En estos días, a punto de llegar al ocaso de la competencia electoral, se celebró el debate propuesto por universitarios del movimiento #YoSoy132 a la que concurrieron tres de los cuatro candidatos. El ausente, en esta vez, consideró que su rechazo se fundó en que no advertía condiciones de neutralidad y de imparcialidad. En una carta enviada esa noche el candidato lamentó que los anfitriones hayan tomado la decisión política de expresarse en su contra. Esto debió de costar horas de desvelos ante la disyuntiva de acudir o no a la cita. En el proceso electoral que tuvo lugar hace seis años de los candidatos a la Presidencia de la República no asistió AMLO al primer debate y dio dos explicaciones diferentes del porqué no acudió. En ambos casos incluyó a Televisa indicando primeramente que se debió a que esa empresa preparaba en su contra un presunto complot para después señalar que su ausencia en el debate no fue sino el resultado de su propia estrategia electoral, esto último según Joaquín López Dóriga. La nota periodística tituló "se enreda López Obrador con debate del 2006"
Los analistas han señalado que la decisión de AMLO en el sentido de no asistir al primer debate fue un error de su campaña. Se le vino el mundo encima por lo endeble de sus argumentos. Que los medios estaban preparando una embestida en su contra no era suficiente para desistir, pues de eso se trata que un pretendiente se enfrente a obstáculos que debe sortear con mayor o menor facilidad. De que contaba con información de que previamente al debate de que los medios le tenían tendida una trampa planeando presentarlo como el perdedor del debate echándosele encima en montón, era natural, en que eso debiera llevarlo a darse por vencido, pues desde un principio del proceso, he de suponer, sabía al aparato al que se estaba enfrentando.
AMLO no es nuevo en el oficio, sabe de los sufrimientos y desengaños que trae aparejada el aspirar al cargo más importante de la administración pública, conoce sus recovecos y lo caprichosa que es la diosa fortuna. No creo le sorprenda el estar en un sucio chapoteadero. La historia es un catálogo de ejemplos. No, nada se consigue fácilmente.
Si piensa, que los dueños del balón se lo van a prestar por guapo y azul de un ojo está perdiendo su tiempo. Jeffrey Davidow exembajador de los Estados Unidos de América en nuestro país lo acaba de decir sin ambages, conste que esos no exponen sus ideas sin que no tengan línea, dijo que sería una sorpresa si no resultara Enrique Peña Nieto el nuevo mesías, palabras más palabras menos. Me atrevería a decir que sus partidarios ya tienen en sus manos el control de las elecciones. Lo dijo el mismo López Obrador: siempre hay debate y posdebate y los expertos hablan de que se puede manejar el posdebate y hacer creer que ganó uno de los candidatos y perdió el otro. Los que mandan en el país pueden hacer creer que ganó el que perdió y perdió el que en verdad ganó. ¿A quién o a quiénes se refería?
No le extrañe a nadie que quien dejó la silla vacía en el debate convocado por el movimiento #YoSoy132 reciba el aplauso por no hacerles el caldo gordo a los estudiantes. Hace seis años un candidato no estuvo presente en un debate y así le fue. Uno de los actuales candidatos dejó la silla vacía porque "no advierto condiciones de neutralidad y de imparcialidad"; el otro dijo hace seis años "que su ausencia se debió a evadir un estrategia para declararme perdedor del debate con gran difusión de los medios, con el consabido manejo de encuestas y otros recursos mediáticos".
En ambos casos los candidatos se mostraron medrosos e ineficaces. La ciudadanía podría pensar que les faltan arrestos para hacer frente a los graves problemas que aquejan al país. Hasta el momento no he visto ese desgano en el resto de los participantes. En fin, como dijo el poeta español Ramón de Campoamor: en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
