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El campeonato arrebatado en el 43

J.A. GARCÍA VILLA

En 1942, al tercer año de su ingreso a la Liga Mexicana de Beisbol, LMB, el equipo de la región, Jaboneros de Unión Laguna, se coronó campeón por vez primera. Fue dirigido el conjunto por el maestro Martín Dihigo, el más grande pelotero de todos los tiempos, quien además contribuyó con su extraordinario pitcheo a obtener el banderín. ¡Y de qué forma!

Con sus lanzamientos, esa temporada del 42 Dihigo obtuvo nada menos que la triple corona: más juegos ganados, que fueron 22; líder de ponches recetados con 211, y mejor efectividad en toda la liga con promedio de 2.53 carreras limpias admitidas. Todo pintaba para que en 1943 los Jaboneros alcanzaran el bicampeonato. Pero razones ajenas a lo sucedido en el terreno de juego lo impidieron.

La escuadra lagunera empezó muy bien la campaña de 1943. De sus primeros 18 encuentros, en una temporada de 90 juegas, ganó 14. En plena campaña se encontraba en primer lugar. Pero una noche "que jugábamos contra el Puebla -narra Martín Dihigo en sus memorias- lanzaba por nosotros el pitcher derecho americano Terris McDuffie que tenía gran velocidad y en ocasiones era descontrolado, Eugenio Morín, el manager del Pericos, me dijo que tenía un telegrama del dueño de su tim Puebla de que protestara cualquier partido que McDuffie lanzara de noche".

Continúa Martín Dihigo su narración, así: "No creí -dice- semejantes tonterías, porque eso no era beisbol y porque aun habiéndose acordado dicho absurdo me lo hubiesen informado los directivos de mi club con la debida anticipación".

Curiosamente, el juego protestado de antemano por el manager de los Pericos lo iba ganando Puebla 6 carreras a 3. Finalmente de manera sensacional el triunfo fue para Laguna, gracias a un cuadrangular de campo con casa llena conectado por Memo Garibay como bateador emergente. Tres días después la victoria lagunera quedó oficialmente anulada.

En la última serie del calendario estaban empatados Laguna y Monterrey. Ambas escuadras jugarían esta serie final en casa. Laguna contra Puebla y los regios versus Tampico.

Al llegar la última jornada seguían empatados. Ese día ganó Monterrey, pero el juego en Torreón no se pudo llevar a cabo por lluvia la tarde de aquel domingo. Dihigo insistió en que se efectuara por la noche, toda vez que el "campo ya se encontraba en regulares condiciones" y había dejado de llover. No le hicieron caso.

El partido se reprogramó para el lunes. Pero como este día ya quedaba fuera de la temporada, los Pericos tomaron el tren y se marcharon. Fue así como por una serie inconclusa y un triunfo anulado al Unión Laguna, Monterrey se coronó por apenas medio juego de diferencia.

Un campeonato amargo hasta para la propia fanaticada de Monterrey. Y una terrible frustración para la afición lagunera. En protesta, la directiva de Unión Laguna tomó la decisión de abandonar la LMB e incorporar el equipo a la llamada Liga Nacional, en la que participó durante las temporadas de 1944 y 1945.

Que 2013, setenta años después, sea el de la reivindicación de aquel campeonato del año 43 arrebatado de manera tan injusta como antideportiva a La Laguna.

(Procede señalar que sobre este episodio hay diversa bibliografía. Entre otros libros lo abordan: el magnífico del Lic. Javier Cavazos "Beisbol, pasión y orgullo lagunero"; Tomás Morales en "La historia de dos fenómenos del beisbol"; Gilberto Dihigo en "Mi Padre, el inmortal", y Teódulo M. Agundis en "El verdadero Jorge Pasquel").

jagarciav@yahoo.com.mx

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