF, el mandamás de la México salió del recinto. Pronto se esparció la noticia.
Los legisladores dijeron sí a los toros en el Distrito Federal. La alegría de unos se convirtió en la impotencia de otros, que arrojaron botellas con agua, pequeñas piedras y monedas. Cualquier cosa que tuvieran a la mano para reprobar la decisión de los diputados. Los taurinos festejaron, entre gritos de "sí se pudo" y, minutos más tarde, diluyeron la concentración, con la victoria en las manos.
