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El hombre de los escupitajos

GILBERTO SERNA RAMÍREZ

Estaba displicentemente recargado en la pared, se apoyaba con una pierna doblada cuyo zapato le servía de ancla. Tenía los ojos puestos en las noticias que traía el periódico, abierto de par en par sosteniéndolo con las manos mientras mantenía su cigarro en una de las comisuras de sus labios. Me vio llegar, por lo que dobló el matutino guardándolo en el bolsillo trasero mientras arrojaba un salivazo y me saludaba. Qué onda mi lic, acabo de llegar de mejicalpan de las garnachas. -y qué cuentas, le respondí-. Nomás de un asunto que llamó la atención de los chilangos: la diferencia de papeletas que entregó el IFE que no checan con el número de votos emitidos, ya sea por que aparecieron en las urnas votos de más o votos de menos. Esto llamó su curiosidad. Un enigma, en mi mero mole, se dijo, en tanto, expulsaba un torrente de saliva. Siguió, ya había conocido ese truco antes, en pasadas elecciones estatales. Por obra de magia se repetía el milagro de la multiplicación.

Además, señaló enfático, "se registran más votos que las personas que fueron a votar o menos sufragios de las personas que ejercieron ese derecho". -No entiendo-, dije atufado al notar un tono de suficiencia en la voz de mi interlocutor. Está más claro que el agua, mi querido Watson, dijo en clara alusión al compañero de Sherlock Holmes. Si dos más dos son cuatro, según Pitágoras, es obvio que para que sumen ocho se requiere un acto de prestidigitación, en la misma ánfora por lo que es obvio que ¡el ánfora debió ser sustituida! -¿Pero cómo? exclamé, si hay cientos de ojos cuidándola- ante esta aseveración, chasqueó la lengua. y dijo con voz sibilina: La vigilan desde que es armada la caja hasta que termina y son añadidas las actas, de cuyo resultado se da una copia a cada uno de los representantes de los partidos y tan tan este cuento se acabó. Las cajas a partir de entonces permanecen en un rincón mudas e impávidas, amontonadas en el distrito electoral. Claro que para trampear se requiere una ardua labor de ingeniería electoral: ¿cuántas personas están registradas?, ¿cuántas votaron la vez anterior?, etcétera. Se agrega el mismo sobre que se agrega a la urna original. -Eso no es otra cosa, dije, que una jalada tuya, estás inventando, pruebas, pruebas, aprendiz de Sherlock Holmes.-

Sin inmutarse farfulló: en efecto, has dado en el clavo, me encaró con una sonrisa sardónica, salvo que los delincuentes electorales, hayan usado el mismo papel y una imprenta similar, se encontrará que hay diferencias, que expertos podrán valorar. No me extrañaría que estuviera en el ajo alguien que trabaja o tiene acceso, por una razón u otra, a esos documentos en estado virgen. -¿Qué te pasa?, estás viendo moros con tranchete. Imagínate el tiempo que requeriría duplicar cada voto, suponiendo fueran muchos los marcados a favor de uno de los candidatos para hacer la sustitución. Haz memoria, son ¡143 mil 114 casillas! ¿cuánto tiempo calculas que se necesitaría para hacer un trapicheo? No hermano, las boletas aun recontadas no variarán el resultado-. Eres inocente palomita, me dijo, no ves que prepararon su atole con bastante anterioridad al día en que los ciudadanos acudieron a las urnas, el tiempo no era obstáculo. Los paquetes los elaboraron con suficiente anticipación, como para hacer la distribución en las actas que se les antojara.

Fíjate, en el de DF ya están hablando de subir a un cuadrilátero a los dos y que se den de moquetes sin límite de tiempo, hasta que uno de ellos caiga, fungiendo como réferi el pueblo, o sea es una manera de solicitar nuevas elecciones y desconocer al que se dice ganador, lo que sería, alegan, una solución democrática considerando hubo una elección fraudulenta.- Si pos' no dices ¿y tu nieve de limón de qué sabor la quieres? En primer lugar, no hay indicios de que hubiese habido timo o engaño. Las elecciones no fueron lo impolutas o perfectas que hubiéramos deseado, pero sí celebradas en el marco de la ley electoral. En segundo, las irregularidades cometidas por el PRI o cualquier otro partido, están en estudio y se castigarán con todo el peso de la ley. Esperemos que la justicia haga su trabajo. Se habla de que el voto se hizo a cambio de despensas, monederos y otras prebendas, con tarjetas Prepago que luego se llamaron Mi Ahorro, le dije, eso ya lo sabe el IFE, quien tomará, en su momento, las medidas pertinentes para que no se siga viciando el voto popular de otra manera el IFE sería igual que la proverbial Carabina de Ambrosio. En fin, este asunto se está poniendo de color de hormiga, me dijo, mientras arrojaba un escupitajo.

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