producción dirigida por Luis Martín Solís.
Contextualizada en un plano contemporáneo, la ópera bufa de Donizetti "Don Pasquale", que presentó anoche La Camerata de Coahuila en el Teatro Nazas, no sólo logró arrancar risas a los asistentes, sino también admiraciones por una producción sencilla, pero certera en todos los detalles.
Al margen de la música, muy bien interpretada por la orquesta coahuilense bajo la batuta del maestro Ramón Shade, el papel de los solistas o el coro, el vestuario y la escenografía, resaltaron en la producción que dirigió Luis Martín Solís.
Además del tradicional vestuario, que presentó a un cómico Don Pasquale, el maquillaje y la caracterización de Judith Castellanos, introdujeron a los asistentes a un primer acto donde un par de divertidos sirvientes pusieron la nota alegre, acompañando al idealista Ernesto.
El juego de telones, con uno principal cuya mezcla de elementos invitaban a jugar con la imaginación, como introducción al género mismo, elevó la producción, que contó además con un gran manejo de iluminación a cargo de un experto, el maestro Ángel Ancona.
No cabe duda que a Torreón le tocó lo mejor de la temporada, después de tres funciones en el Teatro Bicentenario de León, Guanajuato, la función de anoche dejó ver el conocimiento de una obra muy bien presentada, por orquesta y solistas.
Una historia de amor, que además de cómica, dejó ver personajes muy graciosos y un coro de gran nivel. Rompiendo con esa "formalidad" que algunos le han adjudicado a la ópera, el público aplaudió entre movimientos, soltó carcajadas con las ocurrencias del viejo rico y la hermosa Norina.
Un gran quinto concierto de la primera serie de la Temporada 2012, donde La Camerata de Coahuila, acercó a su público un gran espectáculo escénico, con la calidad de las voces de los solistas invitados Noé Colín, Alejandra García, Víctor Hernández y Josué Cerón.
Definitivamente el que se robó la noche de "Don Pasquale", fue el bajo mexicano Noé Colín, no sólo por la técnica y el brillo de su voz, sino por el lenguaje corporal con el que dio vida a uno de los personajes más simpáticos de la ópera italiana.
La factura de la producción debe dejar leer, tanto un gran papel de los solistas, como un coro de primera y con experiencia en el género, así como una producción muy cuidada en todos sus aspectos, de la mano claro está, de la orquesta de casa, Camerata de Coahuila.
