Cada día son más las universidades del país que compran material en formato electrónico. (EL UNIVERSAL)
Nunca como hoy, el mundo entero está en las manos de los estudiantes, académicos e investigadores mexicanos; nunca como ahora y con un solo click pueden consultar y descargar materiales electrónicos en sus computadoras personales, iPads, iPods o smarthphones. La brecha digital entre México y Estados Unidos en materia de libros, revistas y bases de datos en formato electrónico es más estrecha de lo que se cree.
Sin duda, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es pionera y puntera en este tema, cuenta con más de un millón de libros electrónicos a los que tienen acceso estudiantes, maestros e investigadores; sin embargo, el trabajo no ha sido sencillo, implica gestión y una inversión importante que en los últimos años es de alrededor de 40% de su presupuesto anual. En números netos supone la segunda inversión más importante de universidad, sólo superada por el pago de salarios e incluso el próximo año se estima que la UNAM invertirá más de 350 millones de pesos en recursos electrónicos.
Pero la Máxima Casa de Estudios no es la única institución universitaria que sabe del potencial de los materiales electrónicos para la investigación, la Universidad Iberoamericana supera los cien mil libros digitales y cuenta con cerca de 200 revistas electrónicas a texto completo y con 86 recursos electrónicos -colecciones o agregados- que contienen miles de títulos; también la UAM cuenta con una biblioteca digital que engloba los acervos de sus cuatro campus, y el Tecnológico de Monterrey que en su página de internet dice contar más de 500 mil volúmenes.
Los directivos o encargados de esos materiales, tienen claro que el libro electrónico nunca va a sustituir al libro físico, que lo que habrá es una convivencia, por eso su apuesta ha sido la de adquirir materiales digitalizados sin dejar de comprar las versiones en papel. "Las tecnologías no son sustitutivas, son complementarias", señala Adolfo Rodríguez Gallardo, director general de Bibliotecas de la UNAM.
Aunque son muchas las ventajas para las comunidades universitarias, pues tienen acceso a todo el material posible de las bibliotecas y editoriales de todo el mundo, también se enfrentan a varias desventajas, especialmente en la preservación del material, pues compran, a través de suscripciones anuales, el uso de materiales pero no los materiales en sí; además, la falta de recursos para mantener vigentes las suscripciones pueden terminar con el acceso y está el riesgo, aunque dicen que es mínimo, de que las editoriales cierren, quiebren o que por falta de recursos la comunidad universitaria no pueda acceder a la información digital.
Alma Rivera Aguilera, colaboradora de servicios y colecciones digitales de la biblioteca Francisco Xavier Clavijero de la Universidad Iberoamericana asegura que el desplazamiento de papel a digital ha sido gradual, pero desde los 90 en México se ofrecen textos completos electrónicos y que el uso también ha sido gradual. "Las primeras estadísticas eran del orden de 5 mil y 10 mil usos, ahora se ha multiplicado por diez, que es bastante pero aún las lecturas presenciales superan a las lecturas electrónicas". Rivera Aguilera aporta datos concretos. La consulta remota a las bases de datos son alrededor de 90 mil, mientras que las visitas presenciales superan las 600 mil visitas; significa que sus 11 mil alumnos hacen ocho consultas electrónicas al año por 62 visitas a la biblioteca.
Hay que saber adquirirlos
Los libros y artículos de revistas digitales son muy utilizados, pero para los mexicanos, como para todas las universidades del mundo, la adquisición de materiales electrónicos ha implicado negociaciones; también levantar datos de cómo se usan los materiales para saber qué adquirir.
"Los editores dicen: 'cómprame 50 ejemplares', nosotros les decimos '¿cómo?, si la bondad del libro electrónico es que se puede compartir, dámelo para multiusuarios', nos jaloneamos un poco; en la parte de revistas, desde 96 los editores empezaron a inclinarse por dar un precio y que con eso pudiera consultarse por todos los usuarios a cualquier hora. Pero en libros la gestión es más difícil, es un problema comercial, no tecnológico; los editores de revistas científicas están acostumbrados a vender 500 ejemplares, pero los editores de libros querían mantener sus ediciones de muchos ejemplares", afirma Adolfo Rodríguez Gallardo, director de las 140 bibliotecas que tiene la UNAM.
La situación en México es muy buena, existen más de cien universidades, posgrados e institutos que se han unido para comprar y asegurar, en lo posible, el uso permanente y continuo de los materiales.