Con la serie empatada a una victoria por bando, hoy domingo 17 se reanuda la batalla para definir al nuevo campeón de la NBA entre el Miami Heat y el Thunder de Oklahoma City comenzando ahora una cadena de tres juegos en el American Airlines Arena, casa del conjunto de la Florida.
Después de ganar el segundo de la sucesión, el equipo dirigido por Erik Spoelstra tiene ahora la ventaja de jugar ante su gente conocedores de que si se tuviera que regresar las finales a la ciudad de roble se tendría que sacar provecho para ir solamente por un encuentro en el Chesapeke Energy Arena, que obligatoriamente sería en el partido seis porque el alargar la contienda a lo máximo es como colgarse una soga al cuello.
A diferencia de aquel 2006, en que conquistaron el título bajo la dirección de Pat Riley, el Heat cuenta ahora con dos elementos que no conformaban la plantilla hace 6 años como lo son LeBron James y el zurdo Chris Bosh estando sólo Dwyane Wade, de los titulares de ese año inolvidable para Florida.
Elegido como el MVP de la liga, LeBron James prácticamente se ha echado al equipo bajo sus hombros promediando 30.8 puntos con 9.6 rebotes y 5.1 colaboraciones en los 18 encuentros disputados de postemporada salvando al Heat de la catástrofe en la final de conferencia en contra de los Celtics en ese sexto juego realizado en Boston cuando la serie se encontraba 3-2 favorable para la gente de Kevin Garnett, Paul Pierce, Ray Allen y compañía.
Lo único que le falta al afamado jugador de Miami es precisamente el campeonato tan anhelado para poderse sacudir esa malaria que le quita el sueño cada vez que llega a play offs, lo que le ha redituado constantemente, los medios de comunicación le refieren acerca de que no puede levantar el trofeo Larry O'Brien.
Pero la situación no es tan sencilla ya que enfrente Kevin Durant, Russell Westbrook, el ibérico de raíces congoleñas Serge Ibaka y el zurdo James Harden han evidenciado a lo ancho de la temporada que la lozanía en sus hileras ya no es inconveniente para codiciar la monarquía.
Y si más a eso se le agrega que el Thunder dejó en el camino a los aún campeones Mavericks barriéndolos en cuatro juegos para después sentenciar a Kobe y los Lakers en cinco partidos y ya en la final de conferencia despacharse a los favoritos Spurs de San Antonio en seis enfrentamientos, la tendencia indica que la escuadra de Scott Brooks sellará la temporada hasta la orilla.
Ninguna persona discute que tanto Durant como James son los que captan los reflectores, pero indudablemente que para definir al nuevo monarca de la NBA se logrará en base al soporte que tengan estos dos grandes de las duelas en sus correspondientes escuadras.
El Thunder es lo contrario de los Celtics, con una agrupación de chavos con gran poder.
Arcerpa@yahoo.com