No se puede negar, que la ciudadanía está harta del control que ejercen los partidos políticos en nuestro sistema electoral, en razón de que sólo siendo postulado por ellos, es posible acceder a una candidatura para puesto de elección popular.
De ahí que en la última reforma electoral, apenas esta semana aprobada por la Cámara de Diputados, se haya incluido la posibilidad de que existan candidaturas independientes.
Sin embargo, el debate sobre este tema viene de tiempo atrás y se ha profundizado a raíz de la última reforma constitucional del año pasado.
Manuel Clouthier, decidió competir a la Presidencia de la República como candidato independiente, después de haber renunciado al PAN, partido en el que militó muchos años.
En primera instancia, el IFE le negó esa posibilidad porque aplicó la ley electoral federal que establece que sólo los partidos políticos pueden proponer candidatos a cargos de elección popular.
El afectado recurrió esa resolución y será el Tribunal Electoral Federal el que decida si Maquío puede o no competir.
Sin embargo, creo que atendiendo a la última reforma constitucional de junio del año pasado, deberá prevalecer lo que establecen los tratados internacionales suscritos por México, por sobre la ley electoral y ello puede abrir la puerta para que se dé la primera candidatura independiente a la Presidencia, con independencia de su mayor o menor éxito.
Ello es así, porque el artículo primero constitucional reformado establece que: "En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales en los que México sea parte, así como de las garantías para su protección…".
Y establece incluso la posibilidad de que cualquier juzgador pueda inaplicar una disposición secundaria que se contraponga a un derecho humano contenido en un tratado.
Entre otros México tiene suscritos varios de esos documentos, entre otros: El pacto internacional de derechos civiles y políticos y el pacto interamericano de derechos humanos.
En esos instrumentos internacionales se establece como derecho humano, la posibilidad de votar y ser votado en procesos electorales; y a menos que los señores magistrados del Tribunal Electoral se saquen de la manga un criterio amañado, tendrían que darle la razón a Maquío y dejarlo competir. Aunque también puede suceder que se vayan por el razonamiento de la oportunidad, y digan que sí tiene derecho, pero que en virtud de los tiempos, ya no hay margen para ello. Pero habrá que ver qué es lo que resuelven.
En todos los casos, en muy poco tiempo veremos proliferar las candidaturas independientes a cargos de elección popular; y entonces sí, los partidos se verán reducidos a su justa dimensión o cuando menos a utilizar sistemas más objetivos para elegir a sus candidatos.
No negamos la existencia de ciertos riesgos en ese tipo de candidaturas, pero es preferible correr ese riesgo y tratar de reducirlo estableciendo sistemas de control más efectivos, que hacen nugatorio un derecho fundamental como es el de votar y ser votados.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".