Es la doble moral. El Departamento de Estado de la Unión Americana ha emitido una nueva advertencia a los estadounidenses para que no viajen a México.
"Los viajeros de Estados Unidos -señala el documento-deben estar conscientes de que el gobierno de México está realizando un amplio esfuerzo para contrarrestar a las organizaciones criminales transnacionales (OCT) que se dedican al tráfico de narcóticos y otras actividades ilegales a lo largo y ancho de México. Las OCT están trenzadas en una lucha violenta entre ellas para controlar las rutas del narcotráfico y otras actividades criminales. Como resultado, el crimen y la violencia son un serio problema a lo largo y lo ancho del país y pueden ocurrir en cualquier lugar. Ciudadanos de Estados Unidos han sido víctimas de la actividad de las OCT, incluyendo el homicidio, las batallas con armas de fuego, el secuestro, el secuestro de vehículos y el robo en los caminos."
Estas advertencias las toman en serio los ciudadanos estadounidenses. El propósito del Departamento de Estado es reducir el flujo de turistas estadounidenses a nuestro país. Quizá lo hace con buena voluntad, para evitar que los visitantes sufran las consecuencias de la guerra contra el narco que los mexicanos debemos soportar cotidianamente; o quizá para que los dólares de los turistas se queden en casa.
La razón principal por la cual el gobierno de México ha peleado la violenta guerra contra las drogas es la presión de los Estados Unidos. México no tiene un verdadero problema de consumo de drogas. Solamente el 1.5 por ciento de los mexicanos entre 14 y 65 años ha utilizado alguna droga ilícita en el último año, según la Encuesta Nacional de Adicciones de 2011 (extrañamente la página de la Conadic, que tenía la encuesta, ha desaparecido desde hace días de Internet). En Estados Unidos, en contraste, el 8.9 por ciento de la población de más de 12 ha utilizado alguna droga ilícita en el último mes.
El verdadero problema de abuso de sustancias en México no radica en la marihuana sino el alcohol. Sin embargo, quizá porque nuestros políticos están acostumbrados a consumir bebidas alcohólicas, el gobierno no se ha preocupado por este problema. En cambio, los presupuestos de las instituciones oficiales dedicadas a combatir los estupefacientes han aumentado en 142 por ciento entre 2007 y 2012. La Secretaría de Seguridad Pública ha incrementado el suyo de 13 mil millones a 40 mil millones de pesos en ese lapso.
Los resultados de este enorme gasto han sido decepcionantes: el consumo ha aumentado en vez de disminuir, mientras que el número de homicidios dolosos se ha triplicado entre 2007 y 2011. A esto hay que añadir el insulto de la nueva "certificación", la advertencia oficial a los estadounidenses de que no viajen a México por la violencia.
Ha llegado el momento de descartar la doble moral. El consumo de drogas es un problema serio. No se puede combatir con la represión que nos exige Washington sino con buenas políticas de salud pública. En vez de entregar el dinero a unas fuerzas policiales corruptas e ineficientes, debemos usarlo para programas de educación y tratamiento.
La prohibición ha fracasado en parte por su doble moral. Los políticos no pueden, con un tequila en la mano, ordenar que se mate o se detenga a los usuarios o comerciantes de droga. Washington no puede, por otra parte, exigirnos que reprimamos el uso y el comercio de las drogas sólo para castigarnos por hacerlo.
SIN VALIDEZ
Jorge Alcocer aclara: "El período para registro de nuevos partidos políticos nacionales dará inicio en 2013, previa convocatoria del IFE. A partir de que las organizaciones interesadas notifiquen al IFE iniciarán los actos exigidos para su registro… ante un fedatario nombrado por el IFE". En otras palabas, las asambleas realizadas hasta ahora por Morena "no tienen validez legal", para el registro de un nuevo partido.
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