Sustentabilidad. El Sello Verde indica que la comunidad cumple con los estándares ambientales más elevados del mercado.
Ejidatarios de Quintana Roo trabajan para obtener la certificación de Sello Verde, símbolo de calidad que avala la explotación sustentable de la selva y permite a los productores cotizar a un mejor precio sus productos en el mercado internacional.
Valfre Cetz Cen, director del Instituto Forestal, explica que el proceso es largo, pero "vale la pena", porque el manejo sustentable de la selva será siempre "la mejor herencia" que los hombres del campo le dejará a las futuras generaciones.
Estima en 184 mil las hectáreas de ocho ejidos que están buscando la certificación, pero tal vez los únicos que lo logren a fin de año serán Petcacab, Caobas y Noh-Bec, porque son los que presentan avance en el cumplimiento de los requisitos.
Las poblaciones inscritas son Botes, Tres Garantías, Caobas, Bacalar, Noh-Bec, Felipe Carrillo Puerto, Petcacab y Xhazil Sur; la mayoría perdió la certificación después del paso del huracán "Dean" en agosto de 2007.
Este ciclón dejó más de 2.5 millones de hectáreas de selva desfoliada y derribada, por lo que ahora nuevamente buscan alcanzar este reconocimiento.
El Sello Verde lo otorga la organización no gubernamental Rainforest, y para obtenerlo, los ejidatarios debieron olvidarse de los viejos métodos para modernizarse: dejar de lado los instrumentos y mediciones antiguas para tener un censo de la vegetación y así poder sostener que son un proyecto sustentable y amigable con la naturaleza.
La certificación Sello Verde indica que la empresa o comunidad cumple con los estándares sociales y ambientales más elevados del mercado. Ayuda a proteger la marca y el prestigio, además de permitirle el acceso a mercados sensibles a la ecología.
Para Jesús Varguez Escobedo, un hombre de 45 años, y que desde los 16 años se ha dedicado a la explotación de la selva, alcanzar nuevamente la certificación representa no sólo un reconocimiento al trabajo que han hecho él y sus compañeros del ejido de Caobas por proteger el bosque, sino también les permitirá cotizar a un mejor precio la madera.
Afirma que durante más de 8 años contaron con este reconocimiento internacional y nuevamente trabajan para certificar en breve 30 mil hectáreas de área forestal y la cadena de custodia del aserradero.
Dijo desconocer el monto total de este proceso, porque son una serie de estudios, y en algunos casos han recibido el apoyo de las autoridades y en otros los han pagado con sus propios recursos.
A invitación de la empresa certificadora acudió a un curso de intercambio de experiencia forestal en Guatemala en septiembre de 2011 donde, afirma, aprendió otros sistemas de manejo forestal.
Caobas tiene 68 mil hectáreas y 50% está bajo reserva; tiene 315 ejidatarios y emplea a unos 200 campesinos más, para explotar cada año unos 560 metros cúbicos de cedro y caoba, y unos mil 200 metros cúbicos de maderas preciosas, producción que venden a una empresa de Oaxaca a 4 mil pesos el metro cúbico y en 30 pesos el pie de madera.
EJEMPLO DE TRABAJO SUSTENTABLE
Noh-Bec es un ejemplo del trabajo sustentable que hace Quintana Roo y ha servido de reconocimiento nacional. Desde 1936 inició la explotación del chicle y años después la comercialización de madera. Además, obtuvo esta certificación, pero la perdió tras el paso de "Dean". Para alcanzar esta legitimación requieren cumplir con la certificación de manejo forestal, el desarrollo de programas para las operaciones pequeñas, la certificación de la cadena de custodia y la certificación de madera controlada.
El proceso de certificación tiene un costo para el ejido y algunos solicitan el apoyo al Instituto Forestal de Quintana Roo y a la Comisión Nacional Forestal.
