El 25 de diciembre del año de 2005 una jueza pronunció sentencia condenatoria contra Florence Marie Louise Cassez Crepin fijándole una pena de 96 años de prisión que se redujo a 60 años, tiempo máximo que en este país podía ser impuesto, al considerar que quedó comprobado su participación como autora material de un secuestro, delincuencia organizada y portación de armas. Un Tribunal Colegiado le negó la protección de la justicia federal. De entonces a acá empezó un estira y afloja en la que intervienen los gobiernos de Francia y de nuestro país, pidiendo el Presidente galo que conforme a un tratado firmado por ambas naciones se pusiera a la sentenciada a disposición de las autoridades carcelarias francesas para que allá purgara el fallo de los tribunales mexicanos. Curiosamente le fue negado el traslado con el argumento de que si así se procediera podría dar lugar a que llegando a suelo francés fuera inmediatamente liberada con cualquier pretexto dejando a la justicia federal azteca sin poder hacer otra cosa que rechinar los dientes. Si eso estuvo acorde o no al previo acuerdo de enviar al país de origen a los sentenciados en otro país, es otro cantar.
El caso ha revivido ahora. Eso dice una nota que salió antes de ayer en este periódico, que indica que la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por dictar sentencia que se dice sentará un precedente en temas como el de debido proceso legal y el respeto a los derechos humanos. Al tiempo deja correr la versión de que hay una campaña de difamación en contra del ministro ponente. Las opiniones están divididas y hay a quienes les parece que no está claro el asunto considerándolo nebuloso, recomendando no dejarse llevar por la xenofobia. Hay quien está en contra y quien a favor, llegándose al extremo de considerar que debemos esperar a cuando se lleve el caso a una Corte Internacional cuando se podrá saber si realmente hubo violaciones procesales que viciaron el proceso dando lugar a que se nulifique todo lo actuado y se le ponga en libertad. Lo cual obviamente agravaría la dispepsia que sufren nuestras autoridades, que no dan una. Pero, qué ganas de meterse en un berenjenal. Parece que a propósito se enredan asuntos que en un principio eran prístinos, sin mácula pues. Me queda claro que los hechos apuntan a una culpabilidad que no puede ser castigada por irregularidades procesales.
De que hubo una violación al derecho de la detenida de ser asistida por autoridades consulares, de que inexplicablemente no fue puesta de inmediato a disposición del Ministerio Público (sino que se le hizo participar en un montaje para repetir las escenas de su captura frente a las cámaras de televisión lo que trajo como resultado que el reportero Pablo Reynah perdiera su chamba por fingir que estaba presentando un hecho que había ocurrido antes, prestándose a grabar con las cámaras, escenas obviamente apócrifas), de eso no hay duda. Lo que tuvo un efecto corrosivo en el resto de las actuaciones judiciales invalidándolas. Si Florence llegara a salir libre no será por haberse demostrado su inocencia. En tal caso, de que hizo lo que dicen que hizo, nada se dirá en la resolución judicial. Hasta ese extremo se llegará. Ahora que la sentencia condenatoria puede ser confirmada y colorín colorado este cuento se habrá acabado. Lo único que le quedaría al belicoso de Nicolás Sarkozi, es intentar repetir la Guerra de los Pasteles en que un tahonero francés avecindado en nuestro país acusó al gobierno mexicano de no pagarle, lo que dio el pretexto al gobierno francés para bloquear el puerto donde hacen su nido las olas del mar, destrozando la guarnición a cañonazos ocupando el fuerte de San Juan de Ulúa, haciendo ondear su bandera. Luego llegaría a un acuerdo para reintegrar la plaza y devolver buques mercantes secuestrados.
Suponiendo le fuera adversa la decisión de la Corte, que se dicte el próximo 21 de marzo, dando paso a permanecer en prisión durante los 60 años siguientes, la tal Florence envejecerá a ojos vista. Sus arrepentimientos le harán darse cuenta de que no debió unirse a la banda de secuestradores conocidos como Los Zodiaco. Que nunca debió salir de Béthune, Pas-de-Calais, región enclavada en el norte de Francia, de donde partió para México. Las arrugas marcarán su rostro. La piel que ahora luce primaveral se volverá invernal sin pasar por el verano y el otoño. Si se considera la vida como lucha continua contra la muerte inevitable, la senectud no es sino la manifestación de las heridas sufridas durante el combate. La hipótesis que relacionaba la pérdida de actividad sexual con la vejez gozó durante algún tiempo de gran popularidad, sobre todo cuando el médico ruso Voronoff pretendió demostrar que los injertos de testículos de mono prolongan en el hombre el vigor físico y psíquico. Falso de toda falsedad. Son los factores emocionales y el aislamiento, los que adelantan el reloj biológico e las personas. Florence tendrá rejas y muros frente a sí y, en su caso, remordimientos que la acompañarán hasta su tumba. Será una flor en un cementerio.