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El reto de Peña

En tres patadas

DIEGO PETERSEN FARAH

Mañana regresa el PRI a Los Pinos después de doce años de estar en la banca. Hay en el ambiente una mezcla de dudas, esperanzas, hambre, desconfianza, depende de dónde se esté parado. Para los priistas, vapuleados durante los últimos 15 años, desde la derrota histórica en la elección intermedia de 1997 cuando perdieron por primera vez la mayoría en la Cámara de Diputados, el regreso viene acompañado de un gran orgullo, pero también de una sed de venganza que no ocultan: como nos trataron serán tratados. Para otro grupo importante de mexicanos el regreso del PRI se lee como un fracaso generacional: años de lucha para lograr la transición a la democracia, para sacar al PRI de Los Pinos, y en apenas poco más de una década dar "el salto atrás".

El PRI que regresa no es el mismo que se fue, como tampoco podemos decir que es un partido absolutamente distinto y redimido. Durante estos doce años el PRI siguió gobernando muchos estados del país y dio muestras de eficiencia política, el oficio ahí está, pero también de ciertas alergias que persistentes en el ADN tricolor, como la falta transparencia y la negación de la ciudadanía; el PRI se siente más cómodo dialogando con clientelas que con ciudadanos. Los estados gobernados por PRD y PAN han sido en general mucho más abiertos y han desarrollado una sociedad civil más activa. Los estados gobernados por el PRI han sido más eficientes políticamente. Pero lo más importante es que el PRI que regresa mañana a Los Pinos no volverá a ser el mismo por una sencilla razón: el país no es el mismo.

Por el estilo personal de gobernar de Enrique Peña Nieto podemos esperar dos cosas positivas: un buen equipo de gobierno y eficiencia política. A diferencia de Felipe Calderón que desconfiaba hasta de su sombra y se terminó refugiando en un equipo de colaboradores-amigos, Peña armará un gabinete de alto nivel. Si una virtud tiene este político con fama de superficial y poco profundo es su capacidad de escuchar y conducir equipos complejos. El momento económico de México es muy interesante. Un mezcla de disciplina y buenas decisiones a lo largo de los últimos tres sexenios (uno de PRI y dos del PAN) aunado con un contexto internacional favorable, son una oportunidad de oro. Ningún presidente había recibido el país en un momento económico como el actual.

Peña toma un el timón de un barco fuerte, bien armado y con viento a favor. El problema es la tripulación, una sociedad desconfiada y agraviada por la violencia. El reto de Peña es, pues, fundamentalmente político.

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