C On el cambio de horarios de venta de alcohol en Torreón, nuevamente quedó de manifiesto para empezar que los políticos jamás se pondrán de acuerdo si en ello van a ceder un pizca de su poder en aras del beneficio de La Laguna toda.
Torreón, Gómez Palacio y Lerdo seguirán con distintas condiciones para que se pueda ofertar bebidas etílicas como lo ha sido siempre; incluso ni los municipios de Francisco I. Madero y Matamoros están coordinados por falta de comunicación de la línea estatal.
Rubén Moreira asumió el gobierno con una serie de propuestas de aplicación inmediata para ayudarse a brindar un poco de más seguridad a los coahuilenses, como se lo exige la ley.
Una de esas medidas era la de realmente obligar a que todo mundo circule en sus vehículos con sus debidas placas, y abatir esa injusta y peligrosa realidad de que miles de autos circulaban o bien con láminas Onappafa, que es una infamia para los que hemos pagado los derechos vehiculares, o aquellos que acudían a Gómez Palacio donde se expedían permisos provisionales para circular como si fuesen estampitas, amén del jugoso ingreso que ello le representaba a la tesorería de ese municipio.
Hasta eso, Moreira convenció a su homólogo de Durango, Jorge Herrera Caldera, de modificar esa práctica y le quitó la facultad legal a Gómez Palacio, llevándose esa atribución a la esfera estatal.
Así se ha hecho parcialmente en el tema pues del plaqueo, lo malo para los ciudadanos coahuilenses es que los derechos e impuestos correspondientes se dispararon de manera desproporcional a las condiciones económicas actuales.
Por supuesto este incremento es para tratar de llevar recursos a una caja del estado de Coahuila que fue arrasada por la administración pasada que endeudó a los habitantes de la tierra de Carranza por veinte años.
Además, todavía no se ha hecho nada para los vehículos con placas apócrifas (Onappafas y similares) no vaya ser que esto afecte para las próximas elecciones de julio.
Las modificaciones más importantes para la venta de alcohol en Torreón es que todos los bares y restaurantes tendrán que cerrar definitivamente sus puertas a las 2 de la mañana. Anteriormente bajo algunas circunstancias era legal hacerlo hasta las tres.
Asimismo, se extendió el horario de venta de botellas cerradas -que antes estaba a las 9 de la noche para autoservicios y expendios- a las 11 de la noche entre semana, dejando para el fin una hora más.
También ahora en Torreón se permitirá la venta dominical en las tiendas por la mañana solamente por dos horas. Antes este día no era posible hacerlo.
Todo esto en el tema de alcohol, que se recorta el horario nocturno y se cancelan extensiones, así como la medida del domingo, que ciertamente contribuirá un poco a abatir el clandestinaje de siempre, habla que se legisla y actúa.
Igual lo hacen en lo que respecta a las tenencias y el cumplimiento de la obligatoriedad de que las unidades automotrices porten láminas de identificación oficial. Qué bueno.
Sin embargo, en esto de las autonomías, tal como lo está llevando a cabo el gobernador Moreira, habría que cuestionarle cómo de igual manera ordenó a los sumisos y serviles diputados locales que avalaran y reconocieran la multimillonaria deuda contratada ilícitamente durante el sexenio anterior. Con una desfachatez incomprensible, los legisladores reconocieron y validaron los empréstitos, en vez de haber condenado a los bancos, que facilitaron las recursos para obtener lucro. Que es válido, pero todo negocio lleva un riesgo, y los bancos también debieron asumir ese riesgo.
Esto último viene a cuento porque el día de ayer, Gerardo Carrillo, director de Finanzas Públicas de Fitch Ratings, en una conferencia dictada en esta ciudad, informó que ellos nunca habían visto un disparo tal de la deuda de una entidad federativa mexicana como sucedió en el caso de Coahuila.
Que de tener reportados 8 mil millones, de un plumazo pasó a ser más de 34 mil millones de pesos, esto claro porque el Legislativo local en uso de sus atribuciones validó los delitos que constituyeron funcionarios como el tristemente célebre Javier Villarreal, exdirector del extrañamente extinto Servicio de Administración Tributaria del Estado de Coahuila, (SATEC por sus siglas).
Vaya, ultimadamente en eso de usar las atribuciones: en el asunto del alcohol Rubén Moreira lo decidió así, porque cree que eso es parte del problema de inseguridad que se vive en el estado donde gobierna; lo de la tenencia y plaqueo: qué bien que llegase en realidad a obligar a todos a portar las láminas, pero qué abusivos y rapaces para recaudar, ahí están los nuevos costos.
En tanto ¿por qué no usa de nuevo sus atribuciones para rescatar aunque sea en parte el patrimonio de los coahuilenses, que tienen hoy hipotecado por décadas parte del presupuesto estatal anual?
Como sí lo hizo cuando ordenó a través de la bancada de su partido se autorizaran incrementos en todos los impuestos y derechos estatales. Bueno, legalmente está correcto, todo esto es en ejercicio de sus atribuciones.
