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El presidente sale del clóset

GENARO LOZANO
"A partir de hoy, muchos niños varones podrán soñar tanto con la idea de ser presidente de Estados Unidos como con la de ser su esposo".— Max Mutchnick

Era el comienzo del año de 1953, para ese momento Estados Unidos ya tenía un enemigo mundial claro: la Unión Soviética. Empujado por el fervor anticomunista de legisladores como Joseph McCarthy, el 27 de abril de ese año el presidente estadounidense Dwight Eisenhower firma la orden ejecutiva 10450 por la cual prohíbe la contratación de cualquier persona que pudiese ser un "riesgo a la seguridad". Esta política incluía sólo al Departamento de Defensa y al de Estado previamente y la orden de Eisenhower la extiende a todas las secretarías federales. La otra novedad es que la lista negra ahora incluía también a los "perversos sexuales" -léase a los homosexuales.

Los años sesenta tienen una enorme carga simbólica para la política en Estados Unidos. Fue la década de la protesta y la disidencia, de nombres como Martin Luther King Jr., Betty Friedan, César Chávez, de organizaciones como los Black Panthers, de la pastilla anticonceptiva -fabricada originalmente en México- del movimiento pacifista, del sexo libre y de los primeros grupos de liberación homosexual, herederos de nombres como Henry Gerber y la Mattachine Society, entre muchos otros.

Desde ese momento, varios presidentes se han visto forzados a hablar sobre los derechos lésbico-gays-bisexuales-transgénero (LGBT). A inicios de los ochenta, la crisis del VIH-Sida mueve al activismo a demandarle al presidente Ronald Reagan presupuesto para la investigación médica. Reagan se tarda cinco años en mencionar siquiera la existencia del VIH. Una generación desaparece por el virus y por la negligencia del Estado, como magistralmente narra Susan Sontag en un cuento titulado "The Way We Live Now", publicado en noviembre de 1986 en la revista The New Yorker.

Los primeros antirretrovirales y la nueva década de los noventa traería nuevas demandas para el movimiento LGBT. Ahora comienzan las demandas de uniones civiles, después de matrimonios con todo y adopción, se habla con más intensidad de los derechos de las personas trans, de leyes de identidad de género, de no discriminación en el Ejército, de leyes contra el acoso estudiantil, que había matado a Matthew Shepard, en 1998.

Es la primavera de 2004, un joven Barack Obama responde por primera vez la pregunta de si está a favor del matrimonio gay y lo hace de manera negativa. El entonces aspirante a una curul en el Senado dice que sólo reconoce los matrimonios entre un hombre y una mujer. Es el año en el que el presidente Bush busca una enmienda constitucional para prohibir los matrimonios gays y en el que las encuestas siguen mostrando a una mayoría del electorado en contra del tema.

Es la primavera de 2009, Hillary Clinton entra a su despacho en Foggy Bottom, la sede del Departamento de Estado. Una de las primeras acciones que toma es enterrar el espíritu de Eisenhower: Hillary ordena que todos los empleados LGBT de su secretaría reciban los mismos beneficios sociales y prestaciones que las parejas heterosexuales. De ahí, Obama ordena lo mismo para todas las secretarías de su gobierno. Un año después, en su discurso del Estado de la Unión, Obama anuncia que buscará el fin de la política contra gays y lesbianas en el Ejército. En septiembre de 2011, cumple.

A fines de abril pasado, la encuestadora Gallup muestra cómo a nivel nacional por primera vez un 53% de los estadounidenses apoya los matrimonios gays contra un 47% que dice estar en contra. Los vientos cambiaron en menos de 10 años. Aún así, el presidente escucha a asesores decirle: "no es un tema relevante", "te va a restar votos de independientes" "hay siete estados que están en contra del matrimonio gay". "No te conviene".

Casi 60 años después de la orden ejecutiva de Eisenhower, la mañana del 10 de mayo de 2012, Barack Obama se convierte en el primer presidente en funciones en la historia de Estados Unidos en responder claramente: "he estudiado mucho este tema y estoy a favor del matrimonio entre parejas del mismo sexo".

Obama se disculpa por su zigzageo. Presionado también por miembros de su gabinete, como Hillary Clinton y Joe Biden, Obama traslada su campaña electoral de 2004 a 2012. Casi dos millones de dólares ingresan a los fondos de su campaña de reelección una hora después del anuncio. Obama se adelanta a la discusión que en el verano o en el otoño próximo tendrá la Suprema Corte de Justicia sobre el tema. Un día después, un editorial del New York Times dice: ya no hay marcha atrás. En 10 años más, las fotos de quienes están todavía hoy en contra del matrimonio igualitario se verán tan intolerantes como las de quienes estaban en contra del voto de la mujer a principios del siglo 20 o como las de quienes rechazaban los matrimonios entre blancos y negros en 1950. El presidente ha salido del clóset.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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