Niños, Padres y Perros
Cuando llega un nuevo integrante a la familia en ocasiones es difícil acoplarse al nuevo miembro. Aunque la mayoría son casos de éxito y no suele haber sobresaltos en ocasiones acoplarse es un poco más difícil. Una de las reglas básicas en tener muy presente que si el perro muerde a nuestro hijo la culpa no es ni del perro ni del niño. La única manera de evitar esto es por medio de la supervisión. El consejo en estos casos es proteger al perro del niño. Un niño no siempre está consiente de lo que hace, y el adulto debe enseñar al niño a respetar al perro. Con el tiempo el niño entenderá que hay que cuidar y respetar a las mascota. Siempre debemos tener presente que los niños aprenden lo que ven.
Los perros con el tiempo y la convivencia aprenden a mantener la calma, a estar tranquilos y a jugar sin morder al niño. Si por alguna razón notamos que alguno de los dos está comenzando a sentirse agobiado lo más prudente por hacer separarlos con tranquilidad. Aunque lo ideal es no tener que llegar a este punto. Lo que se le enseñe a un niño sobre las mascotas es esencial para el respeto que le tendrá de adulto. Aunque el lenguaje y la manera de ver el mundo son diferentes, el respeto es el mismo. Con el tiempo y la madurez el perro se guía por el instinto, pero el niño; ahora hombre, se guía por la razón. Desde pequeños hay que asegurar que esa razón estará enfocada hacia el respeto a los perros y a las mascotas.