La noticia la daban los medios: la república del Ecuador daba asilo político a Julian Assange, quien para ese efecto se había refugiado en la sede diplomática de ese país. No sé si durante las horas nocturnas entró a hurtadillas en el edificio o descendió bruscamente de algún vehículo en una banqueta próxima a la puerta donde ya lo esperaba personal para franquearle el ingreso. Eso sí, los que lo recibieron dijeron que iba visiblemente acongojado. Assange saltó al escenario internacional tras dar a conocer documentos y datos ultrasecretos de varios países, es un programador y activista de Internet australiano, popular por ser el editor y portavoz del sitio web WikiLeaks. (El asunto me recordó la fábula de ¿quién le pone el cascabel al gato? Una colonia de ratones vivían atemorizados por un taimado micifuz que los perseguía apenas asomaban la cabeza sin que todas sus artimañas los pusieran a salvo. La comida escaseaba cuando se les ocurrió ponerle un cascabel en el cuello. Una brillante idea, pero irrealizable pues no hubo quien se ofreciera para llevarla a la práctica. La moción era estupenda, cuando el voraz felino se acercara lo oirían los roedores con tiempo suficiente para correr y ponerse a salvo. Lo malo es que uno a uno se fueron retirando sin que se ofreciera un voluntario).
El sagaz minino, lo dice el tango, era un gato maula, que no necesitamos acudir a la jerga del lunfardo argentino que usaba la gente de mal vivir, pues acá, en el diccionario de la Real Academia Española el vocablo se asemeja a maullar, incluyéndolo como un animal bellaco taimado y traicionero. Está en su naturaleza atrapar al ratón para permitirle escapar, sin dejarlo ir, varias veces, hasta que lo coge con el hocico triturándole la cabeza, devorándolo al fin. Hasta aquí el relato. Usted con un poco de imaginación sabrá quién es el gato. El fundador de WikiLeaks, que hace el papel de ratón está acusado por dos mujeres suecas de haberles impuesto relaciones sexuales no protegidas, una de ellas hasta donde se sabe, menor de edad. Esto último ¿será verdad?, ¿será mentira?, ¿o es un pretexto de quienes quieren castigar al que descorrió el velo de lo que se pretendía, disque por razones de Estado, permaneciera oculto?
WikiLeaks es una organización internacional sin ánimo de lucro (¿lo puede usted creer, que sea un servicio gratuito?) Quien filtra información se guía por el principio de la transparencia, cuantos menos secretos haya, dicen, mejor. Assange es considerado el Robin Hood de la generación twiter, la verdad de las cosas es que en nuestro país se tomaron las cosas con la filosofía del que ya estaba enterado de todo lo que aquí pasa, pero qué se le va a hacer. Son filtraciones de secretos que en realidad no lo son. En tanto no creo que a los Estados Unidos les mantenga preocupados y sin dormir. Les apura y sí están mortificados por la fuga de algo que deseaban no saliera la luz pública, pero de ahí a que les cause desazón, eso está por verse. Quieren que nadie se entrometa en sus asuntos, por el único motivo de que son sus asuntos. Hay detrás un orgullo maltrecho. ¿Quíen es ese Assange para decir algo que ellos se guardaron celosamente para sí? "vóytelas pues ni que ese Julian fuera el papá de los pollitos".
Si el gobierno de Washington se dispone a sacar de su escondrijo a Julian Assange para escarmentarlo por su osadía, no ha dejado ver qué medidas tomará por cuanto a los periódicos que recibieron y pusieron a disposición del sus lectores. Tal es el caso de los diarios The Guardian, The New York Times, Le Monde, El País y el semanario Der Spiegel. Las filtraciones de telegramas y documentos secretos afectan a un gran número de países, entre ellos a Afganistán, Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia y 30 países más que abarcan los 5 continentes. ¿Qué pasará con el australiano Julian Assange, es crítica su situación. Es la de Jerry que tuvo el atrevimiento de pensar que podía ponerle un cascabel a Tom.
