Te dejé de amar... ¡¡¡sí, ya lo sabía!!!
Hace algunos años platicaba con un amigo que muy triste y con lágrimas en los ojos me decía que presentía que lo iban a cortar. Yo le decía con el afán de animarlo que era su imaginación, que cuáles eran los elementos reales para decir que eso iba a suceder, él me decía que los detalles, que veía a la persona distante, sin interés y que se quejaba continuamente de sus acciones y actitudes. Pasaron algunos días después de esa plática y efectivamente mandaron a mi amigo a tuberías laguna.
En otra ocasión más reciente una mujer entrada en sus 40→ s me comentaba que cómo era posible que un hombre no se diera cuenta de los mensajes que la mujer le mandaba, mensajes como no salir juntos, no conversar, estar enojados la mayor parte del tiempo y criticar cualquier acción que él hiciera aunque fuera con las mejores intenciones. He de confesar que después de analizar detalladamente los dos casos supe por qué me dediqué en cuerpo y alma a la psicología: "No entendía ni maiz" o en otras palabras o necesitaba a Walter Mercado o de plano no conocía nada de la psicología femenina.
En realidad detrás de estos dos ejemplos existe mucho componente psicológico, y no es porque este divanero intente justificar su poca o nula astucia en el conocimiento de las féminas, pero detrás de las palabras existe la necesidad imperiosa de no sentirse rechazado y de no aceptar la pérdida de alguien muy querido por nosotros.
Me explico mejor, mi amigo en el fondo no se quería dar cuenta de que ya no lo amaban y que su relación estaba terminando por lo que buscaba en el exterior, o sea en el amigo, que le dijera mágicamente que su percepción no era la correcta y que sólo inventaba cosas que no sucedían, dándole una sensación de control de la relación y sobre todo de la pérdida, cuando ya no había más que hacer que aceptar el dolor del rechazo natural en el ser humano.
Éste mi estimado y adolorido lector santista, es un mecanismo de defensa que se utiliza para el dolor. Y es implementado tanto por la parte "afectada" como por la parte "verduga" si me permite el término, la segunda postura desde luego no da el mensaje de manera directa porque se quiere convencer de que existe la esperanza de que se solucione mágicamente las cosas y una de dos, o vuelve el amor, o el otro es capaz de dejar las cosas de lado, lo cual mi querido lector no es posible en el casi 100 por ciento de los casos.
Hablar de manera directa es un problema que tenemos en las relaciones casi la mayoría porque sentimos que cuando herimos a alguien esta herida será por siempre y nos consideramos demasiado importantes para que el otro jamás supere el dolor. Otra mentira por supuesto. ¿De dónde proviene todo esto? Pues de las novelas tan exitosas y fantasiosas que existen y se ven en México, aunado a la práctica de los dos deportes más utilizados por los paisanos: "Echarle la culpa al otro y victimizarse".
Entender que alguien nos dejó de amar por supuesto que duele, pero no decirle al otro la verdad es una situación que se pudiera evitar si nos hacemos cargo de nosotros mismos y asumimos que en las relaciones como muchas cosas en la vida, nada está asegurado, sólo la muerte.
Los invito pues mis amigos y amigas, a que seamos más sinceros y practiquemos la lectura y la asertividad tan necesarias en nuestra sociedad cada vez más llena de celulares y artículos de tecnología de punta que lejos de acercarnos a nosotros mismos, nos alejan de sentir lo que sentimos y amar lo que amamos.
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