El Movimiento Progresista de Andrés Manuel López Obrador está pidiendo que se anule la elección presidencial, pero no ha exigido lo mismo en la del Congreso. ¿Por qué? Quizá porque los partidos de la izquierda tuvieron un avance muy importante en la elección para la Cámara de Diputados.
El PRD, que ganó 71 curules en la elección de 2009, ha llegado a 99 en 2012; el PT subió de 13 a 19; Movimiento Ciudadano pasó de 6 a 16. La bancada total de la izquierda aumentó de 90 a 124 diputados. Se entiende así que el Movimiento Progresista busque anular la elección presidencial, pero no la legislativa.
El PRI tuvo, en contraste, un descenso muy importante. De los 237 diputados de la elección de 2009, pasó a 207 en el 2012. Es verdad que el Partido Verde, como los demás partidos pequeños, aumentó su presencia, de 22 a 34, pero el número de diputados de los dos partidos juntos bajó de 259 a 241.
Al igual que en la elección presidencial, el gran perdedor en la Cámara Baja es el PAN. Si en 2009 Acción Nacional obtuvo 142 diputados, en 2012 deberá contentarse con 115.
En el Senado la situación es distinta porque esta cámara se renueva cada seis años y en 2006 el PRI obtuvo su peor resultado de la historia. Por eso la representación del PRI aumentó de los 32 escaños de 2006 a 52 en este 2012. El Partido Verde subió de seis a nueve. En cambio el PRD, que tuvo en 2006 su mejor resultado de la historia, ha pasado 29 a 22; el Partido del Trabajo subió de dos a seis; y Movimiento Ciudadano bajó de cinco a dos. En total los senadores de la izquierda descienden de 36 a 30. También en el Senado el PAN fue el mayor perdedor: de 52 escaños que tenía le quedaron sólo 38.
Como ha ocurrido desde 1997, el nuevo presidente de la república no contará con mayoría absoluta en el Congreso. En caso de ratificarse su triunfo en el Tribunal Electoral, Enrique Peña Nieto tendrá que buscar el apoyo de otras organizaciones para obtener mayorías en el Congreso. Lo lógico es que el PVEM sea el aliado más constante del PRI, pero en el pasado los verdes no siempre han votado junto A los priistas. Nueva Alianza podría sumarse a las iniciativas del nuevo gobierno, pero tampoco es un aliado seguro. De los partidos del Movimiento Progresista se espera una hostilidad tan grande a Peña Nieto como la que mostraron ante los gobiernos panistas.
La gran duda en el nuevo Congreso es cuál será la posición del PAN. Aunque los líderes priistas sostienen que fueron una oposición leal en los 12 últimos años, los panistas consideran que el PRI puso obstáculos a las reformas más importantes. La reforma laboral que el PRI congeló por razones políticas en abril de este 2012, a pesar de que fue presentada por el mismo PRI, es quizá el ejemplo más notable de una estrategia que buscaba evitar reformas que pudieran mejorar la situación del país y beneficiar al gobierno panista. José Ángel Gurría, actual secretario general de la OCDE y exsecretario de hacienda, ha señalado que el PAN bloqueó las reformas energética y fiscal cuando estuvo en la oposición, pero el PRI hizo lo mismo cuando el PAN fue gobierno.
Para quienes pensamos que los políticos mexicanos deben unirse para impulsar reformas que permitan una mayor productividad, la elección de 2012 no ha proporcionado todavía certeza. La gran pregunta es si el PAN será una oposición constructiva o si seguiremos viviendo en la relativa parálisis que hemos sufrido desde 1997 por falta de gobiernos con mayorías absolutas en el Congreso.
VOTO SECRETO
"Al amparo del voto secreto, demostrar que el voto es comprado es imposible." Quien dice lo anterior es Arturo Núñez, exdirector del IFE, priista de muchos años y hoy gobernador electo de Tabasco por el Movimiento Progresista. Si bien ha prometido apoyar la causa de López Obrador para anular la elección presidencial, Núñez conoce mejor que nadie la dificultad de la tarea.
Twitter: @sergiosarmient4
