Antier en las páginas de El Siglo de Torreón se informó que el Municipio de Torreón había cerrado sus finanzas con un pasivo de cuatrocientos noventa y nueve millones de pesos. Una de las causas según el tesorero municipal, Pablo Chávez Rossique, es que se están fondeando programas federales porque el Gobierno del Estado no ha entregado recursos como el programa Hábitat y Rescate de Espacios Públicos 2011, por 23 millones de pesos.
Además, denuncia la tesorería que tampoco el Gobierno Estatal ha pagado 56 millones de pesos que el ayuntamiento de Torreón "prestó" para la compra de parte de los terrenos del proyecto megalómano de la Gran Plaza.
Al cierre del pasado año, el Municipio de Torreón reportaba un adeudo con proveedores de 125 millones de pesos, que junto al resto completan el pasivo de casi quinientos millones.
A esta precaria situación financiera, el responsable de la finanzas municipales declaró el miércoles que la situación es manejable, pese a que este año sufrirán un recorte en participaciones federales por 50 millones y que el Estado de Coahuila les debe setenta y siete millones, y que su convicción es que se avocará a que el ayuntamiento sea capaz a de recaudar lo más posible para poder salir adelante con los compromisos contraídos con la presente administración.
No obstante, declara que en estos meses de recaudación copiosa de predial, se ha logrado recaudar 35 millones y que con eso están dando abonos al pasivo de proveeduría que amaneció en enero en 125 millones y que se ha disminuido a en un 45 por cierto, es decir, el tesorero dice que ahora se debe alrededor de 70 millones.
Es sin duda una situación agobiante para las arcas de cualquier institución encontrarse en la posición de hoy, que es prácticamente de insolvencia, que precipitaría si se tratara de una empresa privada en una suspensión de pagos o quizá hasta de una quiebra.
Sin embargo, al tratarse obviamente de un ayuntamiento, en la práctica es casi imposible que esto acontezca. Por ley, los municipios son los responsables de proporcionar los servicios primarios a los ciudadanos, como los son el de vigilancia policiaca preventiva, el servicio de limpieza - concesionado a PASA, al cual por supuesto se le debe mucho dinero- alumbrado, regulación del tránsito, obras públicas municipales, parques y jardines, entre tantos otros.
Pero el Municipio de Torreón, presidido por un político que tuvo un desempeño vertiginoso durante el mandato de Humberto Moreira, Eduardo Olmos, no ha hecho más que seguir los pasos en lo que a administración respecta de los lineamientos que desde Saltillo le eran ordenados. Y si Coahuila en seis años contrajo pasivos por más de 34 mil millones, por qué Torreón no iba a descarrilar las finanzas razonablemente sanas que había heredado José Ángel Pérez, aquel alcalde testarudo que involuntariamente permitió que ahora la alcaldía la ocupe alguien que al menos demuestra que le gusta endeudarse y tampoco le importa pagar siquiera razonablemente a los proveedores que contratan.
Por más que Chávez Rossique diga que se va a ocupar en vez de preocupar - al final él su problema lo resuelve renunciando y ya- es un hecho que la tesorería sufrirá por varios años el irresponsable desbalance en el que ha caído. Y nuevamente aquí es justamente donde debe preocupar a los ciudadanos de Torreón, porque si piensa que con la venta de más concesiones de transporte; la implementación de un programa de modernización de alumbrado público que signifique ahorro eléctrico, y la municipalización del servicio de grúas, al señor Chávez no le van a salir las cuentas. Claro que el Estado cuenta con 32 mil millones de presupuesto, que menos 2,500 de servicio de deuda le quedan algo así como 29 mil quinientos, sí podría rescatar la situación, pero la realidad es que Torreón está sufriendo un desfalco, del que difícilmente se podrá salir. Qué pena para los habitantes de esta ciudad - y qué preocupación para los proveedores-.
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