En la ciudad de México habrá varios lugares donde se sirvan bebidas alcohólicas a los jóvenes de la época que consideran que para estar alegres requieren de la ingestión bárbara de alcohol para ponerse hasta las chanclas, que es el equivalente a embriagarse hasta perder los sentidos para a la mañana siguiente olvidar por completo lo desfiguros que hacen en lo más álgido de la velada.
Uno de los sitios resulta ser el embarcadero de Cuemanco donde se celebran regatas contando con pistas de canotaje que se ha venido convirtiendo, los fines de semana, con la asistencia de jóvenes adolescentes, en la cantina al aire libre más grande de la ciudad. Es un paseo en donde nadie se preocupa en solicitar el uso de las trajineras ya que desde las 9 de la mañana empiezan a beber para lo cual utilizan como paradero un kiosko que se encuentra en medio de más o menos una docena de puestos que expenden comida y la bebida de "moderación" . Los locatarios tienen permiso de vender alcohol con alimentos a los turistas que se desplazan por los canales de Xochimilco.
Sin embargo es la comunidad estudiantil del sur de aquella ciudad, la que aprovecha para consumir cerveza al aire libre, lo que hacen los viernes desde las 9 de la mañana. Unos mil jóvenes de entre 15 y 20 años tienen un largo historial semana a semana como bebedores de cerveza. Y como se trata de adquirir el mayor número de experiencias acuden al kiosko donde hay música en vivo a cargo de 4 grupos norteños que cobran 50 pesos por cada interpretación. Las mayores aglomeraciones se concentran ahí. Es obvio que ninguno de los estudiantes voltea a ver siquiera a las trajineras, que se dejan a los turistas que utilizan las chinampas que llevan comida, las que portan en su frontis el nombre de una mujer elaborado con flores. En la antigüedad estos cayucos eran huertos flotantes de una belleza impresionante. La trajinera es una embarcación que habitualmente se usa en zonas lacustres. Se vende cerveza de sabores a los adolescente de ambos sexos en contenedores de a litro.
La comarca lagunera gozó de venta de cerveza indiscriminadamente cuando se hacía a jóvenes que estacionaban sus autos en los costados del parque central conocido como la Alameda. Habían convertido la zona en una gran barra de cantina hasta donde llegaban corriendo los meseros vistiendo corbata de moño llevando consigo una charola con cerveza de barril. También servían bebidas fuertes si se las pedían.
Todo eso terminó cuando las autoridades prohibieron su venta en el exterior de los establecimientos. No hay cifras de accidentes viales debido a la ingestión de bebidas alcohólicas. No se cuenta con estadísticas fehacientes de lo que ocurre en las avenidas de circulación rápida. La realidad nos la dice la prensa y los noticieros. Lo que está a la vista no se pregunta. Y de algunos ayeres a ahora se ha incrementado la venta desde que se hace en botella cerrada… que ya dentro del coche son abiertas e ingerido su contenido, sin más control que el que ejercen los que beben, o sea ninguno.
Qué poder de atracción ejerce la bebida y el manejar en estado inconveniente, es algo que va más allá de cualquiera imaginación. La velocidad y el alcohol encuentran el desmán sin ayuda de nadie. Los adolescentes de estos y de todos los tiempos abordan los vehículos como si todo el país fuera Cuemanco. Hablar de una juventud desquiciada sería muy fácil, pero la realidad es que hay escuelas de educación superior a donde acuden jóvenes responsables que hacen de este país un lugar seguro. Los fines de semana no son los de Baco para estos jóvenes provincianos.