De aprobarse en estos días la Iniciativa Preferente presentada al Congreso por Felipe Calderón para modificar la obsoleta Ley Laboral, quedará como uno de los logros legislativos más transcendentales de toda su administración.
La Reforma Laboral viene ocupando muy merecidamente la atención nacional de los últimos días por ser uno de los cimientos del progreso equilibrado de México.
El que el mundo de las relaciones obrero-patronales sea tan complicado por los muchos ángulos e intereses que hay que conciliar, hizo necesario que la reforma fuese vista como un todo orientado a dos objetivos claros: En primer lugar, modernizar sus disposiciones para asegurar el reparto equitativo de esfuerzos y ganancias entre los factores de la producción del país y, en segundo, proteger y mejorar la capacidad de competir en mercados cada vez más exigentes.
El tema laboral es un factor esencial para la competitividad. Especialmente cuando se endurecen las condiciones internacionales y hay fenómenos como el proyectado Acuerdo Transpacífico (TPP en inglés) y la emergencia de fuertes competidores con los que México tiene que decidir luchar con calidad y servicios si realmente quiere entrarle al juego o prefiere mantenerse a las resultas de las decisiones de empresas trasnacionales que toman a nuestro país como mera ficha de cambio.
Es curioso notar que los aspectos más torales de la reforma dirigidos a mejorar las condiciones y dignidad de trabajo, asegurar el respeto a los derechos del trabajador, y aumentar la productividad, son asuntos aceptados por los empresarios y obviamente por los trabajadores. La nueva Ley incluirá el concepto de trabajo "decente" promovido por la OIT y prohibición de todo tipo de discriminación. Los artículos relativos a la subcontratación, mecanismo de uso bastante extendido como instrumento para facilitar las operaciones empresariales, tienen por finalidad asegurar que dicho instrumento no sea para esquivar la responsabilidad del reparto de utilidades u obligaciones al Seguro Social.
Las provisiones mencionadas no han encontrado mayor problema y han tenido un paso relativamente tranquilo por las cámaras legislativas. Tampoco hubo oposición por parte de los empresarios en temas que tienen que ver con los contratos de prueba, de capacitación, la contratación por horas, o el "tele-trabajo" que se realiza desde el domicilio. Se consideran estas disposiciones como "vanguardistas" ya que significan mayor seguridad para el trabajador en materia de salarios, prestaciones y antigüedad.
Lo notorio es que las más arduas discusiones todavía en curso, son las que versan sobre aquellas partes de la Iniciativa que tienen repercusiones políticas al incidir en la vida y comportamiento de los sindicatos cuyos intereses se han identificado desde sus orígenes con el PRI o con partidos de izquierda. Es aquí donde se han entretenido los debates.
Los artículos en la iniciativa que promueven los principios de transparencia, rendición cuentas y democracia interna de los sindicatos fueron los que los diputados eliminaron en la versión que enviaron al Senado. Para sorpresa de todos, después de inesperados acuerdos los senadores del PAN, PRD, PRI y partidos aliados aprobaron el texto de la Reforma en la versión remitida o por los diputados pero, y aquí está lo importante, modificando el artículo 364 bis y el 371 para disponer que sindicatos deben garantizar a sus miembros "legalidad, transparencia, certeza, gratuidad, inmediatez, equidad, imparcialidad, respeto a la libertad, la autonomía y democracia sindical". Con este añadido se repusieron los conceptos que la cámara baja quitó.
En la Cámara de Senadores la bancada del PRI, con un sentido realista, revisió su estrategia y acabó apoyando el texto original enviado por Calderón, pero con las reincorporaciones mencionadas. Fueron las instrucciones de Enrique Peña Nieto que se impusieron al grupo del PRI. La Iniciativa con dichos temas unánimemente repuestos por los senadores regresa a la Cámara de Diputados para su discusión y posible aprobación.
Con dicha decisión, muy probablemente relacionada con las numerosas sesiones que él y su equipo de transición han sostenido con el presidente Calderón, el presidente electo podrá pasar favorablemente una de sus primeras pruebas de sexenio. De culminar con éxito la reforma laboral, Calderón tendrá el doble mérito de promotor de las "Iniciativas Preferentes" y de enseñar cómo se les da oportuno uso como armas de estrategia parlamentaria.
El adecuar los intereses económicos a la reforma laboral se acompaña de otro acierto de Calderón, consistente en modificar la Ley Federal de Contabilidad Gubernamental para controlar y tapar los agujeros a los barriles de las finanzas estatales y que los recursos que se les destina la Federación dejen de ser impunemente desviados. Esta Iniciativa ya fue aprobada.
Dados estos pasos, el siguiente que debe emprender la administración de Peña Nieto será una reforma fiscal completa que, al dotar de recursos al gobierno, liberará las finanzas de Pemex convirtiéndolo en una empresa redituable a nivel de las más adelantadas del mundo. Seguirán luego las demás reformas estructurales que desde hace tiempo no pudieron aprobarse por razones que bien conoce el PRI.
juliofelipefaesler@yahoo.com