ICEBERG. Para el número 1 de ICEBERG se reunió a 17 artistas para hablar sobre una parte de la escena de Madrid. Del 14 de septiembre al 9 de diciembre estará disponible en la nave 16 de Matadero Madrid. (CORTESÍA)
Bernardo Sopelana es comisario independiente y gestor cultural. Coordinador de la Galería Elba Benítez, en Madrid y del espacio que esta galería dedica a la promoción de artistas emergentes, en colaboración con la empresa textil danesa Kvadrat.
Estudió cinematografía en México, D.F., y en Madrid realizó cursos en gestión cultural y crítica de arte contemporáneo.
COMISARIO DEL ARTE En su labor de comisario y crítico, ha colaborado con Instituciones como el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Museo de Arte Moderno en el D.F., el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la UNAM y en el Laboratorio de Arte Alameda. Durante sus años en México fungió como coordinador general de Garash Galería ubicada en la colonia Roma.
*Cuéntanos cómo fue la transición de productor de cine a 'comisariar' exposiciones.
En realidad nunca fui productor de cine. Trabajé como asistente de producción y dirección en algunas producciones de comerciales, TV y alguna que otra película independiente.
Al no disfrutar de mi trabajo y no identificarme tampoco con la gente que trabajaba decidí buscar caminos alternos. Ya que disfrutaba mucho de las exposiciones, leía mucho sobre arte contemporáneo, fui directamente al Laboratorio de Arte Alameda en la Ciudad de México y ahí empecé a trabajar en el departamento de Educación, en donde tuve la oportunidad de estar en diferentes montajes de exposiciones.
Fue ahí donde disfruté plenamente de mi trabajo como 'productor'. Al mismo tiempo empecé un diplomado en museografía en el Laboratorio. Mi experiencia en producción, los montajes en el museo y el diplomado en museografía me dieron cierta experiencia que me dio la oportunidad de empezar a coordinar durante dos años las exposiciones en Garash Galería, una galería de arte contemporáneo en la colonia Roma. Aprendí muchísimo allí y trabajar directamente con los artistas y sus proyectos fue una experiencia que me marcó profundamente.
Decidí venir a España a estudiar gestión y comisariado de exposiciones. Empecé programando un espacio alternativo en Madrid, un taller de encuadernación muy particular de nombre La Eriza. Ahí empecé a comisariar pequeñas exposiciones y a investigar, como extranjero, la escena de arte madrileña.
*Veo que sientes predilección por el arte contemporáneo, ¿cuál es la razón?
La verdad es que es lo que me ha tocado vivir. Trabajo con mi propio contexto. Respeto mucho a un comisario que tiene predilección por las Vanguardias. Yo trabajo con las herramientas que tengo a la mano. Sobre todo que el tiempo es para mí muy importante y es por eso que me encanta poder colaborar con la producción actual.
*¿Cuántas muestras de arte has 'comisariado'?
Como comentaba, estuve programando durante tres años exposiciones en La Eriza, hacíamos alrededor de 5 y 6 exposiciones al año, pero sólo comisariaba un par de ellas, podría destacar Mañana en la periferia, una exposición de ilustración contemporánea y proyectos especiales que empecé a involucrar dentro del espacio, como instalaciones efímeras, la del artista de origen brasileño Marlon de Azambuja.
A la par de este espacio estuve haciendo exposiciones con artistas jóvenes de Madrid, también en espacios no institucionales como Mundo intruso de Elena Alonso en la Asociación Cultural Mediodía Chica, un espacio gestionado por artistas.
El Instituto de México en España siempre fue un gran apoyo desde que llegué a Madrid, ahí me dieron la oportunidad de realizar dos exposiciones de artistas mexicanos residentes en España: Movimiento constante de Gustavo Salinas y Tecnolatrías y germinalidades de Rivelino Díaz. Posteriormente la galería Raquel Ponce contactó conmigo para ofrecerme el espacio y hacer una exposición, el que se ha convertido en uno de mis proyectos más personales. Después de Ahora en el que investigo sobre el factor del tiempo en la producción artística a partir del trabajo de dos artistas, Julio Adán e Ignacio Chávarri.
Actualmente estoy por empezar a montar una exposición de 17 artistas en un espacio gigante en Matadero, un centro cultural en Madrid. Esta exposición, de título ICEBERG #1, profundiza en la actual escena joven de Madrid.
*¿Has participado como artista expositor en alguna exposición?
He colaborado en diferentes proyectos artísticos, pero ninguno en el que yo haya comisariado. Hice un libro en colaboración con Óscar Sánchez Lozano, para un festival de libros ilustrados en Barcelona.
Colaboré con Marlon de Azambuja en el proyecto Editora Calle, en donde invitó a varios comisarios y artistas a escribir sobre la ciudad y en lugar de editar en papel los textos, los pintábamos con stencil por las calles de Madrid. Colaboré como muchos otros en una exposición de mail art o arte postal. Pero no soy artista, no me interesa serlo.
*¿Cómo recibes estos proyectos?
Me gustan las colaboraciones. Creo que el arte es una colaboración constante y un ir y venir de información que se transforma constantemente. Las exposiciones que comisario no son mías, son de los artistas en colaboración conmigo. Yo soy como un intruso dentro de sus proyectos.
*¿Conoces a los artistas previamente?
Cada proyecto es distinto, a veces conoces al artista previamente, a veces sólo su obra. Depende del proyecto te involucras de una manera u otra. Lo importante siempre será la obra y su forma de exhibirse y llegar al público. Lo demás es un poco secundario.
*La participación en Matadero Madrid con ICEBERG, ¿en qué consiste?
Es una exposición que intenta reflexionar sobre el contexto Madrid. A partir de la obra de 17 artistas que generan cierta actividad en el circuito más joven de la ciudad. ICEBERG es un colectivo que tenemos Ignacio Chávarri y yo desde el año pasado. Hicimos ya una primera exposición con este nombre, fue el ICEBERG #0 en el que investigamos la repercusión de las residencias artísticas en el producción de un artista.
Para el número 1 de ICEBERG, hemos reunido a 17 artistas para hablar sobre una parte de la escena de Madrid. Este proyecto es hasta el momento el más ambicioso, intenta ser un experimento: queremos que sea un punto de partida y no un final.
Desde que se inaugura habrá actividades paralelas e invitaremos a jóvenes críticos a reflexionar sobre el contexto del arte en Madrid, a partir de esta exposición.
Los proyectos ICEBERG van acompañados de una publicación con charlas con agentes involucrados activamente no sólo con el contexto, sino con los artistas que participan en la exposición. Esta publicación tiene como objetivo contextualizar la exposición con textos (charlas) más cercanos al espectador no cercano al arte contemporáneo y que pueda servir como una herramienta de accesibilidad a la obra y al arte en general, así como una herramienta de investigación para el futuro.