La polémica en torno a la transmisión del debate de los candidatos a la Presidencia de la República demuestra una vez más el inmenso poder de las televisoras privadas de México.
Los mexicanos han luchado muchos años para construir un sistema democrático que es todavía frágil e imperfecto y que ahora desprecian las dos grandes cadenas de televisión.
Mientras Televisa enviará el debate presidencial a uno de sus canales secundarios, TV Azteca lo secunda y opta por transmitir un partido de futbol en su canal principal, cancelando con ello la posibilidad de que muchos mexicanos conozcan mejor a los aspirantes a la Presidencia de la República.
El dominio de las televisoras se evidencia no sólo en estas decisiones sino además en la manera de manipular una buena parte de las opiniones vertidas por comentaristas de radio, prensa y desde luego televisión que están directa o indirectamente en la nómina de los consorcios presididos por Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean.
Es cierto que el Instituto Federal Electoral escogió el horario estelar para el debate, es decir de 8 a las 10 de la noche, tiempo del centro, y que cuenta con limitaciones legales para obligar a las estaciones televisivas a enlazarse a este evento político.
También es verdad que los debates son aburridos y poco atractivos para el público en general y más todavía por el formato rígido y acartonado que se escogió en esta ocasión en base a las negociaciones entre los partidos y el Instituto Federal Electoral.
Pero este programa en donde los cuatro candidatos presidenciales tendrán oportunidad, en tiempos iguales, para exponer sus planes, ideas y para cuestionar a sus contrincantes, representa para muchos mexicanos una oportunidad única para tomar la decisión final de su voto.
El primer de los dos debates acordados se transmitirá el próximo domingo 6 de mayo por televisión abierta en el Canal 11 y el Canal 22, mientras que Televisa lo pasará por el Canal 5 y TV Azteca por el Canal 7.
Esto significa que muchas poblaciones de México en donde no llegan los canales 5, 7, 11 y 22, pues simplemente se quedarán sin esa oportunidad y si acaso habrán de conformarse con escucharlo por radio o leerlo al día siguiente en los medios impresos.
Se podrá seguir a través de Internet en donde seguramente será transmitido por el IFE u otros portales, pero antes habría que preguntar cuántos mexicanos tienen acceso a una red de Internet de calidad suficiente para ver televisión en vivo.
Por suerte en esta controversia han surgido voces sensatas e inteligentes que van más allá de ubicar el tema como parte de la libertad empresarial de las televisoras para decidir lo que les conviene transmitir.
El escritor Enrique Krauze criticó a Ricardo Salinas por su postura arrogante y recordó que "la televisión privada es una concesión pública, que por definición debe servir al interés público".
Krauze añade que los debates presidenciales "son el instrumento imprescindible -de hecho, el único-para que el ciudadano pondere no sólo las ideas, la visión y el programa de los candidatos, sino su temple, su carácter, su inteligencia, sus sentimientos y pasiones".
En contraste Sergio Sarmiento, quien es articulista nacional y colaborador de TV Azteca, menciona que las televisoras han regalado demasiado tiempo a los partidos gracias a la Ley Electoral del 2007 y que están en su derecho de negarse a entregar sus mejores horarios.
Y luego advierte sobre los extremos de caer en las cadenas nacionales al estilo de Hugo Chávez en donde se obliga a todos los ciudadanos a escuchar su discurso.
En este caso no se trata de una cadena nacional ni de poner a hablar a un dictador como Chávez, sino de escuchar las opiniones de un grupo de cuatro mexicanos de donde surgirá el presidente de nuestro país para los siguientes seis años.
Esperemos que antes del domingo se encuentre una salida sensata a los desatinos de Salinas Pliego y en general de las televisoras privadas. De lo contrario cobrará más fuerza la versión de que detrás de esta negativa a privilegiar el debate está el deseo de proteger al candidato predilecto de TV Azteca y Televisa.
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