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El país del 'no pasa nada'

ALFONSO ZÁRATE

Wal Mart fue un corruptor creativo y agresivo, que dio grandes sumas para obtener lo que la ley prohibía.

-The New York Times

HSBC y sus ejecutivos despejaron el camino para que grandes cárteles internacionales de las drogas pudiesen continuar con sus operaciones. Si eso no justifica un castigo penal, no sé qué lo hace.

-Jimmy Gurulé, ex fiscal federal en EU

Dos grupos empresariales de carácter global, Wal Mart y HSBC, sustentan su exitoso desempeño en una agresiva política: para acrecentar sus mercados todo se vale, desde la afectación de los derechos laborales de su personal, hasta la evasión de impuestos, el lavado de dinero y el reparto de jugosos sobornos para infringir las normas y ponerlas a modo.

Los hechos denunciados en una investigación publicada el pasado 18 de diciembre en The New York Times, de la autoría de David Barstow y Alejandra Xanic von Bertrab, interpelan a los honorables funcionarios de cuello blanco de Wal Mart que despliegan acciones ilegales y urden los mecanismos para disfrazar estos pagos millonarios; pero también a los servidores públicos municipales, estatales y federales que, a cambio de sobornos, adecuan los planes estatales y municipales de desarrollo urbano a los intereses de los inversionistas, aunque esto se traduzca en duros impactos urbanos o ambientales.

En la trayectoria de Wal Mart sobresalen dos casos: una tienda ubicada en los alrededores de la Basílica de Guadalupe y otra en la zona arqueológica de Teotihuacán. Detrás de las autorizaciones para estas controversiales construcciones estuvieron pagos de millones de pesos a funcionarios que permanecen impunes.

Wal Mart informa que está en proceso una investigación encargada por ellos mismos y que no hará comentarios sobre el tema mientras ésta no concluya. Le apuestan a la brevedad de la memoria y a que un nuevo escándalo tape éste. Pero la investigación de hechos de esta naturaleza no puede quedar en los estrechos e indulgentes límites de las propias corporaciones. Algunos analistas justifican estos hechos criminales bajo la lógica de que las empresas tienen que adecuarse al modus operandi nativo, como si las grandes corporaciones no supieran nada de sobornos (en sus países de origen las llaman public relations). Otros parecen justificarlas porque son grandes empleadores.

Como en el caso de los sobornos de "clase mundial" a altos directivos de la CFE descubiertos en Estados Unidos (recuérdese a Néstor Moreno Díaz), o en los de Tyson Foods, de Siemens o de HSBC, sancionados por sus prácticas corruptas en nuestro país, en México las instituciones creadas para prevenir y sancionar estos comportamientos no hacen nada o casi nada. No hay dudas de que padecemos una corrupción crónica y de que un complejo entramado de disposiciones (leyes, reglamentos, circulares, etcétera) parece diseñado para favorecer estas prácticas. Pero no estamos condenados a perpetuarlas.

En las áreas de adquisiciones y contratos, sobre todo de obra pública de la SCT, Infonavit, IMSS, Pemex, Conagua y CFE, entre otras, se ubican muchos de los funcionarios especializados en asignaciones directas o en armar licitaciones "a modo" para excluir a competidores y facilitar que la firma elegida -la que ofrece las mejores comisiones por debajo de la mesa- se lleve el contrato. Algunos funcionarios de organismos públicos se hicieron millonarios a partir de los regalos de contratistas agradecidos: en algunos casos, de obras tan valiosas como las de José María Velasco o Diego Rivera.

En México existen hechos delictivos pero no culpables. Se descubren plantíos de drogas ilícitas, se detectan ductos de Pemex "ordeñados", se conocen sobornos millonarios… pero casi nunca hay culpables. Como afirma Gabriel Zaid, la Comisión Nacional Bancaria le impuso a HSBC una multa ridícula de menos de 30 millones de dólares y cerró el caso, no hay responsabilidades penales.

-Posdata

Sé que es mucho pedir, pero creo que en 2013 todos tenemos mucho qué hacer para dejar de ser el país de los presuntos culpables, de los "fuertes indicios", del "ya merito", el país del crimen sin castigo, del "no les pido que me den, nomás que me pongan donde hay", y empecemos a ser un país de valores, en el que se respete la Ley.

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