Como ya es septiembre, comparto con ustedes algunos párrafos que armé con información del libro Hidalgo. La vida del héroe, de Luis Castillo Ledón. Una biografía del cura Hidalgo bien investigada, de más de mil páginas, utilizada como referencia en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. En esta primera entrega, tres personajes:
Miguel Hidalgo y Costilla. En contraste con el "anciano venerable", el "genio de libertad" y la "sombra augusta y generosa" que perfilan algunos biógrafos, existen documentos que retratan a Miguel Hidalgo como un hombre interesado en la libertad y el conocimiento pero a la vez jugador, mujeriego e incluso promotor de cruentas ceremonias en donde se degolló a cientos de españoles, según señalan expertos en el personaje. Además, destacan que las diferencias y enfrentamientos que tuvo Hidalgo con otros protagonistas de la lucha de Independencia fueron tales que hubo serios intentos de asesinarlo promovidos por Ignacio Allende y otros líderes insurgentes.
Ignacio Allende. A Ignacio Allende se le recuerda como un hombre que imponía a sus subordinados una férrea disciplina, ¿al grado de emprenderla a cañonazos contra quienes desobedecían sus instrucciones?, pero testimonios de la época lo describen como un hombre "resuelto, precipitado, de valor, muy inclinado al juego y a las mujeres y a toda clase de disipaciones".
Protagonista de una brillante carrera militar en el Regimiento de la Reina y miembro de una familia de abolengo, es reconocido como el estratega militar de la lucha de Independencia. Sin embargo, ha sido señalado por algunos historiadores no sólo como el culpable de varios fracasos del ejército insurgente -como los de la batalla de Aculco y del Puente de Calderón- también como "el autor de declaraciones y confesiones indignas que ameritarían el calificativo de traidor".
José María Morelos. Si bien la imagen de José María Morelos es ligada con frecuencia a la del cura Hidalgo, consta en los archivos que en realidad ambos personajes sólo se vieron una vez en la vida, el 20 de octubre de 1810. Cura de pueblo, Morelos fue un hombre que "no pudo contener los impulsos de su virilidad", que "disfrutaba de los goces prohibidos" y que "jamás se distinguió por la corrección de su vocabulario ni de su ortografía".
Más allá de estos rasgos anecdóticos, los historiadores señalan lagunas y contradicciones en la conducta de Morelos: pocos meses antes de ir a presentarse a las órdenes de Hidalgo, había recibido el edicto de excomunión contra éste y lo había fijado en la puerta de su iglesia. Además, en una carta enviada al arzobispo de México, sus feligreses se quejan de que el párroco "los compele pagar sus tributos, los regaña, se enoja y hasta los maltrata".
Twitter: @vicente_alfonso