¿Estrés yo?
Hay un comercial en televisión en el que aparece una mujer en su coche y es abordada por un señor de mediana edad, que le dice que se llama estrés y ha venido por ella, a lo que responde la mujer aduciendo que ella, con cara de extrañeza no padece ningún tipo de aflicción. Él continúa y asegura que no duerme bien, que esta irritable y que se siente cansada entre otras cosas. Finalmente al ser un comercial se le trata de decir al público entre líneas o abiertamente que el producto mágico solucionará sus penas.
Lo que quisiéramos rescatar del comercial es efectivamente la poca consciencia que tenemos de las consecuencias del estrés en el ser humano y la gran cantidad de personas que lo padecemos y ni cuenta nos damos. En ocasiones pensamos que ese dolor de espalda nos da precisamente porque tuvimos un abuelito que lo padeció y que lo heredo a su hijo, que posteriormente nos lo endilgó a nosotros, por lo que tomamos 25 pastillas para el dolor de espalda cuando la triste realidad es que tenemos un conflicto emocional irresuelto que se refleja en nuestro cuerpo, y que en muchas ocasiones nos vamos a la fácil y no buscamos la causa real del padecimiento.
Otras personas prefieren estar enojadas todo el tiempo y pelearse con subordinados, amigos o familiares, antes de reconocer que padecen estrés y que les ha sido complicado navegarlo, y mejor que aceptarlo es descargarlo (y resolver por un momento), en sus empleados a los que regaña sin justificación alguna.
¿Cuáles serían los síntomas entonces? Diríamos que existen algunos básicos como irritabilidad, no por ser parte del movimiento 132, cansancio generalizado, no por trabajar de velador en una fábrica, desánimo por asistir a las labores al principio del día, dolores gastrointestinales, no atribuibles a que usted ingiera en las comidas un litro de salsa picante, dificultades para dormir y no porque se quede viendo las películas eróticas de media noche, problemas con su pareja o sus hijos, sentimiento de desánimo y no porque usted le vaya a Vaqueros Laguna, entre los principales.
¿Cómo combatirlo? ¿Qué hay qué hacer? Se pueden hacer muchas cosas o actividades, desde tomar clases de yoga o meditación, hasta ir a terapia psicológica, pasando por hacer ejercicio y hasta correr un maratón, aunque sólo sea para que le den una camisa. Sin embargo el primer paso y el principal lógicamente, es tomar consciencia de que lo que sucede es un estado de estrés y quizás tenga que ver en gran medida con el estilo de vida actual con todo y sus exigencias.
Tener a los hijos en el mejor colegio, aunque los maestros no sepan ni un ápice de lo que hablan, inscribirlos en el mejor club social para salir en los cursos de verano en las fotos, aunque tenga empeñados hasta los chones, tener coches del año, aunque transite por las calles con miedo, salir de vacaciones Europa, aunque comamos puro atún en meses, trabajar hasta el agotamiento que hace que sus 50 años parezcan 100. Aunado a que usted tendrá que darse su estiradita de vez en cuando, que por cierto no son nada económicas, o contratar un spa particular, que le va cobrar hasta la risa.
Ahora agréguele la mala alimentación, la comida chatarra, las desveladas, el poco ejercicio, que se duerme después de ver el noticiero, o incluso las personas que tienen que estudiar o tienen doble jornada y están pegando el ojo a la una de la mañana, para abrirlo al otro día para despertar al gallo, argumentando que quieren lo mejor para ellos, cuando en el fondo las acciones dicen que quieren lo peor. ¡Imagínense!
Lo invito pues mi querido y estimado lector olímpico a que pondere sus prioridades y le dé la importancia que tienen las cosas, además de hacer un análisis de si su padecimientos no obedecen al estrés, más que a la presencia de su suegra en vacaciones.
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