La física cuántica afirma: "todo lo bueno como lo malo que existe en el mundo es producto de nuestra mente. Que cada vez que manifestamos algo con nuestro pensamiento y/o con palabras estamos dándole poder -para bien o para mal- a ese movimiento o persona", que hay que darle poder a los "pensamientos de luz" para que se convirtieran en realidad, ya que "la oscuridad está fracasada ante el poder de la luz". Que nuestros pensamientos deberán ser antagónicos de lo negro...
Lo malo, la desesperación y decepción, la mentira y servilismo, y que no se deberá pensar en el cómo ni de qué manera sucederá lo deseado, pues eso se le dejará "al Universo".
Una noche dormí plácidamente deseando un sueño reparador para aplicar al día siguiente, como ciudadano feliz, esta teoría. Mi despertar fue de un ente positivo, lleno de energía y confianza. Me miré al espejo, y de manera alegre me dije: "quiero, acepto y reafirmo que hoy tendré abundancia, desarrollo, belleza urbana, orden, disciplina, información, respeto y progreso en mi vida, en la de mi familia, en todo Gómez Palacio y Durango". Me dije que todo saldría perfectamente, y lleno de entusiasmo decidí visitar los trabajos del Parque Ecológico La Esperanza, la obra más publicitada por el Gobierno del Estado de Durango en Gómez Palacio.
Con sorpresa verifiqué poco personal laborando y un ritmo de trabajo lento, constatando que se continúa construyendo sin el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que además no existen permisos de construcción expuestos. El municipio, a través del ingeniero José Betancourt, aún no ha proporcionado copia del expediente completo, adjuntando el dictamen elaborado por la Subdirección de Desarrollo Urbano para otorgar los permisos de construcción municipal correspondientes. El diseño del proyecto tuvo como idea original proveer a los gomezpalatinos un paseo placentero y de convivencia, así como un importante pulmón verde, gratificante y espectacular (bases para decretar la expropiación de los terrenos). Dicho diseño original ya sufrió varias modificaciones, entre ellas la construcción de pequeñas canchas deportivas con diferentes orientaciones. Además, se desconoce la inversión total, al igual que la fecha de terminación de cada etapa.
También se ignora quién dará inicio a la enorme y relevante obra, necesaria y urgente, de infraestructura vial y regeneración urbana de toda su área circunvecina. Esto sin considerar la problemática que ocasiona el paso del ferrocarril, agravándose en un futuro muy próximo con el aumento del tránsito de trenes. Lo que nos conlleva a cuestionar nuevamente a la alcaldesa Rocío: ¿cuándo concluirá las gestiones ante las autoridades federales para obtener en comodato la antigua bodega del ferrocarril, inmueble registrado como Monumento Histórico ante el INAH? Ocasión que se prestaría para solicitar la antigua estación de Noé -primera construcción en todo el municipio (1883)-, pues está destruyéndose. La ciudadanía y los estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UJED desean que el inmueble se destine para uso cultural con beneficio a toda la comunidad (ya hay proyectos). En septiembre del 2010, en un evento cultural, la edil comentó que los buenos resultados de la tramitación eran cuestión de meses, rehusando la participación de la sociedad civil. Hoy comprobamos que el problema fue que no dijo de qué año. Pero sigue en pie el ofrecimiento de gestoría por parte de la asociación civil.
Volviendo al parque, leímos los impresionantes comentarios vertidos por el representante del Consejo Ciudadano de Vigilancia, Julián Goray Zarzosa, quién por no verse durante el día en la obra, se creyó que asistía al turno de vigilancia nocturna. Aclarado esto, todo vuelve a ser positivo y constructivo, al enterarnos de que las responsabilidades del grupo ciudadano no contemplan vigilar el apego al diseño del proyecto, supervisar el avance y calidad de los trabajos, así como ser celosos en la aplicación del dinero. ¡No! La responsabilidad y objetivo primordial del grupo de ciudadanos, conformado por personalidades de las tres ciudades (obra metropolitana), es más ambicioso e importante: verificar "que al término de las obras, se entregue un parque funcional". Más aún, sin estar enterados de las modificaciones al diseño y no contar entre sus filas con especialistas ni técnicos en la materia, de antemano aprueban las posibles modificaciones sustanciales al proyecto, avalando un museo y reduciendo áreas verdes. ¿Sabiduría y capacidad de decisión o intercambio de favores? Difícil de creer... ¡¡aunque usted no lo crea!!
Confiando en nuestro señor gobernador, seguía firme mi fe y alegría en la vida, esperando que esta obra no resulte como la rehabilitación de nuestra plaza principal que cuenta con su "vía crucis", ya que en cada esquina y rincón se localiza una estación, placa o monumento. ¡Todo en un solo lugar! ¡Se les cerró el mundo y la imaginación!
Para no tropezar en mí propósito, traté de compensar mi mente analítica visitando otras obras responsabilidad del Estado: el paso a desnivel deprimido en la calle Escobedo y el edificio para Juzgados Civiles y de lo Familiar, resultando visitas infructuosas. La primera con calidad "pichicata", y ambas suspendidas. Sigue el ¡nada de nada! La desesperación y enojo comenzaron a ganarle a la realidad, sostenida solo en buenos deseos. Promesas y visitas, ¡solo eso! Esto me hizo recordar el dicho: "obras son amores y no buenas razones".
Orillado por la desilusión, rompí parte de las reglas de la teoría (no pensar el cómo y los medios para solucionar), mi cabeza divagó: señor gobernador, ¿por qué no definir las políticas públicas para Gómez Palacio, desarrollando un plan estratégico (objetivo general con sus ejes respectivos), incluyendo su plan de trabajo (estrategias, medios y fines), donde la ciudadanía coteje que su equipo diagnosticó nuestra problemática real? No siga trabajando nada más en obras para imagen electoral o impacto mediático, aplicando soluciones de gabinete a larga distancia, de acción reactiva o tipo "aspirina", "poquiteras" y no acordes con las necesidades, deseos y dignidad de Gómez Palacio.
Ya nos fallaron las autoridades municipales, hoy ¡no nos falle, señor gobernador!