"Urge una refundación y urge de veras que el IFE sea ciudadano. Todavía le falta mucho al IFE para llegar a eso y le toca a la ciudadanía presionar, no sólo en las calles con las marchas, sino interlocutando con los niveles de gobierno, con la autoridad correspondiente que tengamos qué hacerlo para que el IFE sea de veras una estructura ciudadana y confiable", señala Ariadne Lamont, consejera local del IFE en el distrito 05 de Coahuila.
Buscamos conversar con ella para hacer una evaluación de lo vivido en meses pasados. Porque, se mire desde donde se mire, es un hecho que las instituciones en México -particularmente el IFE- han sufrido un desgaste. Evidencia de ello son los procesos electorales, cuyos resultados son cada vez más cuestionados. Al respecto, la consejera dice: "tendríamos que tener un IFE que no deje lugar a dudas: tratándose de un proceso electoral no debería haber dudas. Siempre habrá gente que se moleste por los resultados, pero que aún molesta por los resultados, la ciudadanía diga 'me consta que no hubo trampa ahí'".
Al hacer un balance del pasado proceso electoral, Lamont dice: "lo que yo vi fue, al interior del IFE, muchísimo trabajo desempeñado por la gente que se le califica como administrativos, también algunos vocales y algunos consejeros distritales trabajaron muy duro, horas extras, jornadas extenuantes. Pero también vimos cosas muy lamentables, es un hecho que hubo compra y coacción al voto, y en eso el IFE permaneció omiso, es un árbitro que nuevamente vuelve a quedar mal ante la ciudadanía y es percibido así por gran cantidad de personas. No corresponde al IFE que necesitamos".
Como ejemplo concreto de esas fallas, señala: "tratamos de hacer un exhorto al Consejo General porque los medios electrónicos estaban realmente parcializados hacia la presencia de un partido político, hacia el candidato de un partido político y nos dijo el consejero presidente que eso era competencia del Consejo General, no de los consejos locales, que a nosotros nos tocaba el radio y la prensa escrita, y a ellos los medios electrónicos y tampoco quisieron hacer un exhorto al Consejo General. Tú puedes como persona, como ciudadano, tener filias y fobias, pero al interior del Consejo no deberían notarse".
Cada vez son más las voces que señalan que la democracia no se reduce a la jornada electoral. Que no sea fiesta de un día, sino un ejercicio constante, implica tareas específicas para los ciudadanos. Se trata de una responsabilidad en la que es preciso invertir tiempo. Al preguntarle cómo se logra esto, la consejera responde: "creo que con formación. Primero, que la gente tome la decisión de participar, que la gente diga 'el país está en tales condiciones que me toca a mí y no se lo puedo echar a nadie más, es mi compromiso'. Como ejemplos de estas acciones concretas la consejera menciona leer el Cofipe, leer la Constitución, enterarse de cómo son designados los consejeros generales, locales, distritales, querer participar y no sólo participar sino vigilar "a los que ya estamos allí como consejeros, ir a las sesiones de Consejo, ver qué decimos, cómo votamos, en qué sentido votamos, cuestionar también a los consejeros porque somos personas que estamos representando a la ciudadanía pero no estamos completamente gratis, estamos recibiendo una dieta y es importante que la gente lo sepa, porque esto le cuesta a la ciudadanía".
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