Recordar la historia es ilustrarnos para perfeccionar el hoy. La serie de sucesos que en 1810 condujeron a los pobladores de la Nueva España a sacudirse del yugo español, culminaron con la bandera del Plan de Iguala, que amparaba tres garantías: independencia de México, conservación de la religión católica y unión de todos los habitantes de la Nueva España.
Con la coronación del emperador Agustín I de México, en julio de 1822, se instala el primer imperio mexicano. Eran tiempos en que el país tenía una extensión territorial de 4.7 millones de kilómetros cuadrados.
Después de la Constitución de 1824 y la conformación del sistema republicano, durante el resto el Siglo XIX continuaron las fuertes divisiones internas (liberales contra conservadores) y los intereses mezquinos de otras naciones, originando inestabilidad social, política y económica. Se vivió la separación Gobierno-Iglesia (Ley Juárez de 1855). Como cierre de la etapa dictatorial de Porfirio Díaz, llena de opresión y desigualdad social, en 1910 se inició un periodo turbulento. Siguió un largo camino lleno de intrigas políticas, traiciones y lucha por el poderío político y económico, donde todos querían gobernar y mandar, nadie obedecer. Finalmente, en un país gobernado por los partidos políticos y medios de comunicación, orgullosos, en 2010 celebramos el bicentenario de nuestra Independencia y el centenario de la Revolución. Actualmente la extensión territorial de México es de casi dos millones de kilómetros cuadrados.
Del breviario anterior, ¿encuentras alguna similitud con Gómez Palacio? Inicios sin rumbo, llenos de carencias, obstáculos, políticos improvisados, orgullo y finalmente el porvenir en sus manos. Después de años de mentiras gubernamentales, divisiones y continuar con el porvenir en nuestras manos, seguimos con orgullos, políticos improvisados, obstáculos, llenos de carencias y sin rumbo. Tal parece la historia del cangrejo. ¡Vamos para atrás!
Bien haría la presidente Rocío Rebollo en leer nuestra historia, en especial, al controvertido Porfirio Díaz, cuando después de años difíciles en las arcas nacionales, encontró en su secretario de Hacienda y Crédito Público, José Yves Limantour, el mayor apoyo -en voluntad, cerebro, capacidad y responsabilidad- para lograr el objetivo de conmemorar el primer centenario de la Independencia, realizando mil 418 obras en toda la República, entre ellas, el kiosco de la plaza principal de Gómez Palacio. Además, el presidente Díaz reportó a la nación, a través de folletos, con su precio original y detallando su diseño, descripción y simbología, el uso y destino de cada peso y centavo utilizado en cada una de las obras, sin incluir trabajos adicionales, fallas en la planeación o diferencia en costo por atraso. Bien dicen que el pensar individualmente y en equipo, ayuda a saber ahorrar y hacer bien las obras.
Hoy el Municipio de Gómez Palacio parece estar destinado a no gozar de una convivencia urbana de confort, a no ser favorecido ni agraciado con el toque de la mano del progreso y la modernidad. Las pocas obras están inconclusas o son lastimeras, de mala calidad, con una visión incongruente con la dignidad del gomezpalatino. Sólo soluciones salidas de la improvisación o la mediocridad.
Nos salvan las luchas individuales de trabajo y esfuerzo de cada uno de los ciudadanos, pero como sociedad civil, nos conformamos o acostumbramos a vivir en esas condiciones. Mas cuando nuestras autoridades, de manera mediática y terca, con lonches y pirules de tres colores, nos explican que así es como debemos sentir el progreso, felices y llenos de alegría al son de una auténtica Banda Grupera.
Con un nuevo agregado: ¡No hay dinero! ¡El Gobierno del Estado nos quitó 30 millones! Cantaleta que día a día escuchamos de la boca de nuestra presidente Rebollo. Pero lo triste, lo significativo, es corroborar nuevamente que nuestras autoridades municipales no han aprendido cómo administrar la ciudad. No hay liderazgo, no hay estratega ni equipo. Se necesita redoblar esfuerzos, caminar y tocar puertas, usar la imaginación. No es válido creer en la lágrima cuando existen tantas necesidades y problemas. Cómo andaremos carentes de líder, que los regidores ¡urgen la presencia del gobernador!
Para que "no le duela el corazón" a la alcaldesa al despedir a trabajadores municipales, para que continúe el programa de becas, otros programas sociales y no afecte su deslumbrante programa de obras; también, para que "no les duela a los ciudadanos" los más de 39 millones que se pagan anualmente para la amortización e intereses de la deuda pública y los casi 18 millones anuales de pago al CRIT. Acudiendo a su petición de "ayúdenme a encontrar recursos", el grupo mayoritario de su ayuntamiento y ciudadanos preocupados por Gómez Palacio, le proponen realizar reducciones en los siguientes rubros de la Ley de Egresos 2012: (millones) Arrendamientos y Equipo (1.5), Combustibles (4.3), Tiempo extra (1.1), Subsidio DIF (1.6), Prensa (1.7), Pavimentación/bacheo (2.1), Gasto ceremonial (1), Apoyos sociales (1.6), Despensas (1.8), Subsidio Educacionales (1.2) y Feria (1), total (18.9 millones). Y en las siguientes partidas que suman un total de 4.5 millones: Viáticos, Alimentación personas, Servicio telefónico, Equipo cómputo-audiovisual, Servicio Calificadoras, Difusión gráfica, Vestuarios/uniformes, Asesoría, Honorarios, Estudios y proyectos.
Exigir al Congreso del Estado la pronta solución a la Cuenta Pública 2010, podría también rescatar más de 30 millones pendientes de comprobar, sin sumar el valor de otras partidas aún sin justificar. Esto último, solo depende de usted. No escuche el "canto de las sirenas" cuando algún desvergonzado le aconseje solicitar un nuevo préstamo por 45 millones.
Alcaldesa, ¡si no quiere que Gómez Palacio pierda patrimonio!, ¡que los constructores respeten los lineamientos urbanos!, que el director de Obras Públicas y Desarrollo Urbano, José Betancourt Hernández deje de burlarse de los ciudadanos, con mentiras y falsa información, actué conforme a derecho en el caso de la invasión de banqueta provocada por la construcción de ampliación del Hospital San José, ubicada en la esquina de Mina y Zaragoza. Éste es un solo ejemplo de los muchos existentes, donde participan el director, la subdirección, el inspector, el perito responsable y constructor. La nefasta planeación y supervisión irresponsable de la obra pública en nuestra ciudad de parte de su equipo especializado, es un verdadero desorden y caos, ocasionando más daño en la ya lastimada imagen de la ciudad y su exiguo orden urbano.
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