Dublín no sólo es U2
Enrique Vila-Matas es uno de los escritores españoles más reconocidos a nivel mundial. Hasta hace poco era considerado un autor ‘de culto’ y actualmente, con más de 17 premios en su haber y obras traducidas a numerosos idiomas, es el máximo exponente de la metaliteratura en castellano.
La literatura no tiene relación con la realidad como tal, es una realidad en sí misma.
Enrique Vila-Matas
En plena época donde los periódicos y los libros viven una crisis mundial debido a las predicciones que vaticinan su desaparición ante el embate de Internet, Enrique Vila-Matas publica su novela Dublinesca. En esta nueva obra, el autor nacido en 1948 en Barcelona nos cuenta la historia de Samuel Riba, quien se considera el último editor literario y ha perdido el sentido de la vida desde que se retiró, si es que alguna vez lo tuvo. La trama puede parecer sencilla, pero no lo es. Un buen día Samuel tiene un sueño premonitorio, el cual le indica que ese sentido de la vida está en Dublín, por lo que convence a varios amigos de viajar a dicha ciudad a lo que él llama el funeral de Gutemberg, el funeral de la imprenta.
Dublinesca apareció en 2010, ha sido traducida a siete idiomas y está próxima a traducirse en cinco más, incluyendo el chino. Como dato curioso, el libro se vendió en ocho países antes de circular en España.
Es importante recordar que varios críticos definen la creación de Enrique Vila-Matas como metaliteratura, dicho término define a la literatura que trata de literatura, donde se reflexiona acerca del proceso mismo de la narración, se citan a otros autores u obras y se recrean cuestiones estrictamente literarias. Fiel a ese estilo, en Dublinesca hay una gran cantidad de referencias de este tipo, sin embargo la más importante es la que se hace al Ulises de Jaymes Joyce, incluso es el hilo conductor de este texto ‘apocalíptico’ donde se reflexiona sobre el fin de las letras. “La novela comenta un episodio de la historia de la literatura universal que es el traslado de una época digamos de epifanía, que representa el Ulises de James Joyce, a la afonía de Samuel Beckett, que significa un poco la decadencia de la literatura”, afirmó Vila-Matas en una entrevista.
Partiendo del hecho de que el autor catalán ha afirmado en varias ocasiones que la literatura es “una realidad en sí misma”, no es exagerado afirmar que éste es un libro de corte autobiográfico, donde el autor nos revela esa relación de amor y odio que existe entre los creadores y su editores.
“Me adentro en esta novela en un tema espinoso, como es el escritor que comenta los movimientos y vida de un editor retirado; pero no es una novela maniqueísta porque en realidad el editor piensa horrores de los escritores tanto como los escritores pueden pensar de los editores, de forma que está bastante compensado tanto un punto de vista como el otro”, explica en un video realizado por la editorial Seix Barral. Mientras que en el periódico El Mundo declaró: Para construir ese personaje partí de mí y luego le fui dando forma con cosas de editores que he conocido.
A propósito, otro detalle llamativo es el hecho de que Vila-Matas ha dejado a su editor de toda la vida, Jorge Herralde (de Anagrama) para lanzarse a una nueva aventura en Seix Barral.
LA CULPABLE: UNA PROSTITUTA
En la citada entrevista publicada en El Mundo, Vila-Matas comentó que el título de Dublinesca lo tomó prestado de un poema de Philip Larkin; nuevamente la metaliteratura se hace presente: Es un poema sobre el entierro de una vieja prostituta al que sólo acuden compañeras de profesión. Esa vieja puta, pensé, podría ser la literatura.
Es importante aclarar que no se trata de un texto fácil de leer, pero su riqueza en referencias literarias, cinematográficas y musicales, hacen de este un volumen cuya lectura produce goce y el lector descubre la personalidad del autor a través de los sentimientos que guarda hacia sus padres, la amistad e incluso al amor.
Por esta revelación de emociones no resulta exagerado que el diario español La Vanguardia catalogará a Dublinesca como el libro más personal de Vila-Matas. Especialmente cuando Riba convence a sus amigos de ir a Dublín para estar presentes en el Bloomsday (el 16 de junio, día dedicado a la obra magna del genio irlandés) y recorrer juntos el corazón de Ulises. Y es que el barcelonés pertenece a un curioso club de amantes de Joyce, llamado la Orden del Finnegans, el cual se reúne cada año en Dublín para la fecha en cuestión. De esta forma, los pasos de Riba por la tierra de U2 son en realidad los de Vila-Matas.
Otra referencia autobiográfica es el hecho de que el protagonista de la historia decide retirarse de su trabajo como editor a los 61 años, la misma edad que tenía el novelista cuando se publicó.
Para nadie es sencillo hablar de sí mismo de una manera honesta y reconocer sus temores y fobias. Tal vez sea ese el motivo por el que Vila-Matas considere a Dublinesca su creación más valiente, al igual que una evolución. “Creo que esta novela para mí es un paso adelante en lo que he venido escribiendo en los últimos tiempos, he arriesgado lo suficiente como para plantear nuevos retos a mi obra y a los lectores que siguen esta obra”, comentó.
Dublinesca es un libro ambicioso que permite cuestionar el Apocalipsis personal que cada uno vive, del cual de vez en cuando nos gustaría huir, quizá a Dublín para descubrir como Riba un nuevo sentido a la vida.
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