EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Dormir

Diálogo

YAMIL DARWICH

En alternar el estado de vigilia, -despiertos- y de sueño, -dormidos- se nos va la vida.

Al menos, una tercera parte de ella la pasamos entre sueños, recuperando el desgaste cerebral y emocional que ocasiona el estar despiertos, pensar y actuar en consecuencia.

El sueño es el mejor medio para descansar al cerebro con sus procesos mentales; al no hacerlo adecuadamente, no sólo disminuimos nuestra efectividad en las labores cotidianas, sino que altera el carácter y como consecuencia nos ocasiona choques sociales, laborales y problemas de salud física.

El fenómeno de la vigilia sostenida, -estar despiertos por períodos largos- llega a producir alteraciones de la conducta, de la percepción y hasta la muerte. Recuerde que es un método utilizado para la tortura.

En la actualidad, por el ritmo de vida que llevamos los humanos, han aparecido enfermedades que en otros tiempos eran poco significativas; el insomnio es una de ellas y se ha convertido en un síntoma recurrente entre profesionistas, altos directivos y personas que deben enfrentar retos de sobrevivencia en el ambiente de productividad.

Según el Dr. Reyes Haro Valencia, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, la tercera parte de la población mexicana, presentamos algún trastorno del sueño y el 10% insomnio y ronquido crónicos; además, asegura, que tan sólo este último, podría derivar en un infarto, embolia o enfermedad de tipo cardiaca o cerebrovascular. ¿Qué le parece?

La misma UNAM, declara que alrededor del 30 por ciento de los mexicanos ha padecido insomnio en algún momento de su vida y 10 por ciento de éstos lo sufre de manera crónica, mismos que llegan a perder cuatro o más horas de sueño cada noche, siendo una de las 20 causas de tal trastorno la dependencia al uso crónico de inductores.

Hay tres tipos de insomnes: algunos tardan más de una hora en conciliar el sueño; otros despertamos varias veces durante la noche y hay quienes despiertan excesivamente temprano, sin poder volverse a dormir.

La principal causa: factores psicológicos, aunque habrá que enlistar otros como la obesidad, anomalías en las vías respiratorias, hipertrofia de las amígdalas o cuello ancho, hipertensión, abuso en consumo de alcohol y curiosamente, el uso de medicamentos para dormir, además de problemas de tipo endócrino.

La forma más común es la "apnea obstructiva del sueño", aunque hay otra denominada "apnea central". Por lo general, la normalidad está en la medida de las pausas en la respiración, que duran entre 10 y 20 segundos o más y pueden ocurrir 20 y 30 veces en una sola noche. Fuera de estos rangos, habrá que acudir en busca de apoyo profesional.

El psicólogo norteamericano William Charles Dement, pionero en estudios del sueño, descubrió que aquellas personas a las que se despertaba durante el profundo, mostraban claros indicios de trastorno psíquico y recordaban haber soñado; ya desde 1923, se decía que: "la complejidad y el ajetreo de la vida moderna no sólo afectan los patrones de sueño de los adultos, sino que se reflejan en los niños". Dimensione el avance del problema, luego de casi 90 años.

Con la televisión, computadoras, teléfonos celulares, tareas escolares y actividades extracurriculares, los menores no duermen lo suficiente; el sueño se ha reducido en alrededor de 1.25 horas en los últimos cien años", según Tim Olds, profesor de Ciencias de la Salud del Instituto Sansón de Investigación sobre Salud, de Adelaida, Australia.

Pero no todo son malas noticias: investigadores de la Universidad de Brigham Young, EUA, reportaron que la mayoría de adolescentes de 16 a 18 años, no duerme las nueve horas por noche, recomendadas por las directrices federales y, sin embargo, les va mejor en la escuela cuando duermen únicamente siete horas cada vez.

Hay algunos recomendaciones para tomar en cuenta: los horarios fijos educan los ritmos circadianos; duerma lo necesario; no prolongue una siesta más de 20-30 minutos; practique ejercicio; asegure el ambiente adecuado para hacerlo; no cene demasiado; si no lo logra: levántese, lea o ocúpese un buen rato; y no use pastillas inductoras, que a la larga dañan el ciclo del sueño.

Parecen indicaciones fáciles de seguir, pero no todas lo son, especialmente eso de "controlar el estrés", cuando vivimos un mundo lleno de retos y amenazas.

Sin embargo, dormir bien es fundamental para desempeñarse adecuadamente durante el día, no sólo en lo laboral, sino en lo social y familiar.

Es importante descubrir el círculo vicioso que existe entre la enfermedad del sueño, la orgánica, la psicológica y la social.

Le recomiendo haga un análisis cuidadoso de su situación personal y, si bien es cierto que no es tan fácil atacar el estrés de la vida cotidiana, existen otras muchas contraofensivas contra el insomnio y cada uno de nosotros deberemos encontrar nuestras propias soluciones. ¿Usted cómo duerme?

ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 733750

elsiglo.mx