Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

EL CIUDADANO

Lementable en el ser humano, cuando su respuesta es una mentira continua

RAMÓN I GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Obscuridad, peligros e inseguridad para el peatón; olvido de los discapacitados, estruendos al frenar y arrancar vagones; silbatos estrujantes, jóvenes robando material y trenes estacionados, todo cada vez en aumento, y lo peor, sin visos de solución. Situaciones originadas por el cruce del transporte ferroviario al interior de Gómez Palacio. Preocupación alarmante por la indiferencia, falta de atención y solución en beneficio de la población por parte de las autoridades municipales, que con su actuar...

...parecen trabajar más para atender y resolver las necesidades del ferrocarril.

Los sueños de los gomezpalatinos de sacar de la ciudad las vías férreas, son ancestrales. Pero los esfuerzos oficiales del municipio más viables y palpables, se centraron en la administración 1998-2001 de Carlos Herrera Araluce, quien durante su campaña, y junto a un sinfín de dificultades más, recogió tres problemas relacionados con el ferrocarril: las inundaciones constantes del paso deprimido llamado 11-40, las molestias y grandes pérdidas de tiempo-hombre originadas por la estadía de los trenes al interior de la ciudad y la petición de la ciudadanía a participar en la solución de la convivencia con el tráfico ferroviario.

Para el primer punto, sencillamente automatizó el trabajo de las bombas de succión, no desarrollando proyectos costosos de por medio y sin la intervención de grandes genios para su respuesta; autoridad pragmática y precisa en su solución. En relación al tránsito del tren, con la premisa de obtener siempre el beneficio para la ciudad, dio verdaderos pasos de acercamiento con los directivos ferroviarios centrales (México), llegando incluso a plantearse el desvío de las rutas para no ingresar a Gómez Palacio, propuesta ciudadanizada donde intervino el arquitecto Manuel Ruiz Esparza. El diálogo y soluciones entre los representantes del ferrocarril, municipio y población, se daba a la luz del día, con puntual seguimiento en todo su accionar. Intercambio de opiniones que contribuyó a solucionar parte de un agudo problema urbano: el perfeccionamiento del sistema vial, cambiando a un solo sentido el tránsito de la avenida Francisco I. Madero e integrando la calle Vergel al acceso vial norte-sur. ¡Fue ayer y es buena historia!

Hoy el problema de Gómez Palacio es que la ciudadanía no cree ni confía en sus autoridades municipales. Desconoce qué proponen y convienen con las autoridades del ferrocarril en las tinieblas de sus oficinas. Mientras Ricardo Rebollo propuso a los vecinos un proyecto supuestamente apegado al Programa de Convivencia Ferrocarril-Ciudad, con espacios para compartir, juegos y áreas verdes, durante la suplencia de Mario Calderón se inició la construcción del puente Escobedo, desconociendo la población el proyecto ejecutivo, anunciado paralelamente, que no se realizaría la instalación de la doble vía al interior de la ciudad. Finalmente la munícipe Rocío Rebollo da todas las facilidades a ferrocarriles para que realice la instalación de una doble vía férrea cruzando la ciudad, desconociendo los alcances y especificaciones del proyecto ejecutivo del puente en construcción, dejando para después de terminado un "posible proyecto para regenerar el área adjunta afectada", sin ninguna bondad al peatón, sin drenaje pluvial e iluminación, diseño ni imagen urbana. ¡Qué tibieza y pobreza de autoridades municipales!

Para esta única obra relacionada con ferrocarriles, licitada por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del Estado de Durango, bajo el número 39003001-039-08, los trabajos deberían iniciarse el 29 de diciembre de 2008 y quedar finalizados el 24 de octubre de 2009. ¡Estamos a julio de 2012!

Lamentablemente, y así para cualquier obra, las contestaciones del responsable de la obra pública municipal José Betancourt Hernández, varían de acuerdo a la temperatura del día: ¡No está ejecutando el Municipio, es gobierno del Estado! ¡No es mi responsabilidad, es obra federal! ¡No estamos enterados, estamos investigando!, y la más decepcionante, ¡Solicita la información por escrito! Para él la responsabilidad, honestidad y transparencia es "una papa caliente", que pasa de mano en mano según su conveniencia e intereses. Las declaraciones de SECOPE Delegación Laguna del arquitecto Arturo Rodríguez de León y de José Betancourt, relacionadas con esta obra, son de dar pena y vergüenza, una burla para la ciudadanía y una humillación a su integridad profesional.

Basta de evasivas y justificaciones, de seguir insistiendo en jugar infantilmente a "tú la traes y no me la pegas". Para la ciudad hay una sola autoridad en la obra pública: la Dirección de Obra Pública y Desarrollo Urbano Municipal. Lástima que al mando esté una persona mediocre, con desconocimiento de diseño, poca visión urbana, alcances profesionales y desestimación de las opiniones ciudadanas.

Señor director, subdirectora, departamento de construcción y supervisión: ustedes viven en la ciudad, pasan diariamente por esa obra, que en teoría les toca supervisar, ya que debieron otorgar un permiso de construcción municipal. ¿No sabían que el municipio participó económicamente para su realización? ¿No sabían que había que vigilar el dinero de los gomezpalatinos? ¿Nunca se dieron cuenta de todas las fallas de diseño, constructivas y de servicios? ¿Creen que su sueldo sale de la bolsa de ferrocarriles, de SECOPE o con solo jalar la llave del inodoro? ¿Cuándo será el día en que cumplan profesional, responsable e íntegramente ante la ciudadanía?

Lo ideal para la vivencia al interior de la ciudad es "¡que no pase por ella el ferrocarril!" Pero en la realidad y condiciones actuales resaltan tres consideraciones: lo económico, lo espacial y la efectividad. ¡Basta de estudios y proyectos, y de seguir posponiendo las soluciones! ¡Basta de lamentos y de llorar por falta de recursos¡ Urge definir y accionar, integrando un comité ciudadano (asociaciones civiles, organismos empresariales, universidades y colegios de profesionistas), acompañados de la autoridad estatal, municipal y Ferromex. El ferrocarril es un negocio y hoy necesita de un socio, en este caso la población. Lo que precisa el "fracasado" Programa de Convivencia Ferrocarril-Ciudad es que cada quien cumpla sus compromisos; tomando en cuenta propuestas útiles para ferrocarriles, mejorando su entorno urbano, y uniéndolas a las condiciones de respeto, seguridad y convivencia ciudadana.

Señor gobernador: usted quiere lo mejor para la ciudad de Durango y lo manifiesta al exaltar la inversión de 400 millones pesos para edificar una nueva estación de ferrocarril. Miles de ciudadanos de Gómez Palacio le pedimos su intervención para resolver nuestros problemas con el ferrocarril y nos avale para gestionar en comodato la antigua bodega del Ferrocarril Central Mexicano. El respaldo de la autoridad municipal es nulo ¡El pueblo sí se compromete y no defrauda!

elciudadano201107@hotmail.com

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