EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

El pacto de civilidad

GILBERTO SERNA

Si mucho me apuran, el mentado pacto que propone el IFE no viene siendo otra cosa que un acuerdo para que los signatarios se vean obligados a aceptar a chaleco los resultados electorales, sean los que sean. Es un grillete que pretende impedir que los partidos políticos y sus candidatos se inconformen con los resultados del proceso se hayan cometido chapucerías o no. Velis Nolis, expresión latina que significa: quiérase o no, de grado o por fuerza. A fortiori con mayor razón. Lo que se pretende es algo que no necesita aclaración, dicen temer que se desborden las pasiones. (Viendo lo que está sucediendo se tiene la sensación de estar viviendo una experiencia ya vivida. Esa extraña sensación de haber vivido antes una determinada situación es llamada por los franceses déjá vu, que en nuestro idioma sería lo ya visto; el término científico es promnesia. De repente el presente e transforma en pasado. Los neurólogos lo consideran una alteración de la memoria. Usted o alguien cercano lo ha sufrido, que sin que venga al caso tiene usted la percepción, con cierto sobrecogimiento, que ya ha estado anteriormente en un lugar que usted nunca había visitado o que la conversación que tiene con una persona ya la había sustentado anteriormente)

Se trata de sujetar las decisiones de los partidos que hayan perdido las elecciones impidiendo tomar medidas que desquicien el orden público. Lo cual es loable si fueran decisiones justas poselectorales justas. Aunque viéndolo bien, no es algo necesario expedir más documento como no sean los que provengan de la ley aprobada por el Poder Legislativo o sea, en su caso, sólo sería conveniente aplicar la ley. Ahora que si los partidos voluntariamente y sin presiones deciden adoptar otras reglas están en su derecho de hacerlo. Pero si deciden no adherirse al pacto también estarán en su derecho de no suscribirlo. Los partidos están conscientes de lo que ha ocurrido en el pasado. Dicho coloquialmente no se chupan el dedo. De lo que ocurrió en elecciones pasadas, en que se tuvo la impresión que se quiere impedir, a cualquier costo que la izquierda llegue al poder, no obstante tenga a su favor el consenso popular, de ahí que no haya una confianza de que las instituciones puedan en el futuro mantenerse ajenas. Lo mejor que podría pedirle es que no haga cosas buenas que parezcan malas.

Por otra parte, ocupando su lugar como expresidente Vicente Fox no tuvo empacho en divulgar que la posición que tiene actualmente la candidata de PAN no garantiza que pueda ganar la contienda. Que para reafirmar la voluntad popular se debe votar por el puntero con lo que se asegurará su triunfo. Hoy se perfila un ganador y por el bien de México debemos apoyarlo. Que López Obrador atenta contra la democracia pues es él quien "manda al diablo las instituciones", que quien puede creer en el que hace 15 años incendiaba pozos petroleros, el mismo que paralizó con un plantón el corazón de la capital mexicana. Esto en una carta dirigida a sus amigas y amigos. No se alcanza a columbrar qué calle busca, lo único es que revela que su odio a AMLO no ha decaído al paso de los años. Qué deja ver su no escondida animadversión hacia los hombres que nos dieron patria, cuando ordenó fuera sacado de sus oficinas presidenciales el retrato del benemérito de las Américas por el solo hecho de tener raíces indígenas.

Bien, volvamos al pacto de civilidad. Yo estoy por creer que ni aun firmado el dichoso acuerdo, arrodillados en pleno suelo, con los brazos abiertos, detendrá a alguno de los que declare el IFE como perdedores, esto es, que dudo mucho hagan honor a su firma quienes desde ahora están hablando de que se está maquinando un fraude electoral. Lo mejor son las cuentas claras y el chocolate espeso, del que hablaban nuestras abuelitas y para eso debería estar "al hacha" el Instituto Federal Electoral. Estamos aún a tiempo. Los ánimos a estas alturas están muy enconados, más nos vale serenarnos. Y no me refiero a las cabezas, que hasta donde sé son seres humanos que actúan de buena fe. Me intranquilizan las ambiciones frustradas de los seguidores de cada uno de los candidatos. Mucho hemos avanzado desde aquellos lejanos años, tiempos en que salían desgañitándose los encargados de una casilla pidiendo la intervención de la Plicía porque unos forajidos acababan de robarse una ánfora. En fin, ahora los métodos serán más refinados, pero no dejan de ser una burla a la voluntad popular.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 754680

elsiglo.mx