El gran reto de nuestros políticos, es lograr que se traduzcan en un cambio del sistema político mexicano: la hazaña casi plebiscitaria del 2 de julio de 2000 en la que Fox arribó al poder, la disputada elección en 2006 de Felipe Calderón y la contienda de 2012 de Enrique Peña Nieto, que nos lleven a transitar de un sistema presidencialista -con sus arrogancias- a un sistema presidencial, con sus equilibrios y buenos resultados, que nos lleve a pasar del "sufragio efectivo a una democracia efectiva".
En 2000, Fox lleno de carisma personal, pero con un "gabinetazo" carente de talento, desaprovechó el bono democrático que le dio la alternancia para implementar las grandes reformas. No hubo oficio político para replantear el tema de la cohabitación política, construir una agenda que recogiera las expectativas nacionales que -por encima de una perspectiva unilateral sostenida por la búsqueda de la popularidad-, fortaleciera las alianzas indispensables que permitieran al país construir un arreglo esencial para las próximas generaciones.
En 2006, aunque por escaso margen, Felipe Calderón fue el ganador en la elección presidencial, recibió un país con tarifas eléctricas no competitivas y onerosas; con pensiones de los trabajadores al servicio del Estado a punto del colapso; una arquitectura administrativa ineficiente; escasos resultados en el combate a la corrupción; seguridad pública y procuración de justicia que no respondían a las expectativas ciudadanas; un pacto federal conducido con énfasis centralista; parálisis institucional; una política polarizada; bajo prestigio en las instituciones, y el etcétera es bastante largo.
La jornada electoral en 2006, altamente competida y cerrada, propició que Andrés Manuel López Obrador lanzara calificativos acusando al IFE primero, de manejar el recuento de votos, con sesgo político, luego de fraude electoral, perpetrado, según él, desde las entrañas mismas del Instituto.
Al presidente Calderón hay que reconocerle su pasión por servir, su honestidad, la eficiencia en el manejo de la economía, su labor en el Seguro Popular; le faltó tiempo y un buen equipo que le ayudara a lograr que el 2 de julio de 2006 no sólo significara una ratificación del PAN en el gobierno, sino un cambio del sistema político en su conjunto. Hubo incapacidad para eficientar la seguridad pública, para generar empleos, combatir la pobreza, el rediseño institucional, hacer un gobierno incluyente, con solvencia para procesar el conflicto.
En 2012 Enrique Peña Nieto arriba al gobierno con el respaldo de más de 19 millones de electores y legitimado por el IFE y el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por otra parte, cuestionado por Andrés manuel López Obrador, que como en 2006, desconoce un proceso electoral del que su partido y los demás, construyeron el andamiaje jurídico que procesó las elecciones.
En un país de paradojas como el nuestro, en donde la forma era fondo -y actualmente la forma es todo-, la nación reclama eficientar las tareas de gobierno y la construcción de acuerdos parlamentarios, que nos alejen de fincar el éxito en el fracaso del gobernante en turno, nos aparten de la intención de doblar al contrincante o de acorralarlo políticamente… Es tiempo ya que nuestros políticos tengan sentido de PATRIA.
Corresponderá a partir del 1 de diciembre al presidente electo Enrique Peña Nieto, reconstruir el Estado mexicano bajo la perspectiva de más sociedad y menos gobierno; cumplir con sus promesas de campaña.
Eficientar la seguridad pública; trabajar en el combate a la pobreza; llevar a cabo una gran reforma del Estado; recuperar el prestigio de nuestra política exterior; generar empleos para atender a los jóvenes; en síntesis impulsar un Gran Acuerdo Nacional de Reconciliación, que conlleve las reformas que nos inserten con éxito en la competitividad, que edifique un cambio en la vieja cultura política, trabajando en un auténtico equilibrio de poderes y construyendo una amplia participación ciudadana.
El Filósofo cree que: La gobernabilidad no es exclusiva de un poder... sino de la armonía de los tres.
Del humor del mexicano se lee la siguiente carta:
"Estimada Dra. Corazón: solicito un consejo. Ha de saber que tengo una novia a la que amo y con la que me quiero casar. El problema es que mi padre es asaltante de bancos. Él conoció a mi madre en un table dance. Ahora, ella tiene su propio negocio y ya no tiene que "trabajar" aunque si de vez en cuando lo hace, es para "mantenerse en forma". Tengo tres hermanos. Uno es secuestrador, el otro "salió del clóset" hace unos meses, es travesti y vende su cuerpo. Mi pregunta es la siguiente:
- ¿Cree usted conveniente que le cuente a mi novia que mi tercer hermano es diputado?"
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