En el transcurso de nuestra existencia, todos hemos vivido una oportunidad de vida en espíritu y conciencia, con un deseo de reafirmación en la justicia y esperanza, soñamos con un futuro mejor al solucionar un acto simple del vivir. En agosto de 2011, el Congreso del Estado de Durango le dio esa oportunidad a la ciudadanía de Gómez Palacio, rechazando por unanimidad de sus diputados la indignante cuenta pública 2010 enviada por la alcaldesa, que incluía el corte financiero de ese año en lo correspondiente a la administración municipal de...
...Mario Alberto Calderón Cigarroa y la de María del Rocío Rebollo Mendoza.
A un año de que la Entidad de Auditoría Superior del Estado de Durango (EASE) ha revisado, evaluado, exigido, vuelto a revisar y revalorado la papelería de los involucrados para rendir cuentas públicas transparentes y sanas a la ciudadanía burlada, el equipo de trabajo del CP Luis Arturo Villarreal Morales ha caído en un mundo de vacuidad. No hay citatorios ni comparecencias de los involucrados ante la Comisión de Hacienda del Congreso, tampoco existen señalamientos ni interpelación, no hay etapas, tiempos ni conclusiones. Hoy priva un contagio de la nada. ¡No pasa nada de nada! En cortas palabras, en transparencia y rendición de cuentas ¡no pasa nada de nada! Al parecer, esta exhibición de exigencia pública solo fue una simple "llamarada de petate". Pero si no hay aprobación de la cuenta pública 2010, ¿puede aprobarse la cuenta pública 2011? ¿Es viable dejar pendiente la cuenta 2010 para que la revisen nuestros nietos?
Sin poder acceder (por considerarse información restringida) a toda los datos incluidos en los señalamientos y observaciones indicadas por EASE, analicemos únicamente los dos ejemplos más obvios. ¿Dónde están los millones de los puentes Sacramento y Zaragoza, ya pagados por el municipio de Gómez Palacio? Esta pregunta no debe formulada ser solo a Mario Calderón, sino también a la presidente Rebollo, pues los ciudadanos seguimos pagando los 182 millones del préstamo para obras, pero sin obras. La alcaldesa firmó de conformidad las cuentas entregadas en el cambio de mandatos municipales, ahora debe una explicación sensata y pública a los gomezpalatinos. ¿No le molesta la burla que le hicieron a la ciudadanía los anteriores "servidores públicos"? ¿No llega usted hasta las lágrimas porque el municipio no tiene dinero y no puede hacer más por su querida ciudad? Ojalá y dejara atrás su típica excusa: "No es mi responsabilidad. No se realizó en mi administración".
Tres propuestas de solución a las autoridades:
Justificar con fotografías arregladas la existencia de esos puentes y reportarlos como robados o perdidos. El pueblo les creería y comprendería su equivocación.
Con su sabiduría de alquimistas, que el personal contable a su cargo realice las modificaciones y ajustes en la documentación necesaria y demuestre solamente que lo que entró, se gastó. ¿En qué? Eso no tiene importancia, la autoridad es la autoridad. Total, el tiempo vuelve a borrar todo.
Pedirle a los responsables devolver el dinero, de lo contrario, ejecutar un necesario ejemplo en esos servidores deshonestos, exigiendo a la justicia cumplir la ley; aunque en breve regresen a la vida normal y retomen sus andanzas en el sector oficial impunemente.
Mientras, se escucha el comentario de la ciudadanía: "en esta época no pasa nada porque son tiempos electorales", podría tener razón la sabiduría popular, pero para ser más exactos, el pueblo debería expresar: "hoy no pasa nada, porque siempre son tiempos electorales". En impunidad, transparencia y rendición de cuentas ¡nunca pasa nada! Toda la opinión pública, en todos sus estratos, comenta los abusos y violaciones a las leyes de los funcionarios, menos las autoridades que controlan y administran los recursos públicos. ¿Qué tienen los cargos públicos que cuando quienes los ejercen toman posesión, de inmediato les llega la sabiduría y se sienten enviados de los dioses aztecas y mayas? Todos deberíamos preguntarnos, entonces: ¿por qué es tan difícil ser honesto en el servicio público? ¿Por qué es tan difícil que en las finanzas públicas sumar uno más cuatro sean cinco? ¿Por qué es tan difícil cumplir con la palabra y responsabilidad en la función pública? ¿Por qué no entienden las cabezas de las administraciones públicas que usar el dinero para lo no aprobado, cambiar el nombre al uso del dinero, realizar incrementos en las partidas o tomar de un peso hasta millones, es robar y mentir?
Hablar de iluminados y deficiencias nos sitúa en las actuales campañas de los partidos políticos que se ven fortalecidas con el trabajo de personajes relacionados con la administración municipal gomezpalatina en funciones: José M. Campillo Carrete, Pedro B. Quevedo Nájera y J. Enrique Guerrero Castro, a quienes con la aprobación meditada de la alcaldesa, se les concedieron 90 días de permiso "sin goce de sueldo". La ciudadanía, nuevamente, ya no sabe si seguir riendo o continuar llorando por las decisiones de la edil. ¡Gómez Palacio no es una agencia de trabajo! Más cuando la autoridad expresa problemas económicos y está valorando a su personal. Las decisiones vertidas manifiestan que esas personas no hacen falta en la actual estructura administrativa, entones, es mejor liquidarlas, como muestra de respeto por la ciudadanía y actitud de ahorro. Pero la sabiduría popular vuelve a comentar: "lo vital e importante es afianzar la posición de nuestras autoridades locales en el poder, en el Congreso de la Unión y en su partido, pues finalmente, el pueblo paga".
Ya solo faltaría que el ingeniero José Betancourt, todo amor y carisma, a nivel nacional pudiera ingresar a las filas de MORENA; y que el ingeniero Miguel Chibli, diferente a los demás, refuerce la campaña del PAN en el norte del país. Entonces sí, señores, ¡agarren sus asientos! A levantar el orgullo, porque Gómez Palacio tomaría el lugar que le corresponde en el ámbito mexicano.
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