Su principal propósito de campaña fue ser “presidente del empleo” y fracasó. A los pocos días de asumir el poder comenzó su guerra contra el narcotráfico y a casi seis años de choques entre las Fuerzas Armadas y los delincuentes, el saldo es de desastre, con 70 mil muertos.
Le quedan a Felipe Calderón dos meses y cinco días con la banda tricolor, tiempo que debiera dedicar a curar las profundas heridas que deja a la nación. En vez de eso realiza una “gira de trabajo” a Washington y Nueva York, la cual proyecta continuar en naciones de Europa, sin faltar España, por supuesto.
El avión presidencial a Estados Unidos fue escoltado por cazas F-5 de la Fuerza Aérea Mexicana y Calderón dijo que le sorprendió ese “homenaje” porque no sabía nada. Pero las filmaciones del Presidente viendo desde su asiento las aeronaves de propulsión y las externas del conjunto aéreo revelan la maquinación.
SEGÚN EL INEGI, la tasa de desocupación en México es de 5.39%. O sea, 2 millones 743 mil hombres y mujeres carecen de trabajo. En esto no son incluidos los 14millones de vendedores callejeros y las cifras pudieran estar maquilladas si ese organismo es presidido por Eduardo Sojo, el primer secretario de Economía de Calderón, que se elevó el sueldo a 204 mil 774 pesos mensuales en cuanto arribó al organismo “autónomo”.
Sobre inseguridad, los conteos de muertos del narcotráfico son interminables.
Cada fin de semana las cifras oscilan entre 30 y 60 ejecuciones, lo cual sólo importa a familias de las víctimas.
Anteayer se supo de siete hombres desmembrados y calcinados en Michoacán, pero esa “noticia” se redujo a uno o dos párrafos en los periódicos. Las masacres son echadas al olvido de un día a otro.
Inseguridad y desempleo son grandes fracasos del panista Calderón, sin olvidar el ínfimo crecimiento económico, el desastre de la industria petrolera, la carestía de la vida y el peligro de desabasto alimenticio —como sucedió con los huevos— alarman al país.
Sin embargo, el mandatario mexicano se fue de viaje, sin posibilidad de ver al presidente Barack Obama, como pretendía. ¿Para qué lo recibiría? ¿Acaso destaparían la cloaca del tráfico de armas a México, la del escándalo de Rápido y furioso?
Calderón convive con personajes del primer mundo y da la espalda a América Latina, luego de que los presidentes “hermanos” rechazaron su propuesta para integrar un tratado comercial común de países del Sur del Río Bravo con Estados Unidos, política calificada de subordinación hacia el poderoso imperio.
EL PRESIDENTE ELECTO, Enrique Peña Nieto, visitó Guatemala, Colombia, Chile, Brasil, Argentina y Perú con el fin de reconstruir las relaciones con Latinoamérica. Percibió que México perdió el liderazgo de antaño y se requiere de intenso trabajo para recuperar lo perdido.
En Colombia recibió Peña abundante información de cuanto se ha hecho allá para combatir al hampa y seguramente aceptará asesoramiento de ese país para armar una estrategia de combate, en vez de mantener a las Fuerzas Armadas en enfrentamientos estériles. Las mafias tienen bajo terror a varios estados, como Sinaloa, donde fueron decapitados y castrados algunos individuos.
Óscar Naranjo, exjefe de la Policía nacional colombiana, denunció la campaña en su contra de cárteles de las drogas por aceptar el asesoramiento a Peña. Eso pone en peligro su vida y las de funcionarios que participen en la nueva campaña contra el hampa.
La situación es de pánico y el próximo gobierno deberá enfrentar el problema con inteligencia ante el fracaso del panista viajero.
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