El Instituto Federal Electoral ha anunciado que para las 22:30 horas dará a conocer los primeros resultados de su "Conteo Rápido" de las elecciones presidenciales que se efectuarán este proximo primero de julio. La utilización de ese instrumento precisamente por la entidad gubernamental encargada de organizar las elecciones y declarar sus resultados invita a algunas reflexiones.
Las cuentas o conteos rápidos no son nuevos en nuestro país. En agosto de 1991 el Consejo para la Democracia, una institución cívica cuidadosamente equilibrada en cuanto a su integración por miembros de los partidos políticos, introdujo el primer conteo rápido para las elecciones de representantes populares del Distrito Federal.
Al respecto hay que recordar que la finalidad de una cuenta rápida era la de obtener una información técnicamente fidedigna que, dada la honda desconfianza que campeaba en México después de los estragos de la "caída del sistema" en 1988, pudiera compararse con los resultados oficiales y de esta forma juzgar la veracidad de la contabilidad electoral oficial.
La cuenta rápida consiste en un ejercicio estadístico cuidadosamente controlado que toma los resultados registrados en las actas de una muestra aleatoria de casillas para obtener con grado de alta precisión una visión de conjunto de los resultados de la elección. Terminada la jornada electoral se recogen las actas de las casillas seleccionadas y remiten al centro de cómputo donde se suman los resultados. El cálculo resultante es definitivo de la muestra. De acuerdo con la extensión de la muestra de casillas, seleccionadas al azar, se logra reducir los márgenes de error hasta 2, 1 o incluso 0.5%.
Con la cuenta rápida, instrumento ya usado en diferentes países como en las elecciones filipinas de 1986 o en el plebiscito chileno en 1988, se armaba a la ciudadanía de un instrumento que revelara cualquiera manipulación de los resultados electorales.
En el caso de hallarse un brecha demasiado ancha entre lo que el conteo rápido arroja y los resultados oficiales de la elección se tiene una firme indicación de que hubo alteraciones en los resultados anunciados como oficiales. Por el contrario, una coincidencia entre los resultados de la cuenta rápida y los de la autoridad electoral denotaba que el trabajo de ésta reflejó la voluntad ciudadana depositadas en las urnas.
Por lo que antecede se advertirá que la cuenta o conteo rápido, es un instrumento de monitoreo y control propio de organizaciones ciudadanas que se proponen verificar la confiabilidad de los resultados electorales anunciados por el órgano gubernamental y de éste.
Es explicable que las cuentas rápidas fueran rechazadas por las autoridades que acostumbraban manipular los cómputos a su capricho. Como el caso de los observadores electorales, eran consideradas interferencias ilegales a una facultad exclusiva de la autoridad.
En 1991 el conteo rápido organizado por el Consejo para la Democracia y la Fundación Arturo Rosenblüth reclutó 4,500 ciudadanos en una entusiasta red que tripuló mesas electorales, teléfonos y computadoras para conocer, antes que los resultados oficiales, cómo había votado la ciudadanía del Distrito Federal para nombrar a sus senadores, diputados y asambleístas. El lunes 19 de agosto ya se conocían los resultados de conteo antes del miércoles 21 en que revelaron los oficiales.
Esa histórica expresión de voluntad democrática cívica en la capital de la República abrió un zurco en la vida política nacional. Después se realizarían más cuentas rápidas y la presión ciudadana obligaría al gobierno a aceptar, incluso con la participación de la oficina técnica de asistencia electoral de Naciones Unidas, una observación independiente integral de las elecciones de 1994.
En las elecciones del 1° de julio que ahora se avecinan el IFE, pese a que no es una ONG ciudadana, anuncia su "cuenta rápida" en adición a la cuenta preliminar llamada PREP y, después, los resultados finales que son la suma completa de todas las actas.
Se aprecia pues que en la contabilidad de las elecciones, además del conteo rápido, caben otras contabilidades: las Encuestas de Salida, los recuentos PREP que van emergiendo a medida que se van conociendo los resultados de las casillas y, el Resultado Final, definitivo.
El método propio de las cuentas rápidas no permite que se vayan dando resultados progresivos. A diferencia de las cuentas que van sumándose a medida que van siendo tomadas de las casillas, el cálculo tiene que ser unitario, no así el recuento PREP que revela cómo ondulan las tendencias a favor de un partido u otro, cada vez más consolidadas hasta llegar al punto en que se sabe matemáticamente que la tendencia ya es "irreversible", indicando el ganador definitivo.
El que el IFE anuncie la realización de una cuenta rápida debe entenderse que, si realmente ella está bien diseñada y técnicamente operada podrá ser un anticipo confiable, dentro de su márgen de error predeterminado, de los resultados oficiales que más adelante, quizá al día siguiente se den al público.
Habrá que comentar que los resultados formales estarán siempre expuestos a eventualidades operativas como abstenciones y anulaciones o "inconsistencias" imprevisibles. Una cuenta rápida, bien diseñada bien podría prevalecer sobre la misma oficial que anunciase el propio IFE. Pero esto sería otro cantar.