Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis (Michael Eyuem de M.). La población, hastiada y desesperada al comprobar en su vivir diario el aumento de los problemas sin solución, emanados por el libre tránsito del transporte ferroviario que divide la ciudad de Gómez Palacio -en especial los vecinos de las colonias adyacentes a las vías del ferrocarril-, en 2001, en la promesa de campaña de J. Leticia Herrera Ale de...
...retirar el patio de maniobras del ferrocarril que se ubicaba en pleno centro de la ciudad, encontraron una luz esperanzadora y tranquilizante para todas las familias gomezpalatinas.
El compromiso fue cristalizado en el 2003, al convenir la SHCP, SECODAM, SCT, Gobierno del Estado de Durango, Municipio de Gómez Palacio y Ferrocarril Mexicano, SA de CV, el retiro del patio de maniobras, así como el de sus vías operadas por Ferromex en Gómez Palacio, y trasladarlo a Torreón. Era una época en que las autoridades junto con la sociedad civil, luchaban y sentían que éste podría ser el primer paso para eliminar el cruce del ferrocarril del interior de la población; un tiempo en que lo importante era pensar en el beneficio para la ciudad y los reflectores estaban dirigidos a los habitantes y no a la imagen de la primera autoridad. ¡Se hacían compromisos, cumpliendo la palabra empeñada! ¡Sin fallar!
Tras cuatro años de tranquilidad, la lucha y participación de la sociedad civil se hizo presente en el 2007, a través del señor José Guadalupe Orrante Salas, al gestionar y lograr la inclusión de Gómez Palacio en el Programa de Convivencia Ferrocarril-Ciudad. Pero bien dice el dicho: "lo bueno nunca llega solo". Se avizoraban tiempos diferentes, los manejados por los chicos junior neoliberales, donde se busca prometer y hacer obra en cantidad, la que sea y como fuera, sin importar la calidad, utilidad y promesa de inversión. Los reflectores ahora estaban sobre el iluminado en turno. Son momentos de popularidad e imagen, no de servicio y responsabilidad. Así le llegó el turno a Ricardo A. Rebollo Mendoza, quien prometió el cielo y las estrellas, sueño de grandeza que provocó concluir su mandato bajo la batuta del síndico municipal: administración de burla, corrupción e impunidad.
Eran los inicios de la época de la doble máscara, donde ferrocarriles decía querer "solucionar los problemas con la ciudad", pero le urgía más introducir una doble vía, al costo social que fuera, iniciando una alianza entre Ferrocarriles y autoridades municipales. De ahí surgió la promesa de construir siete puentes: Sacramento, calles Urrea, Escobedo, Zaragoza, Forjadores (Ley), 5 de Mayo y Hamburgo, con inversiones millonarias, lavando el cerebro al afirmar que de esa manera "darían solución a los problemas viales de la ciudad". Ni la burla perdonaron las autoridades municipales, en especial la entonces Dirección de Desarrollo Urbano (2009) de la arquitecta Claudia A. Aguilera Cansino. ¡Doble vía con aumento de tráfico ferroviario, más división de la ciudad y la introducción de un nuevo patio de maniobras! Había que servir a Ferrocarriles, no a la población.
Los resultados son fáciles de resumir: para los gomezpalatinos no hubo obras de beneficios, ni calidad en las migajas ejecutadas. Las verdaderas realidades podemos sintetizarlas en dos humillantes preguntas: ¿dónde quedó el dinero invertido por el municipio en los tres puentes? y ¿cuándo van a terminar el vergonzoso puente parchado de la calle Escobedo? En cuanto al objetivo de la alianza Ferrocarriles-autoridades, orgullosamente pueden decir: "se logró la doble vía al interior de la ciudad". Así, el pueblo expresa: "¡Gracias, muchas gracias! Tengan por seguro que ¡nunca los olvidaremos!" ¿Y el fracaso del Programa de Convivencia Ferrocarril-Ciudad?
Y surge en escena otro iluminado: el Director de Obras Públicas y Desarrollo Urbano, José Betancourt Hernández (superior de Claudia Aguilera), funcionario que día a día lucha y se preocupa por lograr beneficios e imagen urbana para la ciudad, desde un pintado de calles hasta la conclusión de las majestuosas obras, como son los trabajos complementarios de la regeneración urbana adjunta al paso deprimido de la calle Escobedo, obvio, iniciando con destruir el puente para "adecuar" sobrepuesto un puente no considerado (calle Vergel). Ingeniero: si necesita asesoramiento y certeza de cómo solucionar lo pluvial, los servicios y el paso peatonal, acuda al señor Orrante, él no cobra por servir. Por cierto, muchos se atreven a llamar a esta obra legendaria "la réplica de la Sagrada Familia de Antonio Gaudí".
Algunas dudas: ¿quién es el responsable de analizar y proponer la creación del Instituto Municipal de Planeación? ¿El responsable de controlar, vigilar y proponer el buen desarrollo urbano del municipio de Gómez Palacio? Si es usted, urge acelerar el trabajo y los resultados, ya tiene cerca de dos años en su cargo y por su desconocimiento y evidencias, no creo que repita de puesto. De lo que sí es digno de felicitarlo, todo un atrevimiento vanguardista en el desarrollo urbano, es la aprobación de una Central de Camiones Foráneos -tipo Satélite-, en pleno centro de la ciudad, frente a la plaza principal, igual que la de las rancherías sureñas de hace 60 años ¡Fantástico! Solo falta una extensión del Rastro y del Mercado Municipal, anexos a la plaza. "Con nuestro esfuerzo ¡Logramos más!" ¡Felicidades! Usted ya puso muchos granitos de arena.
También es responsable de ¿vigilar y hacer respetar la no proliferación de los estacionamientos públicos y "talleres públicos" en las banquetas de la ciudad? ¿Hacer respetar el reglamento de construcción de no edificar sobre los volados? Para ambos casos, recorra cualquier calle de la ciudad y encontrará docenas de variedades de ellos, todos excelentemente supervisados y controlados por su personal, desde el académico hasta el operativo. Para ejemplos actuales en construcción del segundo punto: la esquina de avenida Bravo y Zaragoza (varios pisos); avenida Victoria, entre La Llave e Ignacio Ramírez; y la casa frente al bulevar Miguel Alemán, esquina con Francisco I. Madero. En definitiva, no es lo mismo el gabinete de una oficina o aula, que un escritorio en la función pública, como tampoco pensar y planear, que esconder e imponer. ¿Y la participación ciudadana?
Solo nos queda ser ciudadanos soñadores y cumplir con nuestros deberes, acudiendo a votar el próximo domingo 1 de julio. Votemos por quienes están identificados y en verdad desean el desarrollo y progreso de nuestro municipio. Necesitamos Laguneros de Gómez Palacio en el Senado. ¡Yo ya sé por quién votar! ¿Y tú?
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